Fue parte de "MasterChef" y tras salir del reality tuvo una gran idea: así es hoy el increíble presente de Nacho Feibelmann – GENTE Online
 

Fue parte de "MasterChef" y tras salir del reality tuvo una gran idea: así es hoy el increíble presente de Nacho Feibelmann

Nacho Feibelmann. Masterchef
El joven rosarino recuerda con orgullo su paso por la competencia televisiva y le cuenta a GENTE cómo es emprender en el rubro gastronómico en la Argentina de hoy.
Gastronomía
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Desde que era chico, Nacho Feibelmann supo que había algo más en el fuego que salía de las cocinas de su familia. Todos lo notaron siempre y se lo hicieron saber: su lugar estaba detrás de las hornallas. Hasta que un día finalmente lo asumió y decidió apostar todo para vivir de su gran pasión.

Su nombre quedó escrito en las famosas cocinas de Masterchef (Telefe), donde mostró su saber gastronómico a todo un país, mientras fue calificado por la crítica mirada de Donato De Santis, Germán Martitegui y Damián Betular y a partir de ahí su vida dio un giro.

En charla con GENTE, confiesa que una revolución personal e introspectiva lo hizo renunciar a su trabajo de oficina y apostarlo todo por abrir su propio restaurante en la ciudad de Buenos Aires.

Nacho Feibelmann durante su paso por MasterChef.

-¿Qué te quedó después de MasterChef? ¿Sentís que te cambió la vida?

-Siento que fue un punto de inflexión en mi vida 100%, porque a partir de eso cambiaron un montón de cosas. De hecho, tuvo mucho que ver con lo que hago hoy y el restaurante que tengo. Aunque el boom del programa dura un tiempo y lo aproveché como todos, después tuve que salir como cualquier comerciante que se pone un negocio a hacer relaciones comerciales, con proveedores de cero, con todo de cero, porque una cosa es la tele, los realities, y otra cosa es la, no sé, más la gastronomía, gastronomía real. Pero sí me sirvió mucho en lo personal y fue un momento de despegue.

Nacho renunció a su trabajo de oficina para abrir su propio restaurante

-¿Pero tu idea de tener tu propio restaurante venía antes de MasterChef?

- Sí... Antes había trabajado en cocinas en Barcelona, España, también acá en Argentina, pero siempre había postergado ese plan por H o por B y digo "che...". Hasta que después de MasterChef dije: "Es momento de hacer algo con esto que había empezado" y fue entonces que di el paso para comenzar haciendo pastas de diseño a domicilio. Me junté con amigos que sabía que podían sumarse al proyecto y se fue dando todo.

-¿Cuánto tiempo pasó desde esa reunión hasta la apertura del local?

-Mirá yo en ese momento trabajaba en Warner en el área de media management, donde me encargaba de todo el contenido multimedia que salía, y llegué un día que estaba poniendo subtítulos y dije: "No tengo ganas de hacer esto, quiero hacer otras cosas". Fue un empujón para asumir que tenía que hacerme cargo de lo que realmente me gustaba. Así que di el preaviso de 15 días y me fui.

Nacho renunció a su trabajo de oficina para cumplir su sueño.

-Un salto bastante arriesgado...

-Yo creo que lo más difícil que hice fue venirme de Rosario a Buenos Aires en 2016, sin contactos, sin un mango, sin nada. Vine con una ayuda que me daba mi papá, que me alcanzaba para alquilar una habitación, con un chico que me subalquilaba y arrancar de cero a los 22 años... Después en 2019 me fui a Barcelona también sin nada asegurado. Entonces cuando estás acostumbrado a manejarte con poco, o que no tenés tanto que perder, te sentís un poco más libre para arriesgar o tomar decisiones de este tipo.

-En un posteo de Instagram hablabas de "habitar desde el deseo, porque desde el corazón salen cosas grandes...".

-Uy, sí, se me puso la piel de gallina. Lo sigo creyendo así. Porque para mí el desafío más grande, y creo que lo va a ser siempre, es habitar desde el deseo y el deseo es dinámico.

