Las papas al horno son uno de esos platos que nunca fallan: económicas, rendidoras y capaces de adaptarse a cualquier comida. Pero cuando se cocinan siempre de la misma manera, pueden volverse previsibles. Esta versión propone una vuelta simple pero efectiva, ideal para transformar un clásico cotidiano en una preparación más sabrosa y tentadora.
El secreto está en cortarlas bien finas y cocinarlas en capas, junto con cebolla y queso, lo que permite que se doren en la superficie mientras el interior queda suave y cremoso. A diferencia de otras recetas, acá no se busca una papa seca o demasiado crocante, sino una textura equilibrada, con bordes dorados y un centro tierno que casi se desarma al servir.
Además, hay un detalle clave que marca la diferencia: un pequeño agregado de líquido caliente durante la cocción, que ayuda a que las papas se cocinen de manera pareja sin perder sabor. El resultado es un plato simple pero contundente, perfecto tanto como guarnición para carnes o milanesas, como para servir solo, acompañado por una ensalada fresca.
Ingredientes
-4 papas medianas
-1 cebolla grande
-200 g de queso (cremoso, mozzarella o mezcla)
-2 cucharadas de aceite de oliva
-Sal y pimienta
-Nuez moscada o pimentón (opcional)
Preparación
1-Cortar bien fino
Pelar las papas y cortarlas en rodajas finas (cuanto más parejas, mejor se cocinan). Cortar la cebolla en pluma.
2-Armar las capas
Aceitar una fuente para horno. Colocar una capa de papas, salpimentar, sumar un poco de cebolla y algo de queso. Repetir hasta terminar los ingredientes.
3-El truco
Agregar ½ taza de agua o leche caliente por un costado de la fuente. Esto ayuda a que las papas se cocinen parejo y queden cremosas por dentro.
4-Hornear
Llevar a horno medio (180–190 °C) durante 40 a 45 minutos, hasta que estén tiernas.
Subir la temperatura los últimos 10 minutos para lograr un dorado intenso.
5-Reposar y servir
Dejar descansar unos minutos antes de cortar. El interior toma cuerpo y el sabor se intensifica.
Tip GENTE
Podés sumar ajo picado, romero o tomillo entre las capas, o terminar con un poco de queso rallado fino para una costra más crocante. También funciona muy bien con un chorrito de crema en lugar de agua.

