Después de tres años sin pisar suelo europeo, Meghan Markle volvió a acaparar todos los flashes en Francia. La duquesa de Sussex sorprendió este fin de semana al asistir al desfile de Balenciaga en el marco de la Semana de la Moda de París, y se convirtió en una de las apariciones más comentadas del evento.
El desfile de la importante casa de moda española, que reunió a figuras de la moda y celebridades internacionales, tuvo en Meghan a una protagonista absoluta. Con su llegada, la exactriz y esposa del príncipe Harry rompió con años de su auto "exilio" o de discreción en la escena pública fuera de Estados Unidos, donde ha mantenido su agenda centrada en proyectos personales y filantrópicos bajo la marca Archewell.
Un regreso estratégico y de alto impacto
La aparición de Meghan en el Paris Fashion Week no pasó inadvertida. En el país considerado la capital mundial de la moda, su asistencia fue leída por muchos analistas como una jugada estratégica para reposicionar su imagen pública en Europa y reforzar su perfil como referente de estilo global.
Sin embargo, más allá de las interpretaciones, su presencia dejó claro que Markle continúa teniendo un magnetismo mediático innegable: los flashes, los titulares y las redes sociales se volcaron sobre su paso por el front row.
Según trascendió en medios internacionales, la duquesa de Sussex fue invitada personalmente por la maison Balenciaga, que atraviesa una etapa de renovación creativa y busca reforzar su vínculo con figuras influyentes en el ámbito del entretenimiento y la cultura pop.
Así, durante su paso breve por París, Meghan Markle reafirmó su estética depurada con dos apuestas opuestas pero igualmente sofisticadas: un conjunto total white para el desfile de Balenciaga. Un diseño etéreo de silueta amplia, camisa estructurada y capa envolvente, que le dio un estilo impoluto y marcó su gran regreso por todo lo alto.
Con un segundo cambio, para asistir a la fiesta privada de Balenciaga luego del desfile, en el exclusivo restaurante Sugaar, se vio a la esposa del Príncipe Harry lucir un elegante vestido negro de un solo hombro para la noche parisina. Ambos estilismos, acompañados por stilettos negros y maquillaje natural.
De Hollywood a la capital de la moda
Su elección para este esperado regreso a Europa no fue casual: París simboliza la sofisticación y el poder de la moda, y Balenciaga, una de las firmas más emblemáticas del lujo contemporáneo, representa un equilibrio entre elegancia, vanguardia y discurso cultural. Para Meghan, esta aparición podría marcar el inicio de una nueva etapa en la que su figura retome protagonismo en la agenda internacional.
Lejos de su última visita —marcada por la solemnidad del adiós a Isabel II—, la duquesa reapareció esta vez bajo un aura glamorosa, en un contexto dominado por el diseño, la creatividad y las tendencias globales. Un gesto que parece anticipar que Meghan Markle está lista para reescribir su relación con Europa, esta vez desde otro lugar, lejos de la realeza, señalaron los analistas de la realeza inglesa.
Fotos: Fotonoticias
