A vos no te va tan mal gordito – GENTE Online
 

A vos no te va tan mal gordito

"Si preguntan por mí, acá no estoy", pidió no bien terminó de registrarse. El con
serje del hotel

Palace, de Madrid, arqueó las cejas. Miró al nuevo huésped con más detenimiento, creyendo que se encontraría frente a un actor, a un rockero, a un periodista, a un político, o algún otro famoso… Pero no, no lo reconoció. De todas formas, sin dudarlo y con extrema amabilidad (como ordenan los mandamientos de los hoteles cinco estrellas), le dijo que así se haría. Y, casi al mismo tiempo, le ordenó al botones:
"Acompañe al señor De la Rúa a su habitación". De la Rúa... eso sí le sonaba.

DETRAS DE ESCENA. Desde que abandonó Buenos Aires -el 26 de diciembre-, se mueve en silencio y con máxima discreción. Antonio teme que lo insulten, que lo agredan. Pero, sobre todo, no quiere comprometer a su chica. Es que, según la discográfica
Epic que representa a Shakira, el hijo del ex Presidente argentino podría perjudicar la imagen de la diva colombiana. Por eso no se muestran juntos. Por eso tienen habitaciones separadas.

Cuando Antonio se instaló en la suite (de 614 dólares la noche) contigua a la de su novia, ella estaba ocupada. Uno de los asistentes le pidió que llamara en unos minutos porque
Shaki se encontraba organizando la agenda de sus siete días en España. En un primer momento, no supo qué hacer. Su primo, Coraje Avalos (el ex actor de
Jugate conmigo, ex agregado cultural en los Estados Unidos e hijo de María Mercedes de la Rúa), que lo acompañó desde Nueva York para que no se sintiera tan solo, ya se había apoltronado en un sillón de la sala y estaba haciendo zapping en la tevé. Fue entonces cuando Antonio empezó a extrañar y se encerró en su cuarto para escribir mails desde su laptop. Julio Rosende -quien fuera su asistente-, su hermano Aíto, su tío postizo Fernando de Santibañes y su amigo Máximo Petracchi figuraron entre los argentinos que más le hacen falta. A ellos les escribió. A ellos les habló de sus días de encierro y tristeza.

Mientras tanto, en la planta baja del hotel, el conserje investigaba entre los demás empleados:
"De la Rúa, ¿no te suena?".

EN SOLEDAD. Sus días junto a Shakira pasan así: mezcla pura de soledad y aburrimiento. No le permiten acompañarla a los recitales, ni a las conferencias de prensa, ni a ninguna parte donde pueda infiltrarse el indiscreto ojo de una cámara. El jueves 17, al día siguiente del show que Shakira ofreció al público madrileño, él amaneció temprano y no aguantó más. Quince minutos antes de las diez, dejó el hotel y caminó hasta una cafetería de la conocida Plaza de Canalejas, en pleno centro de la ciudad. Tomó un capuchino, buscó noticias argentinas en los periódicos locales y llamó (como lo hace a diario) a su padre para saber cómo estaba.

Jueves 17, 9:45 de la mañana. Antonio abandona una de las cafeterías de la Plaza de Canalejas tras haber desayunado solo. El invierno europeo se hace sentir. El hijo del ex Presidente camina con el celular soldado a su oreja.

Jueves 17, 9:45 de la mañana. Antonio abandona una de las cafeterías de la Plaza de Canalejas tras haber desayunado solo. El invierno europeo se hace sentir. El hijo del ex Presidente camina con el celular soldado a su oreja.

En la conferencia de prensa, Shakira -con algunos kilitos de más- defendió a su suegro y ratificó su amor por Antonito. El, a varias cuadras de allí, prefirió seguir hablando por celular.

En la conferencia de prensa, Shakira -con algunos kilitos de más- defendió a su suegro y ratificó su amor por Antonito. El, a varias cuadras de allí, prefirió seguir hablando por celular.



 
 

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