-Con Carmen, tu restaurante, ¿te pasa eso?

-Totalmente. La idea es siempre ir buscando levantarte y elegir lo que hacés todos los días más allá de los quilombos diarios, más allá de lo fácil o difícil, eso fue lo que más me llevó a crear Carmen. Pasar de un montón de laburos: de un estudio contable a Mercado Libre como partner, y así por un montón de rubros. Pero siempre sentía que me faltaba algo más. Y con Carmen el deseo es dinámico, y hablo en presente porque hoy en día puedo levantarme pensando en lo feliz que soy con este proyecto.

La fachada de Carmen, el restaurante de Nacho Feibelmann.

De los recuerdos de su bisabuela a emprender en la Argentina de hoy

-¿Cómo es emprender y ser comerciante o gastronómico en la Argentina de hoy?

-Fueron dos años muy distintos. Nosotros arrancamos obra en agosto de 2023, que era un país. Y después fue pasaron muchas situaciones en el medio. Además de todo el armado del local, de tirar paredes, mover cosas, ambientar, al momento de comprar fue todo muy del día a día. Era salir a caminar y reconocer lo que me gustaba y que además iba alineado con el presupuesto. Me gusta también desromantizar el hecho de tener tu propio negocio... porque la realidad es que es un momento súper complicado en general. A nivel consumo, a nivel negocios y demás, entonces está buenísimo, es hermoso, pero ahora estamos más en el proceso de que se mantenga el local, que se establezca, que permanezca en el tiempo y en algún momento miraremos para atrás y nos regocijaremos en eso.

- ¿De dónde sale el nombre Carmen?

-Carmen es mi bisabuela. Ella vivía en la casa de abajo de donde yo me crié... Mis primeros 10 años de vida estuve muy de cerca con mi abuela y mi bisabuela. Pasaba mucho tiempo con ellas y me fui nutriendo de ese vínculo. Y hoy recuerdo, por ejemplo, de las manchitas de las manos de mi bisabuela agarrando una masa para hacer pastas y es pensar: "¿Cuáles fueron los puntos de inicio de la vida de uno para terminar haciendo esto?". Y además de eso, también quería que el restaurante tuviera un nombre brandeable, que represente algo y que a la par cuente una historia.

La especialidad de Carmen son las pastas.

-Hablando de tu bisabuela ¿qué receta recordás de esos días juntos?

-Los domingos ponía una mesa larga para toda la familia y recuerdo toda la harina extendida ahí, mientras ella iba haciendo tallarines, aunque no le ponía nombre... La verdad es que tiraba la masa hasta donde le quedaba y después la cortaba en cinta. Y me involucraba desde chico. Yo me paraba temprano esperando ese momento. Había algo de magia en todo. Además, mi abuela hacía una receta de milanesas de rana (risas). Estamos hablando de otra época... Era algo extraordinario. Y también hacía unas empanadas tan pero tan ricas que hasta el día de hoy decimos que te comenzabas comiendo una y terminabas con la docena completa. No te puedo explicar los ricas, perfectas y livianas que eran.

-¿Desde ese momento, de chico, ya sentías esa pasión por la cocina?

-Sólo te puedo decir que mi momento más feliz del día es cuando puedo prender un fuego y cocinar, pero creo que me lo tomé en serio cuando tenía 22-23 años. La cocina para mí también se convirtió en una terapia. Cuando llegué a Buenos Aires, no conocía a nadie yestaba en búsqueda de laburo en una ciudad que no es sencilla, encontraba paz al cocinar. Era el momento de encontrarme conmigo mismo.

Uno de los platos que se puede conseguir en el local gastronómico de Feibelmann.

-¿Con qué te gustaría que se queden los comensales que prueben los platos en Carmen?

-Lo que más me gusta es que encuentren autenticidad en nuestros platos... Más allá de tener platos clásicos o no, que no seamos un lugar más. Mi meta es que Carmen sea ese lugar al que eligen volver cuando quieran comer pastas y estar en familia o con amigos, como los domingos con mi abuela. Al principio habíamos arrancado con una carta mucho más acotada, más dedicada a mis platos de autor, con su toque a las brasas, como referencia a mi abuela y mi viejo que siempre estaban al fuego... y después la fui expandiendo.

