Los geranios son un clásico de balcones, patios y ventanas. Su popularidad no es casual: se adaptan bien a casi cualquier clima, resisten el sol directo y regalan flores durante gran parte del año. Además, algunas variedades desprenden un perfume suave y fresco que transforma cualquier ambiente. Con unos pocos cuidados, pueden convertirse en protagonistas de la decoración del hogar sin exigir demasiada atención.
Lo primero a tener en cuenta es la ubicación. Los geranios aman la luz: necesitan, al menos, entre cuatro y seis horas de sol directo por día. Por eso, los balcones orientados al norte o al oeste son ideales. En interiores también pueden prosperar, pero es fundamental ubicarlos cerca de una ventana muy luminosa. Si la luz es insuficiente, florecerán menos y los tallos crecerán débiles.
El riego es otro punto clave. Aunque son plantas resistentes, no toleran el exceso de agua. Lo mejor es regarlos cuando el sustrato esté seco en los primeros dos o tres centímetros. Un truco práctico es introducir un palito de madera: si sale limpio, es momento de regar. El encharcamiento puede provocar hongos y pudrir las raíces, así que siempre conviene usar macetas con buen drenaje y platos que no acumulen agua.
En cuanto al sustrato, los geranios prefieren mezclas aireadas, como tierra negra combinada con perlita o arena gruesa. Esto permite que las raíces respiren y que el agua drene con facilidad. Para que florezcan de forma continua, se recomienda aplicar un fertilizante líquido específico para plantas con flor cada dos semanas durante los meses cálidos.
La poda es fundamental para mantenerlos estéticos y saludables. Retirar las flores marchitas y las hojas secas no solo mejora el aspecto de la planta: también estimula nuevas floraciones. A comienzos de la primavera, conviene realizar una poda ligera para favorecer un crecimiento compacto y evitar que se vuelvan “larguiruchos”.
Los geranios perfumados —como el geranio limón o el geranio rosa— tienen hojas aromáticas que liberan fragancia al tocarlas. Son ideales para colocar en la cocina, el living o cerca de entradas y ventanas. Además de decorar, ayudan a perfumar ambientes de forma natural, sin aerosoles ni difusores.
En cuanto a las plagas, los geranios pueden verse afectados por pulgones o mosca blanca. La mejor prevención es mantener una buena ventilación y evitar el exceso de agua. Si aparecen, se puede aplicar jabón potásico o rociar con una mezcla de agua y unas gotas de detergente neutro.
Con luz abundante, riegos moderados y podas regulares, los geranios pueden florecer casi todo el año. Son plantas agradecidas, ideales para principiantes y perfectas para quienes quieren sumar color y perfume natural al hogar sin complicarse.
Transformar un balcón o una ventana en un pequeño jardín lleno de geranios es una de las formas más simples —y efectivas— de darle vida a la casa.
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