La provincia de Buenos Aires esconde rutas poco exploradas que combinan naturaleza, sabores regionales y experiencias rurales únicas. Una de ellas invita a dejar atrás el ruido de la ciudad para encontrarse con paisajes de ensueño donde el kiwi y el olivo son protagonistas.
A solo 185 kilómetros de Capital Federal, Saladillo se presenta como un destino inesperado: aquí, la producción de kiwi se consolidó como un proyecto exitoso que transformó lo que comenzó como rareza en una actividad pujante.
Además de este fruto, la zona también produce naranjas, mandarinas, limones y pomelos, con una filosofía de aprovechamiento integral que convierte la fruta que no va al mercado en mermeladas artesanales sin aditivos.

El turismo rural ofrece propuestas como “cosechero por un día”, una experiencia que invita a recorrer la llamada Ruta de la vitamina C, conocer los cultivos, cosechar la propia fruta y hasta participar de una competencia en la que se premia a la pieza de mayor peso.
La jornada culmina con degustaciones de mermeladas caseras, mates y tortas, en un entorno campestre ideal para familias, parejas o grupos de amigos que buscan una actividad diferente cerca de CABA.
La ruta de los olivos que está en la provincia de Buenos Aires
Más al sur, a 588 kilómetros de la Capital, aparece Tornquist, donde los olivares se despliegan en un paisaje de sierras y suelos pedregosos, perfectos para la olivicultura. Allí, los productores locales abren sus tranqueras para mostrar cómo se obtiene uno de los aceites más nobles del país. Las visitas incluyen recorridos guiados por los campos, degustaciones de aceite de oliva y catas con maridaje pensadas para quienes buscan un plan distinto.
Los más chicos también tienen su espacio con actividades como “Exploradores del Olivar”, en la que, con binoculares, lupa y bitácora, descubren de manera lúdica el proceso de producción del aceite. El resultado es una experiencia completa, donde la naturaleza, la gastronomía y la tradición se combinan para dejar una huella inolvidable.

Tanto Saladillo como Tornquist son parte de una ruta bonaerense poco conocida, ideal para quienes disfrutan de la calma rural y de los sabores que nacen directamente de la tierra. Dos escenarios que invitan a detener el tiempo, aprender de los productores locales y, sobre todo, disfrutar de un mapa distinto de escapadas en Buenos Aires.

