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“Ninguna tontita llega hasta donde yo llegué”

Publicado por
Redacción Gente

Llega al encuentro con Liza, su perrita maltesa, en brazos. Enseguida cuenta que le gusta malcriarla y que se la regaló su novio Christian (Romero, 28 años, creativo publicitario), cuando cumplieron su tercer aniversario como pareja. “A Liza la trato como a una reina. Cuando viajo le traigo regalitos, ropita, accesorios y perfumitos importados. Nos parecemos mucho. Ella es muy coqueta y mimosa y todas las noches duerme en mi cama”.

–¿Y qué pasa cuando Christian...?
–Nosotros no vivimos juntos, pero cuando él se queda, dormimos los tres pegaditos, porque a Lisa la queremos como si fuese nuestra hijita. Además, tengo dos canarios y el macho me canta todas las mañanas. Esa vida hogareña a veces me hace fantasear con parar y ser mamá, pero por ahora prefiero dedicarme a mi carrera. Estoy por lanzar una muñeca con mi nombre, también una línea de zapatos, anteojos y un montón de cosas más.


–¿Una Barbie morocha?
–No, no quiero, porque las Barbies son perfectas y yo no lo soy. Pero los chicos me ven como a una muñequita y me escriben cartitas. Me gustaría ser la Valeria Mazza morocha, porque la admiro... aunque ella es demasiado perfecta.

–¿No sería más redituable lanzar una muñeca inflable? Los papás la siguen más que los nenes...
–¡No seas malo! Los nenes me quieren mucho. Hasta me gustaría conducir un programa infantil. Cuando leo las cartas que me escriben, me siento la Xuxa argentina.


–Cuidado, que Xuxa también hizo films pornos...
–Ella sí, pero yo no... Ni por toda la plata del mundo haría una porno o posaría desnuda para Playboy. Tampoco me filmé con mi novio en un video privado. Soy muy naïf.

–Dice que es como su perrita Liza. ¿También le gusta que los hombres la malcríen?
–Sí, Christian, mi novio, es un caballero respetuoso, divertido y súper inteligente. Me trata como a una reina. Además, soy como la Susanita de Mafalda: quiero ser mamá, casarme y vivir feliz para toda la vida.

–¿No extraña recibir propuestas de hombres poderosos?
–No, pero me divertía muchísimo cuando un hombre se me acercaba. Ponía la voz grave y me ofrecía el oro y el moro para estar con él. Pero soy una chica del interior y jamás quise saber nada. Hasta me quisieron regalar una casa, autos y joyas. No saben que nunca voy a aceptar ese tipo de obsequios, porque yo me los puedo comprar; para eso trabajo desde los 17 años. Además, sólo acepto flores y bombones.

–Hay menos regalos lujosos. Debe ser otro coletazo de la crisis económica...
–No; me parece que es porque cada día me ven más inalcanzable o más de novia. Aunque a veces siento que los hombres me tienen miedo.

–¿Miedo de que Karina Olga ladre?
–No me llames Olga, ¡no me gusta! Mi nombre es Karina Jelinek, y mi nombre artístico también. El otro sólo aparece en el documento. Bueno, te respondo, pero anotá y grabá bien: yo salí con muchos famosos y poderosos y nadie se enteró. Soy muy astuta y discreta, tengo códigos, y no necesito hacer prensa con mis romances.

–Hay quien piensa que su estilo naïf es actuado...
–Muchos programas dijeron que estaba guionada. Lo desmiento. Todo es natural y espontáneo. No soy ninguna tontita, soy humana, no me hago la perfecta. Creen que pueden hablar mal de mí porque vengo del interior, o porque soy ingenua.

–¿Lo dice por Pettinato?
–Sí. El personaje del Sr. Petti me parece muy divertido, pero llevó una campaña en mi contra, hablando de mis errores desde que nací hasta hoy. Entonces le inicié juicio. Hace unas semanas tuvimos una audiencia, pero no se presentó y me dejó plantada. Por sus bromas tuve que ir a terapia. Fui más castigada que Pampita. No soy un billete para que me quiera todo el mundo. Pero la gente me apoya para que siga en Bailando.

