Los pasillos del Castillo de Windsor han sido testigos de recientes encuentros entre la Familia Real Británica y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa Brigitte Macron. Sin embargo, en las últimas horas, trascendió la crisis que el Rey Carlos III vive en el interior de su casa con su personal tras la reciente visita.
Es que, mientras los medios seguían de cerca los curiosos gestos de Macron con Kate Middleton, incluyendo un beso en la mano y guiños cómplices en la cena de Estado, una decisión del padre del príncipe William desató una ola de indignación entre sus empleados y excolaboradores de la Corona.
El "Desaire" Real que enfureció al persona del Castillo de Windsor: Todos los detalles
La polémica central gira en torno a la fastuosa cena de Estado ofrecida a la delegación francesa, un evento en el que cada detalle fue meticulosamente cuidado por el personal de Windsor para garantizar la comodidad del mandatario francés.
Sin embargo, el monarca británico tomó una decisión que, si bien buscaba demostrar su buena voluntad y complacer al matrimonio Macron, acabó por "ignorar" a sus propios empleados y generar una fuerte crítica.
Según se pudo saber, Carlos III optó por contratar a Raymond Blanc, un reconocido chef francés, para estar al frente de los fogones en lugar de confiar en el equipo de cocineros de planta del Palacio. Esta movida de buena fe, que el Rey realizó priorizando los protocolos y en el espíritu de la Entente Cordiale, fue calificada como un "rotundo error" por Darren McGrady.
McGrady, quien en el pasado se desempeñó como asistente personal de Lady Di y cocinero personal de la Reina Isabel II, no dudó en expresar su profundo desacuerdo. Según declaraciones recabadas por The Mail Online, el antiguo empleado real afirmó que esta decisión fue un "golpe muy duro para los chefs reales del palacio".
¿Un mensaje equivocado? La crisis que podría agrietar al personal de planta en la Corona
La principal objeción de McGrady radica en la percepción que esta acción podría generar. Él explicó que la contratación de un chef externo, por más prestigioso que sea Raymond Blanc -a quien reconoció como "uno de los mejores chefs del mundo" y embajador de la King’s Foundation-, podría interpretarse como un mensaje de que "el trabajo de la cocina real no es tan bueno o no está al nivel de un presidente".
Desde su perspectiva, si el Rey Carlos III viajara a Francia y no contrataran a un cocinero de renombre para él, quedaría en evidencia que no se le otorgaría la misma importancia que él le dio a Emmanuel Macron. Este punto subraya una preocupación por la imagen y el respeto hacia el propio personal de la Casa Real.
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