Hacer la valija es, para muchos, la parte menos atractiva de viajar. Entre la emoción de partir y la ansiedad por no dejar nada afuera, suele pasar que metemos cosas de más y olvidamos lo esencial. Por eso, contar con una lista clara y ordenada puede ser la clave para empezar las vacaciones sin sobresaltos.
El primer paso es definir el destino y el clima que te espera. No es lo mismo preparar un bolso para una playa caribeña que para una escapada a la montaña. Revisar el pronóstico unos días antes es fundamental: te ayudará a decidir si llevar más abrigo o sumar un impermeable liviano.
En cuanto a la ropa, la regla de oro es llevar prendas combinables. Una remera que funcione con dos pantalones diferentes, un par de zapatillas que sirvan tanto para caminar como para salir a cenar, y una campera que abrigue pero no ocupe media valija. Lo ideal es armar conjuntos por día, y sumar una o dos prendas “comodín” para imprevistos.
El neceser merece atención especial. Más allá de lo básico (cepillo y pasta de dientes, desodorante, shampoo, acondicionador y protector solar), conviene sumar un pequeño botiquín con analgésicos, curitas y cualquier medicación que uses habitualmente. Si viajás en avión, recordá las restricciones para líquidos en cabina: frascos de hasta 100 ml, todos guardados en una bolsa transparente.
La tecnología es otro punto clave. El cargador del celular, el de la cámara y, si viajás a otro país, un adaptador de enchufe universal. Una batería portátil puede salvarte en una excursión larga o un día de mucho uso del teléfono.
Los documentos merecen un capítulo aparte. DNI o pasaporte, tarjetas de crédito y débito, y cualquier voucher o entrada comprada con anticipación. Llevar copias (en papel o digital) es una buena idea en caso de pérdida o robo.
Por último, un truco que usan los viajeros frecuentes: dejar siempre un “kit de mano” en el bolso o mochila que viajará con vos. Ahí podés poner una muda de ropa, cargador, documentos y algo para comer. Si tu valija se extravía, al menos tendrás lo esencial para el primer día.
Con un poco de organización y una lista a mano, hacer la valija deja de ser una tarea pesada y se convierte en el primer paso para disfrutar el viaje. Después de todo, estar listo para partir es parte de la aventura.
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