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Así mataron al Vasco Lecuna

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La pista que llevó al esclarecimiento del asesinato de Miguel Lecuna emergió casi por obra del azar. Era el mediodía del jueves 22 de noviembre, cuando un detenido por piratería del asfalto fue llevado a declarar al despacho del fiscal de San Martín, Mario Marini. El hombre había s
ido detenido por la Policía Bonaerense, en el marco de una investigación por el asalto a un camión. El hecho había ocurrido a mediados de octubre y el fiscal sospechaba que detrás había una banda de complejas ramificaciones. Pero no imaginó que ese tipo que permanecía esposado frente a él fuera tan expansivo; no sólo confesó sus propios delitos, sino que, tras pedir un cigarrillo, miró al funcionario a los ojos, y dijo:

-¿Quiere la tira completa de la "boleta" al marido de Georgina, doctor?

Por única respuesta, el fiscal enarcó las cejas.

Muy lejos de allí, los hombres de la Policía Federal que investigaban aquel crimen tenían una corazonada: los asesinos de Lecuna estarían relacionados con una banda que en marzo asaltó a una chica de 24 años en un taxi que circulaba por el barrio de Once; en esa ocasión, los delincuentes también usaron una Trafic como apoyo. Un policía advirtió la maniobra, pero fue atropellado por el falso taxista; otro, entonces, vació el cargador de su arma sobre las ruedas. De ese modo fueron detenidos cinco hombres y dos mujeres. Todos eran de San Martín. Los investigadores estaban seguros de que éstos estaban asociados a otros delincuentes. Pero resultaba difícil establecer sus identidades y paraderos.

Mientras tanto, el hombre que declaraba ante el fiscal Marini iba ya por el tercer cigarrillo, cuando se explayó sobre la banda para la cual "trabajaba": Los Inzúa, una organización originalmente compuesta por unos 15 delincuentes, que rotaban en especialidades como la piratería del asfalto, asaltos en taxis y el tráfico de drogas. También detalló un revés sufrido por la banda en marzo, cuando siete de sus integrantes fueron detenidos precisamente en aquel asalto cometido en Once. Esa circunstancia los obligó a reclutar "refuerzos". Y fue allí cuando apareció en escena Marcelo Roberto Martínez; él, junto a dos integrantes históricos de Los Inzúa -Raúl El Gordo Alvarez y Daniel El Chueco Manzanelli-, habría sido quien irrumpió en el taxi que llevaba a Lecuna. Finalmente, ya sin esposas sobre las muñecas, el declarante culminó su larga exposición recitando tres direcciones.

Tras oír semejante testimonio, el fiscal Marini se comunicó con el juez de instrucción de la Capital, Enrique Velázquez, quien lleva adelante el expediente por ese homicidio. Al día siguiente, ya transformado en testigo protegido, el pirata del asfalto fue conducido a su despacho. Y luego de escuchar a ese hombre, el magistrado descolgó su teléfono para convocar al titular de Sustracción de Automotores, comisario Miguel Angel Colombo.

por Ricardo Ragendorfer
informes: Darío Ríos (desde La Plata)
fotos: Matías Campaya y Fernando Arias

Los probables asesinos de Lecuna al ser ingresados a la <i>Superintendencia de Investigaciones</i>, luego de ser detenidos en tres domicilios de Loma Hermosa. Integraban una temible banda.

Los probables asesinos de Lecuna al ser ingresados a la Superintendencia de Investigaciones, luego de ser detenidos en tres domicilios de Loma Hermosa. Integraban una temible banda.

En la villa Puerta Ocho -Camino del Buen Ayre y Ruta 8-, estaba la base de la banda. La policía detuvo allí a dos de los autores de aquel sangriento asalto.

En la villa Puerta Ocho -Camino del Buen Ayre y Ruta 8-, estaba la base de la banda. La policía detuvo allí a dos de los autores de aquel sangriento asalto.



 
 

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