De la gloria a la ruina: las 15 mejores fotos de Villa Epecuén, el pueblo que desapareció de un día para el otro – GENTE Online
 

De la gloria a la ruina: las 15 mejores fotos de Villa Epecuén, el pueblo que desapareció de un día para el otro

El pueblo ubicado en el partido de Adolfo Alsina, provincia de Buenos Aires, se convirtió en un sitio turístico de interés mundial. Fundado en 1921, vivió su época de oro durante más de 5 décadas. Pero una tremenda inundación obligó a 1500 personas a dejar sus viviendas.
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El 10 de noviembre de 1985 la suerte de Villa Epecuén cambió para siempre. Ese día, el pueblo en el que vivían más de 1500 personas quedó bajo el agua. Luego de una temporada de altas precipitaciones, obras inconclusas y un muro que no resistió la presión del agua, la laguna desbordó y lentamente tapó por completo toda la ciudad.

Con el correr de los años, este lugar se convirtió en un sitio turístico de interés mundial. Además de sus ruinas, la presencia de Pablo Novak, único habitante, generó que personas de todo el mundo decidieran visitar el luego olvidado.

Villa Epecuén y su época de gloria

Según revelan algunos medios de esa época, Villa Epecuén llegó a competir turísticamente con Mar del Plata. Su época de oro fue entre las décadas de 1920 y 1970. Las familias patricias elegían este sitio para curar enfermedades.

Turistas de todo el mundo y clases sociales visitaban las aguas de Villa Epecuén en busca de curas milagrosas.

El gran atractivo del lugar era su laguna ya que su agua era considerada como "milagrosa". Lo cierto es que estas aguas hipermarinas (con concentración de minerales) contienen 350 gramos por litro de sal, muy cerca de las proporciones que tiene el Mar Muerto en Israel.

El doctor Enzo Gasparri, quien reside a 7 kilómetros de Villa Epecuén y especialista en medicina termal, ha explicado este suceso: "El cuerpo pesa menos del 10% de lo que pesa fuera del agua, facilitando movimientos posicionales, ejercicios, movilización. Y es aconsejable para personas con prótesis de cadera, rodilla, hernia de disco".

Villa Epecuén fue el lugar elegido para turismo de salud.

Además detalló los siguientes beneficios: "Son aguas muy pesadas que provocan intensa mío-relajación, modifican la propiedad viscoelástica del colágeno, es una proteína que forma parte del sostén o estructura de nuestro cuerpo humano y el calor hace que las articulaciones se muevan en forma libre y menos dolorosa”.

El licenciado Gastón Partarrieu, director del Museo Adolfo Alsina de Carhué, comentó al medio Nota al pie: “La explosión turística de Epecuén comenzó desde los años 20. Hasta los 70 era un destino curativo, venían en silla de ruedas y se iban caminando. Todos los hoteles empezaron a tener piscinas termales con agua de la laguna pero todo fue cambiando”. 

“La gente venía con muchos problemas de salud y se quedaban quince días o más para ver los resultados”, reveló Gastón Partarrieu.

El barro que se encuentra al fondo de la laguna también cumple funciones terapéuticas.

Otro de los grandes atractivos que tenía Villa Epecuén era la fangoterapia. Este método consiste en tomar el barro del fondo de la laguna y aplicarlo por todo el cuerpo. Luego de unos minutos se quita y genera grandes beneficios en la salud de la piel.

Los habitantes y turistas disfrutaron durante años las bondades de la laguna de Villa Epecuén.

La popularidad de este pueblo cosechó más de 25 mil visitas durante las temporadas de verano de la década de 1970. Para ese entonces, la pequeña ciudad se adaptó con  5 mil plazas hoteleras estables y 250 establecimientos de distintas categorías.

Las fotos de Villa Epecuén tras la inundación

La demanda turística fue en aumento y con ella, muchísimas personas vieron una oportunidad en Villa Epecuén y decidieron invertir allí. En pocos años se realizaron un exceso de construcciones y la falta de mantenimiento en las obras fueron parte de las causas que provocaron la tremenda inundación a mediados de noviembre de 1985.

Revista gente retrató en su edición de noviembre cómo fueron las evacuaciones en Epecuén.

