En 2021, el organismo ONU Turismo (ex OMT) distinguió a este pequeño y remoto pueblo argentino como uno de los más lindos del mundo, en el marco del programa Best Tourism Villages. ¿La razón? Su belleza natural, su historia, su identidad cultural viva y su compromiso con el turismo sostenible. Desde entonces, ese rincón escondido de las alturas jujeñas pasó a ocupar un lugar destacado en el mapa turístico internacional, sin perder su esencia rural.
Caspalá se encuentra en el departamento Valle Grande, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Por mucho tiempo fue prácticamente inaccesible: hasta 2008, sólo se podía llegar a pie o a caballo por caminos de cornisa entre cerros. Ese aislamiento lo protegió del avance de las urbes y permitió que se conservaran intactos sus valores patrimoniales, paisajes y costumbres. La gran transformación llegó con la inauguración de la Ruta Provincial 73, que lo conectó con Humahuaca y lo hizo accesible por vía terrestre.

Lejos de los lujos y grandes desarrollos turísticos, Caspalá propone otra forma de viajar: más consciente, más cercana. Los visitantes suelen alojarse en casas de familia, comparten las comidas típicas y participan de la vida comunitaria. Entre sus atractivos más valorados se encuentran la Iglesia Santa Rosa de Lima, construida en la década de 1840 con campanas traídas desde Perú, y los circuitos arqueológicos de “El Antigüito” y el casco histórico, ambos formados por casas de adobe y piedra.
Además, desde Caspalá es posible acceder al Camino del Inca y a la Serranía de Hornocal, una de las postales naturales más imponentes del norte argentino. Cada 30 de agosto, el pueblo celebra su fiesta patronal con música, bailes, comida típica y mucho color andino. No hay hoteles ni grandes servicios turísticos: el lujo aquí es la calma, el aire puro, la cultura viva y el paisaje.

Este reconocimiento de ONU Turismo no solo le otorgó visibilidad, sino que abrió nuevas oportunidades para los habitantes. "Nos llena de alegría este reconocimiento tan importante", expresó en ese momento Matías Lammens, entonces ministro de Turismo y Deportes. "Seguimos trabajando para promover el desarrollo de territorios y comunidades a partir de sus valores naturales, con respeto por la autenticidad sociocultural y los ambientes naturales".
Caspalá es mucho más que un destino: es un testimonio vivo de una Argentina profunda, resiliente y hermosa, que merece ser conocida y cuidada.
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