En el corazón de Entre Ríos, rodeado de barrancas, arroyos y campos verdes, se esconde un pequeño pueblo que parece detenido en el tiempo. Con su arquitectura europea, su gastronomía típica y un entorno natural que invita al descanso, Aldea Valle María se consolidó como una de las joyas rurales más encantadoras del litoral argentino.
Ubicado a unos 450 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a solo 20 minutos de Paraná, este destino fue fundado en 1878 por inmigrantes alemanes del Volga, quienes llegaron desde Rusia en busca de nuevas oportunidades. De hecho, su nombre tiene raíces históricas: proviene de la aldea rusa de Marienthal, cuya traducción al castellano es “Valle María”.

Hoy, el pueblo conserva intactas muchas de aquellas tradiciones que trajeron sus fundadores. Las casas de madera y techos a dos aguas, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y el museo local forman parte del tour histórico, donde se pueden recorrer los principales sitios patrimoniales y conocer más sobre la vida de los colonos.
La herencia cultural alemana también se refleja en su gastronomía. En los restaurantes y eventos locales abundan los platos típicos como el chucrut, las salchichas ahumadas, el goulash y los strudels caseros, preparados por descendientes directos de aquellos primeros inmigrantes. A lo largo del año, se celebran festividades que mantienen viva esa identidad, como la Fiesta del Solsticio de Verano, con bailes, música y comidas tradicionales.
El entorno natural es otro de sus grandes atractivos. A orillas del río Paraná se extiende el balneario municipal, con playa de arena, zonas de pesca y espacios para acampar o disfrutar de deportes náuticos. Hay quinchos, parrillas y áreas arboladas para pasar el día en familia.

Quienes buscan más aventura pueden recorrer el sendero “El Camino de la Vaca”, una caminata de dos kilómetros entre arroyos y monte nativo que permite conocer la flora y fauna del Pre-Delta. En verano, el Complejo Municipal de Piletas suma una propuesta ideal para descansar, con guardavidas, parque y espacios de recreación.
Llegar es sencillo: desde Buenos Aires, el viaje en auto dura alrededor de cinco horas y media, y se puede hacer por dos rutas principales, atravesando Rosario y el puente Rosario-Victoria, o por Zárate-Campana, pasando por la ciudad de Victoria.
Mirá También