Luego de una sudestada que inundó varios sitios de la provincia de Buenos Aires, el agua del lago generó muchísima presión en el muro que protegía al pueblo. En la fatídica madrugada del 10 de noviembre de dicho año, socorristas despertaron a todos los habitantes ordenando la inmediata evacuación.

En 2 semanas completaron la huída de los 1500 habitantes a la ciudad de Carhué, ubicada a 7 kilómetros. Durante dos décadas el pueblo quedó completamente sumergido. Luego de 20 años, el agua comenzó a ceder y las ruinas quedaron al descubierto.

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La plaza de Villa Epecuén tapada por el agua.

"Pese a que las ruinas son algo triste han generado un atractivo único, no existe un pueblo que haya sufrido un cataclismo así y en el que tiempo después se pueda transitar por sus calles", reflexionó años más tarde Gastón Partarrieu en diálogo con Infobae.

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La evacuación de las 1500 personas tardó más de dos semanas.

A pesar de haber pasado casi 40 años de la catrástrofe, quienes habitaron Villa Epecuén no olvidaron la tragedia. Sobre esto, Partarrieu comentó: "La inundación generó un shock que aún hoy estamos asimilando. La gente de un día para el otro perdió su actividad, su propiedad, su historia, sus raíces, su pasado".

Las ruinas de Villa Epecuén se convirtieron un centro de interés y visita continua desde su inundación.

Pablo Novak, el guardián de Epecuén

"Mientras pueda caminar y hablar no me voy a ir de acá. Es mi creencia", dijo Pablo Novak en el año 2018 en una entrevista con Telenoche. Pablo, quien tuvo 10 hijos, 25 nietos y 9 bisnietos se negó a dejar Villa Epecuén.

"Algunos decían que había almas por acá... Yo salí muchas noches en bicicleta por acá y nunca encontré un fantasma para entretenerme un rato", confesó el hombre que vivió solo en el pueblo hasta el día de su muerte, el 22 de enero de 2024, a sus 93 años.

Pablo nOVAK
Pablo Novak, el último habitante de Villa Epecuén.

Él se convirtió en leyenda a tal punto que quienes han visitado el pueblo en ruinas no se han retirado de él sin antes visitar a Novak. "La gente que viene a visitar Epecuén no se quiere ir si no me encuentra a mí. En mi casa siempre hay gente", comentó en dicha entrevista el emblema de la ciudad.

Respecto a su "fórmula" para la longevidad, confesó en una charla con Infobae:  “Derrito miel y le agrego un chorrito de caña. Lo tomo todo el invierno para templar el espíritu”.

Pablo Novak
"Mientras pueda caminar y hablar no me voy a ir de acá", fue la promesa que hizo y cumplió Pablo Novak.

Quien informó su muerte fue el intendente de Adolfo Alsina, Javier Andrés: “Hoy es un día para decir adiós, aunque no sé si a las leyendas se las despide. Don Pablo Novak, así: sonriente, entusiasta, siempre dispuesto a largas charlas y relatos de anécdotas quiero recordarte. Así, recorriendo Epecuén en tu bicicleta, leyendo el diario en una esquina de las ruinas, compartiendo como guía tus experiencias con los turistas y los periodistas de todos lados que preguntaban por ‘el último habitante de Epecuén’. Así todos vamos a recordarte".

Su familia se encargará de cumplir su último deseo: ser cremado y esparcido por las ruinas del pueblo que tanto amó.

Las fotos de las ruinas de Villa Epecuén del archivo de revista GENTE

Revista GENTE recorrió Villa Epecuén en el año 2016. El agua ya había bajado casi por completo.
Villa Epecuén quedó recubierto con capas de sal del agua.
Villa Epecuén quedó recubierto con capas de sal del agua.
La plaza del pueblo retratada en el año 2016.
Villa Epecuén desde arriba
Villa Epecuén fotografiado desde drones.
Los habitantes de Villla Epecuén perdieron absolutamente todo tras la inundación.
Los habitantes de Villla Epecuén perdieron absolutamente todo tras la inundación.

Fotos: Archivo Grupo Atlántida
Recolección de material: Mónica Banyik

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