Categorias: Actualidad

“Provocarles a los chicos una sonrisa es el mejor regalo que puedo llegar a tener”

Publicado por
Redacción Gente

Es la primera en llegar y la última en irse. Debutó en teatro en 1992 en Pasiones olvidadas. Después hizo una larga carrera por el teatro under, donde actuó en más de 15 espectáculos, escribió otros tantos y deslumbró en todos con su humor. En televisión trabajó en VideoMatch (1996), Chabonas, Peor es nada, El sodero de mi vida, Son amores, entre otros tantos programas. Pero su humor comenzó a diferenciarse y a destacarse cuando interpretó a Vale, la amiga de Florencia Peña en La niñera y a Vera, la amiga de Romina Yan en Amor mío. Ahí Cris Morena la descubrió y un día de octubre, después de las grabaciones de este último, la invitó a cenar. Para el postre, la noticia: la productora le confesó que había pensado en ella para que sea la protagonista de la nueva versión de Chiquititas. “No lo podía creer. Llegué a mi casa de Chacarita y se lo conté a Pablo, mi marido; a mis dos perros, a mi gato, a los vecinos, a todos –reconoce hoy–. Estaba feliz. Nunca hubiera pensado que mi perfil daba para trabajar en un programa con humor tan blanco. Chiquititas fue y es mi gran desafío”.

–¿Y sentís que hubo muchos cambios en tu carrera desde que asumiste este nuevo rol?
–Sí, apenas acepté, Cris me puso un coach para que aprenda a cantar y otro para que aprenda a bailar. El 2 de enero comenzamos a grabar para la tele sabiendo que haríamos teatro para las vacaciones de invierno. El 13 de abril debutamos por Telefe. Después sacamos un disco, y ahora… ¡el Gran Rex!

–¿Y dónde nació tu vocación de artista?

–Creo que el humor lo heredé de mi abuela, que es una mujer que todos los días se despierta con una sonrisa, y le encanta siempre estar coqueta, hacer chistes. Pero yo descubrí el teatro a los 15, en el Instituto Labardén, y desde ese momento nunca más me bajé del escenario.

–Durante muchos años los críticos y los actores te consideraban la reina del humor under, y ahora hacés humor para los más bajitos. ¿Cómo lograste esa mutación?
–Llegó sola. Y me vino muy bien. Este personaje me dio mucha llegada al público y confianza como actriz. Hasta fin de año vamos a seguir. Mientras tanto, lo disfruto. Pensá que yo antes, entre una escena y otra, era la que cebaba mate. Ahora soy la protagonista en la tele, el teatro y los discos. ¿Cómo podría soñar con algo así? Es muy fuerte.

–Todos tenemos padrinos en esta vida. ¿Cuál fue el tuyo?
–Conocí mucha gente buena que me ayudó mucho. Siempre tengo que estar agradecida a Jorge Guinzburg, que me vio en una obra de teatro under y me convocó para que haga Chabonas; a Florencia Peña, que me enseñó a tirarme a la pileta y no tener miedo; y a Romina Yan, que cuando me ofrecieron protagonizar Chiquititas me dio un montón de consejos de cómo tratar a los chicos. Trabajar con chicos es una experiencia nueva en mi carrera. Son niños muy sensibles, que tienen muchas ganas de ser actores, y yo me siento su maestra jardinera.

–Decís que te encantan los chicos. ¿Para cuándo el propio?
–Hace 8 años que estoy casada con Pablo. El es director de documentales y hoy estamos muy bien, transitando este nuevo camino. Muchas veces nos planteamos ser padres, pero aparecía algo en el medio y el sueño quedaba postergado. El año pasado, cuando grababa Amor mío y Romina Yan y Damián de Santo quedaron embarazados, me dieron unas ganas tremendas… Pero llegó el papel de Lilí y acá estoy, aprovechando esta oportunidad y postergando la maternidad una vez más. Un hijo es algo serio. Pienso que hay que tener tiempo para disfrutarlo.

–¿Ya te acostumbraste a ver tu cara en los afiches de las calles, en las cartucheras, en la tapa de los discos y en miles de productos?
–Al principio me parecía muy extraño, pero este protagónico me llegó en un momento de madurez y de solidez personal. Y hacer dos personajes en esta novela es un gran entrenamiento. Además, cuando acepté sabía que tenía que poner todas mis energías físicas y psíquicas en este proyecto. Nunca soñé algo así.

–¿Y en la calle qué pasa con los más chicos?
–Al principio estaba nerviosa y me daba un no sé qué, porque no sabía qué podía pasar. Pero es muy bueno trabajar con un equipo tan profesional como tiene Cris Morena. Ella sabe mucho del mundo de los chicos, y eso me tranquiliza. Además, lo bueno es que el personaje en esta tira es mucho más fuerte, y si no estoy caracterizada, muchas veces la gente ni me reconoce. Y si me reconocen los saludo y les regalo una cuota de mi buen humor. Provocarles a los chicos una sonrisa es el mejor regalo que puedo llegar a tener.

–Dicen que los actores ponen cosas suyas a la hora de crear los personajes. ¿Vos qué le aportaste a Lilí?
–A mí me gusta que mis personajes sean creíbles y queribles. Y esta versión de Chiquititas es genial: como actriz puedo poner todos los condimentos que fui aprendiendo a lo largo de todos estos años. Porque en esta novela hay mucha comedia, pero además están los momentos para las lágrimas. Pero la felicidad y la alegría siempre reinan.

–¿Cómo definirías a Lilí?
–Es como una mamushka, una muñeca rusa, porque tiene un personaje dentro de otro. Puede ser ingenua, seductora o seria, según su propia conveniencia. A la vez, es como yo: un poco exagerada. En la vida siempre priorizo la simpatía y ella es así también: le gusta gesticular y pasa de la seriedad a la ironía con mucha naturalidad. Es una gran clown. En cambio Magalí (mi otro personaje de la tira) es más triste, responsable y tiene un gran objetivo en la vida: encontrar a su hijo cueste lo que cueste. Por eso se disfraza de Lilí, para entrar al orfanato y convertirse en la madre payasa de todos los chicos. Después de esta experiencia, descubrí que yo también soy capaz de cualquier cosa para que un chico sea feliz.

Ahora, todos quieren ser como ella: las nenas le copian el look y hasta los varones cantan sus canciones. Siempre hizo humor negro y para adultos, pero ahora está feliz por llegar a los más chicos.

Antes, entre una escena y otra, yo era la que cebaba mate. Ahora soy la protagonista en la tele, el teatro y los discos. ¿Cómo podría soñar con algo así?


La primera temporada de Chiquititas en el teatro fue hace 10 años. Hoy vuelve al escenario del Gran Rex a vivir su sexta temporada. Allí, Jorgelina Aruzzi se convierte en Lilí y está acompañada por los 17 chicos de la tele. “Los niños son los seres más preciados del planeta y nadie puede ni debe lastimarlos… Ellos son la luz, la esperanza. Porque tienen derecho a una infancia feliz y amorosa creamos este nuevo espectáculo”, dice Cris Morena, la directora del musical.