Tener plantas en casa es mucho más que una cuestión decorativa: es rodearse de vida, frescura y energía positiva. Sin embargo, no siempre es fácil mantenerlas sanas. Entre las rutinas diarias, cambios de clima y errores comunes de cuidado, muchas veces terminan marchitándose antes de tiempo. La buena noticia es que con algunas rutinas sencillas y hábitos clave, es posible que luzcan hermosas todo el año.

1. Luz: la dosis justa: La mayoría de las plantas de interior necesitan buena iluminación, pero no sol directo. Colocarlas cerca de una ventana orientada al este o al sur (si vivís en el hemisferio sur) les dará la cantidad ideal. Si notás hojas amarillas o caída prematura, probablemente necesiten un poco más de luz.
2. Riego con medida: Uno de los errores más comunes es regar de más. Antes de añadir agua, meté un dedo en la tierra: si está húmeda, esperá unos días. El exceso puede pudrir las raíces. Una regadera con pico fino ayuda a distribuir mejor el agua y evitar encharcamientos.
3. Limpieza de hojas: El polvo puede bloquear la fotosíntesis. Pasar un paño suave y húmedo por las hojas cada dos semanas no solo las deja más brillantes, sino que también previene plagas.
4. Abono regular: Durante primavera y verano, cuando están en etapa de crecimiento, un fertilizante líquido cada 15 días les dará el impulso que necesitan. En otoño e invierno, reducilo a una vez al mes o incluso menos.
5. Macetas adecuadas: El tamaño importa. Una planta en una maceta demasiado chica detiene su crecimiento; en una muy grande, el exceso de tierra retiene humedad de más. Cambiarlas a una maceta un par de centímetros más grande cada año es ideal.
6. Rotación y aire fresco: Girar la maceta cada semana ayuda a que la planta crezca pareja. Y si el clima lo permite, sacarlas al exterior unas horas (en sombra) oxigena la tierra y fortalece las hojas.
7. Prevención antes que cura: Estar atento a señales como manchas, hojas deformadas o tallos blandos permite actuar rápido. Un insecticida natural a base de jabón potásico o aceite de neem puede evitar problemas mayores.
Cuidar plantas no es cuestión de suerte, sino de atención y constancia. Unos minutos a la semana bastan para que ese rincón verde de tu hogar se mantenga vibrante y lleno de vida. Y, de paso, cuidarás un pedacito de naturaleza que te devuelve calma y belleza todos los días.
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