¡Esto si no me lo esperaba! Amo la televisión, amo a los argentinos y de pronto surge alguien dando por hecho el fin de mi vida.
Veamos, no, no veamos, ¡si no hay nada! ¿O sí? ¡Pero Pinky!, tanto que hace que no te veía. ¿Viste que dicen que estás estropeada? Hay gente que es maravillosa, que te llena de abrazos y de buenos deseos, y hay gentuza envidiosa, miserable, que se la pasa buscando quién es peor que ellas mismas en vez de preocuparse por su crecimiento como ser humano. Yo elegí este regreso. Lo abrazo y lo disfruto con conciencia y sentimiento.
Ya pasaron sesenta y tres años de mi paso por la televisión dentro y fuera del país. Si me lo hubieran jurado hace medio siglo, no lo hubiera creído. Y con los años la actitud de los argentinos hacia mí se parece a un pañuelo de seda que está siempre protegiéndome desde los hombros.
No sé qué haré mañana, pero mi esperanza siempre funciona a favor de mi país. ¡Viva mi patria!