En medio del delicado momento que atraviesa la exboxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras, su hermano Jesús compartió una noticia que encendió una luz de esperanza. Internada en terapia intensiva y sedada desde hace varios días en el Hospital José María Cullen, en la ciudad de Santa Fe, la multicampeona del boxeo argentino comenzó a mostrar leves signos de reacción tras una compleja cirugía cerebral.
Vale recordar que Oliveras sufrió un ACV isquémico a principios de la semana pasada, lo que llevó a los médicos a tomar una decisión urgente: realizarle una craneotomía descompresiva, un procedimiento quirúrgico que permite aliviar la presión sobre el cerebro para evitar daños mayores.
“La cirugía fue una descompresión cerebral, un procedimiento destinado a liberar la presión que estaba afectando otras áreas del cerebro. Se creó un espacio para aliviar la presión, lo que evitó daños adicionales en las áreas saludables del cerebro”, explicó el doctor Bruno Moroni, director del hospital en donde permanece internada la deportista.
Si bien el cuadro continúa siendo delicado, en las últimas horas una de sus hermanas, que la acompaña en la internación, se comunicó con Jesús Oliveras, quien vive en Buenos Aires, para contarle detalles de la evolución de Alejandra.
Conmovido, Jesús reveló: “Movió el ojo y un poco la mano derecha, que eso es una buena señal”. El gesto, aunque mínimo, fue interpretado por los médicos como un signo alentador. Sin embargo, la exboxeadora volvió a ser inducida al coma farmacológico para facilitar su recuperación.
“Necesitan que no consuma tanto oxígeno para que descanse. Estas pruebas la van a hacer durante 10 días y van a ir viendo cómo va evolucionando”, explicó Jesús. El objetivo es observar cómo responde su cuerpo al ir bajando la sedación en intervalos controlados, mientras se monitorean signos neurológicos y vitales.
Jesús no ocultó su confianza en la fortaleza de su hermana: “Ella es invencible y esta pelea por la vida la va a ganar. La va a ganar por nocaut”. La frase, cargada de emoción y simbolismo, refleja no solo el espíritu combativo de “Locomotora”, sino también el amor de su familia, que se mantiene firme a la espera de una recuperación progresiva.
A pesar de la incertidumbre, Jesús se mostró optimista y destacó dos factores claves que juegan a favor de su hermana: “El estado físico y mental de Alejandra son dos puntos que tiene a favor y que la beneficiarán para recuperarse pronto”.
Alejandra, que a lo largo de su carrera supo consagrarse campeona mundial en cinco categorías distintas y se ganó el cariño del público por su carisma y garra arriba del ring, hoy enfrenta el combate más difícil de su vida. Su entorno más íntimo, al igual que sus fanáticos y el mundo del deporte argentino, se aferra a esos pequeños gestos de reacción como señales del espíritu inquebrantable que siempre la caracterizó.
La historia de Alejandra no solo es la de una deportista de alto rendimiento: también es la de una mujer que se sobrepuso a las adversidades de la vida, y que hoy, en una cama de terapia intensiva, sigue dando pelea. Como tantas veces, con los puños bien arriba.
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