La búsqueda de un consumo más consciente y liviano impulsó una de las innovaciones más importantes de la industria vitivinícola actual: los vinos de baja graduación alcohólica (low alcohol).
Juliana del Águila Eurnekian, presidenta de Bodega del Fin del Mundo, visitó el streaming de Winexplorers para presentar esta línea que se posiciona como una opción moderna, inclusiva y fácil de abordar.
En charla con las "DamaJuanas", Sol Tony y Sofi Maglione, la bodeguera explicó que la iniciativa surgió de una curiosidad personal: buscaba algo que se pudiera beber al mediodía sin sentir la pesadez típica de los vinos tradicionales. Sin embargo, aclaró un punto fundamental: esta línea no busca reemplazar al vino sin alcohol, sino ofrecer una alternativa genuina y equilibrada para cuando se desea algo más fácil de tomar.

La diferencia clave: cosecha temprana, no desalcoholización
El aspecto más notable de esta colección es cómo logran bajar el alcohol. Mientras que los vinos normales suelen tener entre 13 y 15 grados, estas nuevas etiquetas (como el White Blend y el Syrah) ostentan solo 9 grados.
Es crucial destacar que estos vinos no son desalcoholizados. Juliana explicó que la desalcoholización es un proceso industrial que requiere una máquina y que, al "barrer" el alcohol, también tiende a eliminar los aromas y sabores que hacen al vino interesante, dejando al vino "desalmado". Obstáculo que debieron sortear antes de lanzar su línea.
El método innovador de Bodega Fin del Mundo es mucho más natural: se basa en la cosecha temprana de las uvas. "Lo que hicimos fue cosechar antes", detalló Juliana. Y en algunos casos incluso realizaron más de una cosecha para lograr el blend óptimo.

Ligereza patagónica y equilibrio perfecto
Cosechar la uva antes de su maduración completa garantiza que tenga menos azúcar (que luego se transforma en alcohol), pero también produce una acidez alta. Aquí es donde entra en juego la identidad del terruño: la Patagonia, con su clima frío y viento poderoso, regala una acidez natural espectacular.
Esa acidez natural se usa como columna vertebral del vino, un elemento que la conductora Sol Tony calificó como "vital". Para que el vino no resulte excesivamente ácido, se deja un poco de azúcar residual. Ese dulzor sutil funciona como balanceador, creando el equilibrio justo.
Las expertas coincidieron en que no hay que tenerle miedo a la acidez: muchas veces la gente pide vinos "que no sean ácidos", pero en realidad confunden esa sensación con la astringencia o los taninos fuertes. En el caso del White Blend de baja graduación, Sol Tony destacó que la acidez que encontraron es "espectacular".

El nuevo rol del vino tinto y la opción para clericó
La línea low alcohol incluye tres etiquetas pensadas para distintos momentos:
White Blend (9%): Fresco y ligero, ideal para un aperitivo o un almuerzo de trabajo.
Syrah Tinto (9%): Fue la sorpresa de la cata. Se destacó por su fluidez, carácter floral y notas cítricas. Funciona perfecto a baja temperatura o incluso con hielo y frutas.
Torrontés Dulce Natural (4%): Con tan solo 4 grados, este vino dulce es una "bomba" de frescura balanceada. Sofi Maglione tiró el tip definitivo: es el vino ideal para preparar un "clericó con ensalada de frutas", ya que la acidez evita que el trago empalague y lo hace "mucho más interesante".
El precio de estas etiquetas ronda los $12.000 pesos, y la intención de Juliana es clara: ofrecer un vino "más inclusivo" para quienes no toman tanto o simplemente buscan disfrutar de una copa sin resignar el resto del día.
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