Así descubrieron a Marcos Herrero, el falso perito que plantaba pruebas y engañaba a la Justicia: "Cuando la pericia forense comparó los restos, eran parte del mismo cuerpo" – GENTE Online
 

Así descubrieron a Marcos Herrero, el falso perito que plantaba pruebas y engañaba a la Justicia: "Cuando la pericia forense comparó los restos, eran parte del mismo cuerpo"

Decía ser experto en perros rastreadores y aparecía en escenas del crimen para “resolver” lo que la Justicia no podía. Germán Sasso, el periodista que lo investigó, le cuenta a GENTE cómo fue desenmascararlo.
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Durante años, Marcos Herrero fue considerado para muchos como un hombre que traía justicia, o al menos respuesta, a reconocidos casos policiales de Argentina. Decía ser adiestrador canino y especialista en rastros. Intervenía en las investigaciones más mediáticas del país con una fórmula que siempre lo mostraba como el salvador: llegaba con su perro y encontraba la prueba clave.

Marcos Herrero, el falso perito que engañó al país durante casi 20 años en diferentes casos policiales.

Pero todo era una farsa. Herrero no sólo no tenía formación oficial, sino que además plantaba pruebas: enterraba huesos, tanto de animales como de humanos, inventaba rastros inexistentes y manipulaba escenas del crimen. Lo que parecía una ayuda solidaria, que traía una supuesta justicia a familias que atravesaban el dolor de perder un familiar, terminó siendo un fraude que afectó investigaciones reales.

El periodista de Bahía Blanca, Germán Sasso, fue quien investigó a fondo a Herrero y durante varios años pudo conectar punto por punto el modus operandi del falso perito, descubriendo el fraude sostenido por casi 20 años. En charla con Revista GENTE, Sasso contó cómo pudo desenmascararlo, las presiones que vivió en el medio y los casos que hicieron evidente las mentiras.

Germán Sasso, periodista de Bahía Blanca, contó a Revista GENTE cómo investigó y desenmascaró al falso perito, Marcos Herrero.

El nombre de Herrero comenzó a circular en 2011, pero fue a partir de 2020 cuando su figura se volvió frecuente en los medios. Aparecía en casos emblemáticos como el de Facundo Astudillo Castro (Buenos Aires), Viviana Luna (Mendoza), Marcela López (Santa Cruz), Marito Salto (Santiago del Estero) y Araceli Fulles (Buenos Aires). En todos ellos, Herrero decía haber encontrado objetos personales o restos humanos gracias al olfato de sus perros. Sin embargo, los peritajes demostraban lo contrario: las muestras eran falsas o directamente estaban plantadas.

El caso de Astudillo Castro en el 2020 lo terminó de exponer y ahí empecé a investigarlo, buscar anteriores casos y ver una misma forma de engaño. La familia estaba desesperada, y él apareció como una especie de salvador”, describe Sasso sobre la forma en la cual Herrera aprovechaba la vulnerabilidad de quienes buscaban un desaparecido.

Y agrega: “Plantó amuletos, restos óseos, sangre… todo con elementos que él mismo guardaba en su casa. Y lo más grave es que esas pruebas falsas desviaban la investigación”.

-¿Cuál fue el caso que hizo evidente sus mentiras?

-En realidad no fue uno, sino dos, pero que terminaron conectados: la desaparición de dos mujeres, Marcela López en Santa Cruz y Viviana Luna en Mendoza. Durante 2021 él se hizo presente en distintos momentos del año en cada caso y en ambos "encontró" la mitad de un cráneo humano, que eran dos mitades de un cráneo que él tenía en su casa, y lo había plantado él mismo en cada caso. Cuando la pericia forense comparó los restos, salta que eran parte del mismo cuerpo.

La tapa del libro de Germán Sasso, el periodista de Bahía Blanca que desenmascaró a Marcos Herrero, el falso perito.

Así la justicia comprobó que los restos no pertenecían a las víctimas y que Herrero tenía un esqueleto entero en su casa, del cual extraía piezas para “plantar” según el caso, junto a otros tantos elementos que iba seleccionando para cada caso, como amuletos con nombres, restos de cabello, ropa, entre otros.

El método de Herrero para que la gente le crea

En toda la investigación, el periodista Sasso pudo determinar un trabajo previo que hacía el falso perito antes de los supuestos hallazgos: “Leía los diarios, investigaba qué pensaban los familiares, el pueblo, los vecinos y usaba eso para armar una historia. Un apellido reconocido, algún empresario de poder o el político de turno eran algunos de sus blancos como para presentar una conspiración. Así se ganaba el favor mediático y muchas veces judicial, como alguien que iba siempre contra el poderoso del pueblo”.

Marcos Herrero junto a sus perros adiestrados, con los que encontraba pruebas falsas que plantó él mismo previamente.

Pero lo más preocupante es el daño colateral: varias personas fueron detenidas o acusadas basándose en pruebas falsas aportadas por él. En el caso de Araceli Fulles, de José León Suárez, provincia de Buenos Aires, tres hombres fueron condenados a perpetua en base a un rastro marcado por sus perros. Estuvieron cinco años presos hasta que la Cámara de Casación anuló el fallo y cuestionó a Herrero.

Hoy el falso perito enfrenta la Justicia en varias provincias. Las familias a las que prometió ayuda ahora lo ven como un farsante. Los fiscales que confiaron en él, como víctimas de un engaño. Y los periodistas que lo difundieron, en muchos casos, también se sienten usados.

Pero para Sasso, el periodista de Bahía Blanca que lo investigó durante años, la clave está en el trasfondo: “Herrero no buscaba justicia. Buscaba protagonismo, fama, que hablen de él. Se metía en el dolor ajeno como si fuera un show. El problema es que muchos se lo creyeron. En el fondo, no era un adiestrador. Era un gran actor trágico, y todos fuimos parte del espectáculo”.



 
 

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