–¿Se ve en la final?
–No, pero cada semana es una bendición y hacemos un esfuerzo mayor. Cuando empezó el certamen me veía eliminada en las primeras semanas. Ya vamos por el quinto mes y sólo me preocupa cumplir el sueño de Pierre, mi soñador. Queremos ayudar a los abuelitos carenciados de Berazategui, que a mí me enternecen porque no llegué a conocer a mis abuelos.

–Tenga cuidado, Karina. A los abuelos les puede provocar un infarto con tantas curvas...
–¡Ay, no! No ven a la femme fatale de la tele, sino a la chica normal. No ando por la vida provocando todo el tiempo. Por ahora no se me pasa por la cabeza ser una chica Playboy. No me interesa venderme como una bomba sexual. Prefiero insinuar más que mostrar.

–¿Entonces nunca se animaría al teatro de revistas?
–No, nunca lo hice ni me interesa, y no me pondría plumas ni conchero. Porque para ser vedette hay que estar preparada. La única vedette de verdad es Moria, y como dice ella, las demás son decorado.

–La mayoría de las modelos se tiñe de rubio. ¿Son más buscadas que las morochas?
–No, yo al principio me teñí de rubia porque pensaba eso, y me di cuenta de que no es así. Me hice conocida como la morocha de GENTE cuando salí en la tapa. Después se hizo una encuesta online de Rubias vs. Morochas y gané. Los argentinos nos prefieren porque concretamos lo que ellas desean. Hacemos todo de verdad, somos más ardientes. Las rubias son más lavaditas.

–Aquella tapa de GENTE la compartió con Sofía Zámolo, su actual compañera de Bailando. ¿Cómo es la relación con ella, Karina?
–Te voy a contar una verdad que no le conté a nadie. Al principio no me llevaba bien con Sofía. No sé por qué, pero no teníamos feeling. La dupla pegó y compartimos tres tapas, pero vivíamos dos mundos bien diferentes. Sin embargo, ahora me llevo mucho mejor. No sé si ella será falsa o qué, pero nuestra relación cambió.

–¿Falsa? ¿Qué quiere decir?
–No creo que Sofía lo sea. Pero con la guerra en Bailando entre populares, divinas y grasas, todo puede ser. A mí me incluyeron en el grupo de las huecas. Pero no me hago cargo.

–¿Por qué piensa que la llaman hueca?
–Porque soy modelo; entonces también dicen que soy tonta. Me tienen harta. Ninguna tontita llega hasta donde yo llegué. Si alguien piensa eso, el tonto es él. Tengo una empresa que es mi nombre, Karina Jelinek, a la que mantengo desde hace siete años, y eso no lo puede hacer una tontita.

–¿Se siente una diva, entonces?
–No, para ser una diva hay que tener trayectoria, exigencias, y yo estoy lejos. No me siento ni estrella. La clave del éxito es no sentirse una diva. Sólo Susana, Mirtha, Moria y Carmen Barbieri pueden sentirse divas, porque tienen todo para serlo y sentirlo. La gente me dice que tengo ángel y está bueno, porque eso no se compra.

–Sintetizando, Karina... ¿Usted es o se hace?
–Un poco soy, y otro me hago. Soy muy divertida, me río de mis errores. No soy una profesora universitaria, pero me gustaría ser una buena actriz cómica. Por ahora la gente se sigue fijando en mis curvas. Veremos qué pasa más adelante.

Karina dice que se parece a Liza, su perra maltesa, y por eso la trata como una reina. Cuando viaja le trae regalos, ropa y perfumes.

Los chicos me ven como a una muñequita y me escriben cartitas. Me gustaría ser la Valeria Mazza morocha, porque la admiro... aunque ella es demasiado perfecta”.

Los argentinos nos prefieren a las morochas, porque hacemos lo que las rubias desean. Nosotras somos más ardientes. Ellas, más lavaditas”.