En la inmensidad del sur bonaerense existe un destino que todavía se mantiene lejos de los circuitos turísticos tradicionales. Quienes buscan mar, silencio y un horizonte interminable encuentran aquí un refugio natural único: un balneario joven, agreste y casi sin habitantes, donde la palabra “multitud” no existe y las playas parecen eternas.
Con 20 kilómetros de arena virgen, este lugar se volvió uno de los secretos mejor guardados del verano. Lejos de los balnearios conocidos, conserva un encanto primitivo que atrae tanto a aventureros como a viajeros que desean descansar sin interrupciones. La llegada no es sencilla —hay que recorrer un largo camino de ripio—, pero esa dificultad es parte del encanto que lo mantiene casi intacto.
Un paraíso oculto en el Partido de Villarino
La Chiquita, como se conoce a este balneario mínimo, está ubicado en el kilómetro 781 de la Ruta Nacional Nº 3. Desde Mayor Buratovich, el pueblo más cercano, se deben transitar 65 kilómetros de ripio, un recorrido que atraviesa campos infinitos antes de desembocar en un mar totalmente abierto.
Aquí viven menos de diez personas durante el año. No hay señal telefónica, los servicios son limitados y la energía proviene casi por completo de paneles solares instalados en las pocas casas del lugar. Para muchos, estas características no son una desventaja sino justamente lo que vuelve al destino tan especial: un espacio donde la vida vuelve a ser simple.
Playas infinitas, viento y mar: el encanto de lo esencial
La extensión de la costa, la suavidad del oleaje y la ausencia total de construcciones convierten a La Chiquita en un escenario perfecto para contemplar el paisaje o caminar entre médanos. El mar muestra tonos cristalinos y, según la hora, el viento transforma la textura de la arena en formas cambiantes.

Además, el entorno es ideal para deportes náuticos como windsurf, vela, kayak y también para la pesca deportiva, una actividad tradicional que atrae visitantes de toda la región. En los médanos, en cambio, se abre un terreno soñado para los amantes del turismo 4x4, que encuentran un espacio amplio y desafiante para recorrer.
Un destino para desconectar de verdad
Fiel a su espíritu agreste, La Chiquita invita a entregarse al ritmo de la naturaleza. No hay comercios grandes, no hay ruido urbano y muchas veces tampoco hay señal de celular: la desconexión no es una propuesta espiritual, sino un hecho concreto. Al caer la tarde, el cielo se vuelve protagonista y los atardeceres despliegan una paleta de colores que suele sorprender incluso a quienes ya conocen la Costa Atlántica.

Cómo llegar a La Chiquita
Desde la Ciudad de Buenos Aires se debe tomar la Ruta Nacional 3 hasta llegar al km 781. Allí comienza el camino de ripio que conduce directamente al balneario. El acceso está en buen estado, pero se recomienda transitarlo con precaución, especialmente después de lluvias o en días de viento intenso.
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