La enfermedad de Roberto <i>Cacho</i> Saviola fue uno de los secretos mejor guardados en el ambiente del fútbol. Jugadores, dirigentes e incluso periodistas especializados que conocían el drama que vive el pibito de oro,
guardaron silencio durante más de dos años. Sin embargo, fue el mismo Javier quien hizo público su sufrimiento.
El 20 de junio, cuando su transferencia al Barcelona parecía fracasar, rompió el silencio con una emotiva y controvertida carta abierta a los hinchas de River. Entonces, con 22 millones de dólares en juego, el tema pareció casi un detalle. Pese a eso, la carta encerraba íntimas confesiones:
"Quiero que sepan mis hinchas que estoy pasando por una situación familiar muy difícil por la delicada salud de mi padre, la cual ruego a Dios se solucione, y haré todo lo posible para que tenga la mejor atención médica que exista en el mundo y sólo podré ser feliz y jugar con alegría teniendo a mi padre al
lado". La carta detallaba luego cifras y vencimientos de contratos, para insistir más adelante:
"Quiero contarles que independientemente de mi transferencia, mis padres viajarán a Barcelona para intensificar el tratamiento médico de mi padre. ¿Cómo podré seguir jugando teniendo a los que más amo en este mundo lejos de mí? Yo sé que la felicidad plena no existe, lo que sí existe es la ilusión de alcanzarla. Quiero pedirle a la Comisión Directiva y a la gloriosa hinchada de River Plate que no entierren más el deseo que más
quiero…". Firma: Javier Pedro Saviola.
La Comisión Directiva de River aprobó entonces el pase al Barcelona por 22 millones de dólares, y el Conejo se despidió de la Argentina con 11 goles para la Selección en el Mundial Sub-20. En aquellos días, luego de su tercer tanto frente a Francia, Javier se levantó la camiseta y dejó ver sobre su pecho una leyenda -verdadero grito del corazón- que decía: "¡Para vos,
papi!" El grito de un corazón que sentía la inminente muerte del hombre que más amaba.
DELIRIO CATALAN. Luego de una tumultuosa recepción en el aeropuerto, Saviola fue presentado en el Barcelona el 20 de julio. Cuatro días después, 35 mil hinchas fueron testigos de sus primeros pasos en el legendario
Camp Nou. El Pibito -ya Chavalito- se decía feliz, e incluso se reconoció
"impresionado" cuando conoció al brasileño Rivaldo.
Los medios catalanes ya lo comparaban con Maradona. Aquellos días, su representante Alfredo Cabrera Brizuela fue su única compañía. Los dos se alojaron en el hotel
Juan Carlos I, de rápido acceso desde el estadio. Desde allí, Javier llamó cada tarde a sus padres para compartir sus emociones. Con el número siete en la espalda, debutó en partidos de pretemporada frente al Chenois de Suiza y después jugó contra el Lausana y el Grasshopper (también suizos). Sumó cuatro goles en tres partidos.

La enfermedad de Cacho fue una de las razones que movilizaron al Conejo a emigrar a Barcelona, para allí buscar el mejor tratamiento médico. Pero cinco días antes de que se concretara el viaje de su padre, éste fue internado de urgencia, y murió en la madrugada del martes 7.

D'Alesandro, Cambiasso y Ortega fueron algunos de los amigos y ex compañeros de Javier que se acercaron hasta la clínica.