Lavanda en casa: cuidados básicos para que crezca, florezca y perfume tus ambientes – GENTE Online
 

Lavanda en casa: cuidados básicos para que crezca, florezca y perfume tus ambientes

Es una de las plantas más aromáticas y fáciles de cuidar. Cómo regarla, dónde ubicarla y qué hacer para que florezca por más tiempo y llene tu hogar de un perfume natural y relajante.
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La lavanda es una de las plantas favoritas para sumar aroma natural al hogar. Sus flores violetas, su perfume fresco y su resistencia la convierten en una opción ideal tanto para interiores luminosos como para balcones y terrazas. Además, es una planta que requiere pocos cuidados y ofrece grandes beneficios: repele insectos, perfuma el ambiente y aporta un toque mediterráneo a cualquier espacio. Con algunos cuidados básicos, puede crecer fuerte, florecer varias veces al año y mantenerse siempre saludable.

El primer aspecto a considerar es la luz, ya que la lavanda necesita buena iluminación para desarrollarse. Lo ideal es colocarla en un lugar donde reciba entre cuatro y seis horas de sol directo por día. Si está en interior, debe ubicarse junto a una ventana soleada, preferentemente orientada al norte o al oeste. Sin suficiente luz, crecerá débil, con tallos largos y pocas flores.

El riego es otro punto clave. La lavanda es una planta mediterránea, acostumbrada a suelos secos y aireados. Por eso, prefiere riegos moderados y espaciados. Lo recomendable es regarla solo cuando el sustrato esté completamente seco. En verano puede necesitar agua una o dos veces por semana, mientras que en invierno suele bastar con una vez cada diez días. El exceso de agua es su mayor enemigo, ya que puede provocar hongos y pudrición de raíces.

El sustrato debe ser suelto, liviano y con excelente drenaje. Una mezcla de tierra negra con arena gruesa o perlita funciona muy bien. También conviene colocar piedras o arcilla expandida en el fondo de la maceta para facilitar la salida del agua. La maceta debe tener agujeros y, si es posible, ser de terracota: este material permite que la tierra respire mejor.

Para que la lavanda florezca abundantemente, la poda regular es fundamental. Después de cada floración, conviene recortar los tallos secos y dar forma al arbusto. Esto estimula nuevos brotes y evita que la planta se vuelva leñosa o despareja. Nunca hay que podar más de un tercio de la planta en una sola vez.

Un truco útil es agregar fertilizante suave en primavera y verano, preferentemente uno bajo en nitrógeno. Esto ayuda a que produzca más flores sin generar un crecimiento excesivo de hojas.

La lavanda no suele tener muchas plagas, pero puede verse afectada por pulgones si el ambiente es muy húmedo. Un pulverizado semanal con agua y unas gotas de jabón neutro suele ser suficiente para mantenerlos alejados.

Además de ser una planta decorativa, la lavanda aporta un perfume relajante ideal para dormitorios y livings. Solo con rozar las flores, libera su aroma característico. También puede cortarse para hacer pequeños ramos secos, bolsitas aromáticas o incluso infusiones, siempre que sea una variedad apta para uso culinario.

Con un poco de sol, riegos moderados y podas regulares, la lavanda puede acompañar todo el año con su color y su aroma. Una planta noble, resistente y perfecta para quienes buscan naturaleza y bienestar dentro de casa.



 
 

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