El último viernes previo al equinoccio de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, que tiene como objetivo alertar sobre un problema que afecta a un 45% de la población mundial y que podría convertirse en un riesgo para la salud.
El objetivo de celebrar el Día Mundial del Sueño es poner de manifiesto causas y consecuencias de un problema que afecta a cerca de la mitad de la población mundial. Y que, aunque muchos le resten importancia, puede repercutir negativamente en la salud de las personas.
Según la Dra. Stella Maris Valiensi, autora del libro La ruta del sueño publicado por el Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires, "las personas están preparadas biológicamente para dormir un tercio de sus vidas y la privación del sueño puede tener importantes consecuencias". En este sentido, explica que "durante el estado del sueño se generan varios procesos homeostáticos o de autorregulación: aumenta la actividad
parasimpática -que permite recuperar energía-, disminuye la presión arterial y se incrementan las hormonas anorexígenas".
Un estudio de la National Sleep Foundation de Estados Unidos detectó que la falta de sueño puede ocasionar una gran disminución de las capacidades cognitivas. Y es por esto que alertan sobre la importancia de generar hábitos que permitan no sólo más horas de descanso sino que promuevan el "buen dormir".
Según los expertos del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires es fundamental cultivar nuevos hábitos teniendo en cuenta el contexto postpandemia que atraviesa la sociedad. En esta línea proponen:
"A mis pacientes les recomiendo llevar un diario de sueño-vigilia, ya que es una herramienta que se puede utilizar para recoger información sobre sus horarios de sueño; pero también le puede ayudar para ver los progresos que consigue poniendo en práctica los consejos propuestos anteriormente", señala Valiensi como un consejo adicional.
Según explica la especialista, la idea de este registro es anotar el horario en el que uno se acuesta, el tiempo que tarda en dormirse, la frecuencia con que se despierta durante la noche y el horario en que uno se levanta, con el objeto de analizar qué hábitos podrían ser modificados.