Lejos del ruido, de las playas saturadas y del ritmo acelerado de otros puntos de la Costa Atlántica, existe una localidad que creció en silencio y hoy se posiciona como una de las mejores opciones para unas vacaciones tranquilas. A poco más de tres horas y media de la Ciudad de Buenos Aires, este balneario ofrece mar, descanso y un clima de pueblo que todavía se conserva incluso en plena temporada alta.
Ubicada dentro del Partido de La Costa, Nueva Atlantis supo desarrollarse sin perder su esencia. Durante años fue apenas un nombre al costado del camino para quienes veraneaban en localidades vecinas, pero con el tiempo empezó a atraer a familias que buscaban algo distinto: playas amplias, casas bajas, calles tranquilas y una relación mucho más directa con el mar.
Un balneario pensado para bajar un cambio
A diferencia de otros destinos costeros, acá no hay grandes edificios ni centros comerciales masivos. Predominan las casas de veraneo, cabañas y pequeños complejos, integrados a un entorno donde el ruido no marca la agenda. Las calles —muchas de ellas con diagonales— mantienen un tránsito bajo y un ritmo sereno que se percibe desde el primer día.
La playa es uno de sus grandes diferenciales: extensa, abierta y con arena firme. Incluso en enero, cuando otros balnearios se ven colmados, en este rincón todavía es posible caminar largos tramos sin cruzarse con demasiada gente. Los médanos, el horizonte despejado y el sonido constante del mar completan una postal ideal para descansar.
Ideal para viajar en familia
Nueva Atlantis fue pensada desde sus orígenes como un destino familiar, y eso todavía se nota. No hay boliches ni propuestas nocturnas estridentes. En cambio, hay campings arbolados, juegos para chicos, espacios amplios y una sensación general de seguridad que invita a dejar el auto y moverse a pie.
Esa combinación de naturaleza, mar y vida de pueblo explica por qué cada vez más personas la eligen como alternativa a los destinos más conocidos del Partido de La Costa.
Cómo llegar desde Buenos Aires
El acceso es sencillo y directo. Desde CABA hay que tomar la Autopista Buenos Aires–La Plata, continuar por la Ruta Provincial 2 hasta la altura de Dolores y luego empalmar con la Ruta 63. Desde allí se conecta con la Ruta 11, que lleva directamente hasta el ingreso al balneario. El viaje dura, en promedio, entre tres horas y media y cuatro, según el tránsito.