-¿Qué significa para vos Carmen hoy?

-Carmen en mi vida es el resultado de una búsqueda muy larga, de habitar desde el deseo y de todas las mañanas elegir lo que haces para poder hacerlo mejor y para poder hacerlo desde el corazón y para poder hacerlo desde un lugar genuino. Me da placer ver a la gente disfrutar de nuestros platos y sueño con un futuro en el que sea un negocio de barrio. Que sea ese lugar de pastas que la gente diga: 'Che, ¿hace cuánto está acá?". Quiero que pase el tiempo y que sea un clásico que se mantenga en el tiempo. Una costumbre para las familias amantes de las buenas pastas.

Feliz y sonriente, así es hoy el presente del ex "MasterChef".

Su paso por MasterChef y los consejos de Donato de Santis

Fue en el año 2023 que un casting improvisado y la insistencia de sus amigos dio como resultado su participación en el famoso reality, donde compitió con talentosos cocineros con los que hasta el día de hoy comparte charlas, encuentros y platillos. A partir de ahí ganó gran popularidad.

-¿Cómo llegaste al casting de MarterChef?

-Empezó un poco como un chiste entre amigos... Recuerdo que la última edición del reality amateur había sido en 2015, después hubo de famosos y estaba a la espera de otra edición, ya que cada tanto un amigo, amiga o familiar me decía: "Anotate". Tenés que anotarte". Cuando llegó finalmente la promoción de la nueva temporada amateur la verdad yo estaba en mi trabajo, en otra... Pero un amigo me dijo: "O te anotás vos o te anoto yo". Y recuerdo que fue un viernes de los últimos de enero, y ya los primeros días de febrero cerraba el casting.

-Te convencieron de mandar el casting finalmente...

-Sí, yo estaba en Rosario, porque en ese momento estaba ensayando para el otro día hacer un acústico en el casamiento de un amigo y me acuerdo que en el margen entre terminar de trabajar home office un viernes a la tarde e irme a ensayar, agarré y me descargué un par de mis videos de contenido gastronómico, me puse a compilarlo, le puse un temita de voz de fondo, me grabé a mí presentándome y la verdad que llené el formulario sin muchas expectativas. Me gusta ser así, natural y dejar que las cosas fluyan. Si sale, sale.

-¿Y cuando recibiste la confirmación cómo reaccionaste?

-Lo mandé y no era algo que tuviese en la cabeza a la espera de una respuesta, sobre todo porque hice el casting bastante al margen de la fecha. Lo mandé el viernes y el lunes me contactaron. Me convocaron para el martes, es decir al día siguiente para la primera etapa del proceso de selección y tuve que pensar en la primera receta que iba a presentarles, todo bastante a contrarreloj.

Feibelmann se destacó en las cocinas de MasterChef.

-Las pastas siempre fueron tu fuerte...

-La realidad es que en medio del programa pensé en que quería que la gente se quedara con algo de mi cocina, tener mi propia identidad... Porque si bien todos teníamos protagonismo durante las galas, más allá de lo que se mostraba en el reality, quería dejar una huella, que la gente me recordara por algo y fue entonces que decidí hacer pastas.

-Además, tenías la vara muy alta con Donato en el jurado...

-Re, me gusta complicármela. Por ejemplo, el día del casting llevé orecchiette, hecho a mano... Me puse toda la tarde a hacerlos, y es una pasta súper artesanal a mano. Fui con eso y un pesto de brócoli con anchoas.

-¿Recordás algún consejo que te haya dado Donato sobre las pastas?

-Yo uso bastantes emulsiones con manteca y me acuerdo que un día me explicó bien cómo llegar a la emulsión... porque a veces me pasaba de temperatura. Me dijo fuera de cámara: "Che, a vos que te gusta esto, fijate en cantidad de la manteca, usala de esta forma" y lo tomé totalmente. Y en relación a la pasta como tal, me recomendó hacerla más finita.

Otro de los platos del local de Feibelmann.

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