La cocina es uno de los espacios más usados de la casa y también uno de los que más rápido se ensucian. Grasa, migas, manchas y utensilios fuera de lugar pueden convertir la limpieza en una tarea interminable. Sin embargo, muchas veces el problema no es la cantidad de trabajo, sino cómo lo hacemos.
1. No seguir un orden
El error más común es empezar por cualquier parte. Para optimizar el tiempo, conviene limpiar de arriba hacia abajo y de seco a húmedo: primero las alacenas y mesadas, después los electrodomésticos y por último el piso. Así evitás volver a ensuciar lo que ya limpiaste.
2. Usar un mismo trapo para todo
Cada superficie necesita un paño diferente. Usar el mismo trapo para la mesada, la pileta y la cocina solo esparce bacterias. Lo ideal es tener uno para las zonas de preparación de alimentos, otro para los electrodomésticos y otro para secar.
3. No dejar actuar los productos
La ansiedad juega en contra. Los limpiadores, especialmente los desengrasantes, necesitan algunos minutos para actuar y disolver la suciedad. Aplicar y limpiar enseguida solo gasta producto y tiempo.
4. Olvidarse de los electrodomésticos pequeños
El microondas, la licuadora, la tostadora y el horno eléctrico acumulan grasa y restos de comida que pueden generar malos olores. Pasarles un paño húmedo con vinagre o bicarbonato cada pocos días evita limpiezas profundas más pesadas.
5. No limpiar las esponjas ni los trapos
Las esponjas pueden convertirse en un foco de bacterias. Se recomienda enjuagarlas bien después de cada uso y reemplazarlas cada dos semanas. También podés desinfectarlas colocándolas húmedas en el microondas durante un minuto.
6. Dejar el piso para el final, pero sin barrer antes
Limpiar el piso sin haber barrido o aspirado previamente es perder tiempo: la mugre se arrastra de un lado a otro. Primero barré o pasá la aspiradora, y recién después pasá el trapo húmedo.
7. No mantener el orden diario
Una cocina ordenada se ensucia menos. Limpiar sobre la marcha, lavar los platos apenas se usan y pasar un paño rápido por la mesada cada noche evita grandes limpiezas los fines de semana.
Pequeños cambios en la rutina pueden hacer una gran diferencia. Con un poco de planificación, la limpieza de la cocina puede volverse más eficiente, rápida y liviana —dejando más tiempo libre para disfrutar de lo que realmente importa.
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