Hace más de 25 años que Bárbara Diez transforma sueños en realidades organizando casamientos y eventos que trascienden lo esperado. Con una carrera marcada por la excelencia, su firma es sinónimo de sofisticación, elegancia y una filosofía estética que prioriza lo esencial: "menos es más". Sin embargo, incluso para alguien con tanto recorrido, hay eventos que sorprenden y marcan un antes y un después. Es decir: Bárbara Diez sigue sumando hitos a su carrera profesional.

En esta oportunidad, el escenario fue Dragón Blanco, el espacio recientemente inaugurado en Costanera Norte que fusiona arquitectura vanguardista con alma setentosa gracias a Caramelo, su disco interna que es un viaje en el tiempo. Allí se reunieron los grandes nombres del mundo de los eventos: Claudia Villafañe, María Florencia Llaneza, Clara de Laferrere, Marisa Tenguerian y, por supuesto, Bárbara Diez, en una jornada repleta de gastronomía de autor, networking auténtico pero, sobre todo, de una energía inspiradora.

En un contexto festivo sin perder lo profesional, los referentes del sector compartieron miradas sobre el futuro de la industria: desafíos, nuevas generaciones de novios, experiencias sensoriales y sostenibilidad. Todo, mientras descubrían la propuesta de dos marcas que están dando que hablar: Tigre Morado y FABRIC.

Tigre Morado, con su cocina de raíces andinas y alma contemporánea, ofreció una degustación que combinó sabores intensos, texturas atrevidas y un storytelling que conecta con la tierra y la identidad latinoamericana. Tigre Morado se caracteriza por una estética que dialoga con el arte y la cultura.

Por su parte, FABRIC presentó su visión de los eventos como experiencias integrales. Este multiespacio, pensado como una “fábrica de emociones”, se posiciona como una de las propuestas más innovadoras para celebraciones que buscan romper moldes sin perder elegancia. Con tecnología de última generación, diseño versátil y un enfoque curatorial, FABRIC representa la nueva era de los eventos boutique.

Bárbara, quien fue reconocida como una de las 100 mejores planners del mundo por el Destination Wedding Planners Congress en Doha, donde recibió el galardón de manos del Ministro de Turismo de Qatar, no solo disfrutó del reencuentro con colegas, sino que también encontró inspiración en estos nuevos aliados del sector.

Autora del libro Arquitectura de una Boda y productora ejecutiva de la serie Planners (Disney+), Diez está ahora enfocada en visibilizar pequeños hoteles con encanto a lo largo de América, ideales para bodas íntimas con personalidad. Además, en agosto de 2025, lanzará su esperado seminario virtual, una oportunidad única para que profesionales de toda la región accedan a su conocimiento y experiencia.

Esta noche en Dragón Blanco confirmó que cuando la pasión, el talento y la innovación se encuentran, el futuro del rubro eventos está asegurado y promete sorprendernos cada vez más.
Un viaje sensorial sin escalas
La llegada de Tigre Morado y Fabric Dragón Blanco no es un hecho aislado, sino parte del renacer gastronómico y cultural de la Costanera Norte. Este corredor histórico, que alguna vez fue sinónimo de carritos, parrillas tradicionales y salidas familiares, hoy vive una transformación profunda. Bajo el impulso del proyecto “Distrito Joven”, se consolidó como un polo de propuestas innovadoras que combinan buena mesa, diseño de autor, coctelería de alto vuelo y entretenimiento.

Durante décadas, la Costanera fue un punto clave en la vida nocturna porteña, con íconos como Happening, Gardiner y Los Años Locos. Pero tras un período de declive en los ’90, resurge con más fuerza y sofisticación que nunca. Nuevos espacios como Enero, Costa 7070 y Ribs al Río marcaron el camino. Ahora, el Grupo Fabric redobla la apuesta con una experiencia que eleva aún más la vara.

La apertura de estos dos restaurantes bajo una misma estructura —que simula las olas del río con maderas curvas blancas— resume la nueva identidad del lugar: un mix entre paisaje, cocina de autor, ambientación sensorial y espíritu festivo. Así, la Costanera deja de ser solo un paseo, para convertirse en un verdadero destino.