El omelette es un clásico rápido, pero esta versión sorprende por su textura: queda esponjoso, liviano y con un volumen que parece de restaurante.
El secreto está en un detalle mínimo y casi desconocido: agregar una cucharadita de agua fría a los huevos antes de batirlos. Ese contraste produce vapor al contacto con el calor, lo que infla la preparación desde adentro y la deja suave como soufflé.
Ideal para un desayuno exprés, un almuerzo liviano o una cena de emergencia, es una receta que funciona siempre y que podés personalizar con cualquier relleno.
Cómo hacerlo
Ingredientes
-2 o 3 huevos
-1 cucharadita de agua fría (el truco)
-Sal y pimienta a gusto
-Queso, jamón, tomate, cebolla o el relleno que prefieras
-Un chorrito de aceite o una nuez de manteca para la sartén
Preparación
- Batir con el truco
Colocar los huevos en un bowl, sumar la cucharadita de agua fría y batir hasta integrar bien.
La mezcla debe quedar espumosa: ahí nace la esponjosidad.
- Calentar la sartén
Usar una sartén antiadherente a fuego medio.
Agregar manteca o aceite y dejar que se derrita suavemente.
- Cocinar sin mezclar
Volcar los huevos batidos y no revolver.
Dejar que el vapor interno vaya inflando la mezcla.
Bajar un poco el fuego para que no se seque.
- Agregar el relleno y doblar
Cuando los bordes estén firmes y el centro aún cremoso, sumar el relleno elegido y doblar el omelette.
- Servir
Retirar con cuidado y servir tibio. La textura final es aireada, suave y muy ligera.
Tip GENTE
Agregá un chorrito de crema o una cucharadita de queso crema a los huevos para una versión aún más suave. O sumale hierbas frescas (perejil, ciboulette, albahaca) para un aroma más gourmet.
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