Si hay una tendencia que pisa fuerte este invierno, esa es la del "nuevo largo chic": maxifaldas y siluetas alargadas que redefinen la elegancia contemporánea. Lejos de ser una moda pasajera, esta apuesta estética regresa con fuerza desde las pasarelas internacionales y se impone en las calles y eventos de alta gama. De Milán a Buenos Aires, las faldas largas ganan terreno, convirtiéndose en aliadas versátiles y sofisticadas para enfrentar las bajas temperaturas con estilo.
Las maxifaldas, en todas sus variantes, rectas, acampanadas, plisadas, con abertura lateral o drapeadas, ofrecen una silueta elegante que estiliza la figura y aporta movimiento a los looks invernales. Este nuevo largo no solo abarca las faldas hasta los tobillos, sino también vestidos de caída fluida o tejidos que generan una línea vertical continua, alargando visualmente la figura. Las texturas juegan un rol clave: el denim oscuro, la lana fría, el satén pesado y el cuero son algunos de los materiales favoritos de la temporada.
Un revival con sello moderno
Aunque las maxifaldas tuvieron su boom en los 2000 y también durante los años '90, este regreso viene acompañado de un giro contemporáneo. Firmas como Bottega Veneta, Chloé y The Row las resignificaron en sus colecciones FW 2024/2025, mostrando cómo pueden convivir con la estética minimalista, el grunge sofisticado o incluso la sastrería relajada. Editoriales de moda como Vogue y Harper’s Bazaar destacaron recientemente cómo esta silueta se transformó en emblema de una nueva femineidad elegante y práctica.

Celebridades internacionales también se sumaron al trend. Zendaya sorprendió en distintas alfombras rojas con maxifaldas con gran volumen o peso, para no perder elegancia y glam, mientras que Sarah Jessica Parker y su personaje, Carrie Bradshaw, en And Just Like That se han convertido en las principales role models de cómo usar una falda larga en layering o con texturas. Uno de sus looks más icónicos: una falda larga de denim, un poncho XL y una chaqueta tipo preppy en tonos neutros durante un paseo por Nueva York.

Cómo llevar el largo chic este invierno
El truco está en la proporción. Las maxifaldas se llevan mejor con tops más ajustados, corsets o prendas al cuerpo, aunque el layering con sweaters oversized también está permitido si se equilibra con accesorios como cinturones marcando la cintura o botas de taco que sumen altura.

Para el día, una maxifalda de denim o algodón con remera básica y borcegos crea un estilismo effortless pero a la moda. En cambio, para un evento nocturno o una salida elegante, las versiones satinadas o con aberturas se lucen con camisas estructuradas, blazers entallados o tapados largos. En cuanto a calzado, los favoritos son los kitten heels, botas altas o stilettos.
En términos de color, los neutros —gris, beige, negro, marrón chocolate— siguen liderando, aunque algunos diseñadores apuestan por el color block o estampados abstractos para darle un giro inesperado a la prenda.
Por qué esta tendencia triunfa
El éxito de esta tendencia se debe principalmente porque es funcional, elegante y versátil. La maxifalda permite armar looks en capas sin perder estilización, y combina con distintas estéticas: desde la más romántica hasta la más urbana. Además, es una prenda que puede llevarse tanto al trabajo como a una cena elegante, adaptándose al ritmo de vida actual.
Así, las maxifaldas y las siluetas alargadas se consolidan como el nuevo statement de invierno: chic, cómodo y lleno de posibilidades. Una tendencia que ya se impuso entre las celebridades y que promete quedarse más allá de esta temporada.



