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Amor argentino, casamiento a la mexicana

Publicado por
Redacción Gente

Se pronuncia “esh caret” (aunque se escribe Xcaret), y la coincidencia –que la palabra suene tipo “es carito”– parece que ayudó a que el precio del lugar sea elevado. Hablamos de un espacio mágico, cuyo nombre maya significa pequeña caleta, ubicado en la Riviera Maya de Quinta Roo (al sur de Playa del Carmen), y en el cual alguna vez (el 8 de mayo de 2007, con exactitud) Paulina Rubio y Nicolás Vallejo Nájera dieron el “sí”. Bueno, en semejante paraíso, apenas lo conocieron en unas vacaciones, Pablo Cosentino (38, representante de futbolistas como Claudio Caniggia, Diego Milito y Lucho Figueroa) y Daniela Urzi (31, modelo top internacional) se prometieron: “¡Acá vamos a casarnos! Acá trascurrirá el día más importante de nuestras vidas”. Y cumplieron, of course.

Y sucedió, nomás, el viernes 9, día en que, a las seis de la tarde, unos 180 afortunados invitados (llegados desde la Argentina, Estados Unidos, Europa y medio mundo) aguardaban el comienzo de la ceremonia en la iglesia San Francisco de Asís. De frente, el sacerdote Barnard Queen, el encargado de consagrar la descontracturada boda. Alrededor, los emocionados padrinos y madrinas: Miguel Urzi y Morena Ciuffo (padres de la novia) y Fernando Cosentino y María Libertini (hermano y madre del novio). De fondo, un Ave María entonado a capella. De escenografía, un corredor sembrado de pétalos de rosas blancas.


A la hora de la verdad, Daniela entró con un vestido de Diego Binetti, mas un rosario familiar enlazado en su mano derecha. Pablo prefirió un elegante traje azul. Los invitados se ubicaron en bancos de madera tallados a mano. Hasta que llegó el beso y aplaudieron. Acto seguido saludaron a la pareja y transitaron las diferentes cuevas y pasillos que conducían al salón principal. Allí los recibió una banda tocando música centroamericana.

En la mesa central sólo se sentaron los recién casados. ¿El menú? Carpaccio de salmón con una copa de langostinos y vegetales rebozados, seguido por lomos salteados en pequeños trozos y decorados con diferentes salsas. Aunque no hubo torta de bodas ni vals, abundaron los postres de sabores locales y, después de la medianoche, la imprescindible música de todo festejo que se precie.


Así sellaron casi dos años de noviazgo, antes de partir hacia las costas de Tulum, la ciudad amurallada del imperio maya sobre la costa mexicana del Mar Caribe, en busca de playa, sol e intimidad. Y antes de recordar aquella frase que pronunciaron juntos: “¡Acá vamos a casarnos! Acá trascurrirá el día más importante de nuestras vidas”.

Luego de cerca de dos años de noviazgo, Pablo y Daniela caminan de la mano, tras consagrar su relación en medio de la naturaleza y los afectos.

Daniela ingresó a la iglesia San Francisco de Asís del brazo de su papá, Miguel. En el altar los esperaba Pablo acompañado de su madre, María. A las seis de la tarde, el sacerdote Barnard Queen inició la ceremonia. Luego, los integrantes del flamante matrimonio firmaron por separado. Al terminar, todos se trasladaron al salón principal del complejo, donde bailaron hasta el amanecer. Una banda en vivo y un Dj entretuvieron a festejantes y festejados.

Final feliz. Pablo y Daniela caminan hacia su habitación. Habían elegido el complejo Xcaret durante unas vacaciones. Paulina Rubio y Nicolás Vallejo Nájera no sólo se alojaron en el mismo sitio en 2007, sino que también optaron por igual menú y ambientación.