Dice el doctor José Antonio Viera-Gallo Quesney que cuando le comunicaron su nombramiento como embajador en Argentina -rol que ya había desarrollado entre 2015 y 2018-, “me invadió un sentimiento de alegría por volver a un país que me atrae y donde he vivido, y de responsabilidad y desafío, por la nueva tarea encomendada en circunstancias muy diferentes al primer período”.
-¿Lo menciona pensando en el fútbol? Porque en su periodo anterior Chile había obtenido las finales de las Copas América de 2015 y 2016 venciendo precisamente a nuestro país? -le preguntamos con picardía.
-(Ríe).

-Usted conoce la histórica “pica” futbolera y cultural entre ambos países…
-La conozco, la padezco y la soporto. Pero, bueno, lejos de dividir, el fútbol también puede funcionar como un lenguaje común entre nuestras sociedades. De hecho, es un deporte de multitudes desde el que los equipos y sus jugadores trasmiten la imagen de un país. Así que son verdaderos embajadores, también. Igual, en eso Argentina nos gana por goleada con figuras como Diego Maradona y Lionel Messi y tantos otros, que terminaron siendo ídolos mundiales.
-¿De qué club de fútbol es simpatizante en Chile? ¿Simpatiza con alguno en Argentina?
-No tengo preferencia por un club en particular ni en mi tierra ni en Argentina. Siempre he hinchado por la Selección de fútbol, que tiene los mejores jugadores y simboliza la unidad nacional. Lo mismo me pasa en Argentina. Si Chile queda eliminado en algún campeonato internacional, inmediatamente me abanderizo por Argentina.
-Disculpe la duda pero, ¿debemos creerle?
-Se lo firmo -vuelve a reír antes de invitar al equipo de GENTE a recorrer la residencia que habita en Tagle 2772, esquina Avenida Del Libertador.
“EL APRENDIZ DE HISTORIADOR Y FILÓSOFO” QUE SE DEJÓ IMPULSAR “CON PASIÓN” POR LA POLÍTICA Y LA DIPLOMACIA

“Creo que la vida parlamentaria es una buena escuela para conocer el alma humana, tratar y convivir con personas muy diferentes y aprender a argumentar respetando a quien piensa distinto”, entiende el caballero nacido un 2 de diciembre de 1943 en Santiago de Chile, al tiempo que admite que cuando era chico no tenía claridad de a qué se quería dedicar. “Me gustaba la historia antigua y me llamaba la atención la filosofía y la política. También el derecho, por mi abuelo Antonio, que fue un importante abogado. Es más, si no hubiese sido diplomático -arriesga- justamente me habría gustado ser una mezcla de historiador y filósofo. Pero...".

-¿Pero?
-Fui impulsado a la política, y no me arrepiento. He tenido una vida plena de desafíos, con altos y bajos, intentando servir al país en lo que me ha tocado, y ésa es una gran satisfacción. A mí me atrae la cultura en todas sus manifestaciones, incluida la gastronomía. El ayer y el hoy nos interpela a no perder la brújula en el torbellino actual y a enfrentar con conciencia crítica y abierta los cambios que estamos viviendo... Aunque, claro, sé que me faltarán años para ver el desarrollo de la era digital y la inteligencia artificial”, admite quien tras recibirse en la Pontificia Universidad Católica de Chile (1967) y completar un postgraduado en Ciencia Política del Instituto Latinoamericano de Doctrina y Estudios Sociales (1969), ha ocupado cargos clave como los de subsecretario de Justicia del gobierno de Salvador Allende y ministro del Tribunal Constitucional.
-¿Qué aprendizajes siguen guiando su vocación como servidos público?
-Sobre todo la experiencia que viví por ser hijo de un diplomático de carrera (José Viera-Gallo), alguien que también sirvió dos veces en Argentina. Reconozco, además, que haber residido en varias naciones, aparte de Portugal, Francia e Italia, me ha ayudado a conocer más de cerca varios países latinoamericanos.
-Después de tantos años en la política y la diplomacia, ¿hay algo que todavía lo emociona o sorprende del ejercicio?
-Cómo cambia la política al ritmo de la transformación de la sociedad y la opinión pública. En especial ahora, cuando el electorado es más volátil. Me emociono cada vez que se logra ayudar a terminar con una injusticia, y recordando a quienes dedicaron su vida con sacrificio y abnegación trabajando por su país.

-Desde su mirada, ¿en qué somos distintos los argentinos y los chilenos, y en qué nos parecemos más de lo que creemos?
-Ambos pueblos compartimos una misma cultura e historia. Sin embargo, tenemos singularidades que marcan nuestras identidades: Argentina es un país extendido, agrícola y ganadero, que mira a Europa y se encuentra muy abierto a la inmigración; Chile, por su lado, es un país montañoso, minero, moldeado por las adversidades telúricas, que explota su riqueza pesquera, y cuenta con una agricultura intensiva y de boutique orientada a la exportación. Los argentinos son más espontáneos y extravertidos; nosotros, más concentrados y amantes del orden. Si bien desarrollar un perfil de ambas naciones daría para varios libros, vale resaltar que por fortuna en las zonas fronterizas abundan las familias con miembros de ambas nacionalidades.
-Si le nombramos a José de San Martín y a Bernardo O'Higgins, ¿qué es lo primero que se le ocurre?
-Que pertenecieron a una generación rebelde y heroica que se propuso grandes tareas y las llevó a cabo pagando un alto precio a partir de los tiempos turbulentos en que vivieron: San Martín muriendo en el exilio luego de largos años de destierro; O’Higgins otro tanto en Lima... San Martín es muy respetado en Chile.
“HOY, LAS TRES PRIORIDADES ENTRE NUESTROS PAÍSES SON LAS RELACIONES ECONÓMICAS, LA CONECTIVIDAD TERRESTRE Y LA COLABORACIÓN ANTÁRTICA”

“En Argentina, los chilenos residentes somos cerca de 150 mil, sin contar otros tantos con doble nacionalidad. La mayoría, descendientes de migrantes que vinieron a comienzos del siglo pasado”, repasa el embajador ante el pedido de GENTE. “Hay muchos universitarios y profesionales. Contamos con 13 consulados que los atienden desde Salta a Ushuaia a cargo de diplomáticos de carrera. Las actividades con las organizaciones de la comunidad chilena son muy variadas: culturales, deportivas, de solidaridad”, ilustra.
-¿Qué significa para usted, en términos personales y profesionales, representar a Chile ante un país tan cercano -y tan intenso- como Argentina?
-Como mencioné, es una responsabilidad y un desafío. Pero también es un servicio que se hace con gusto dada la variedad e intensidad de esta relación bilateral, lo que supone manejar un conjunto bien diverso de temas. Las dos veces que ejercí aquí como embajador he encontrado comprensión y colaboración no sólo por parte de las autoridades argentinas, sino también de la sociedad civil. Hablo de empresarios, sindicalistas, del mundo de la cultura, del de los derechos humanos... Lo mismo puedo afirmar del interés de las provincias por relacionarse cada vez más con Chile.
-¿Cuáles son hoy las tres prioridades que Chile plantea ante la Argentina y usted impulsa desde la embajada?
-Las relaciones económicas, la conectividad terrestre y la colaboración antártica. Es justo añadir al mismo tiempo la cooperación en materia de seguridad pública, en especial frente a la amenaza del crimen organizado.

-¿Qué acuerdo o convenio reciente considera un paso decisivo en la relación entre ambos países?
-Contamos con un conjunto de tratados y acuerdos bilaterales que regulan las relaciones de Argentina y Chile en múltiples campos. Los dos más recientes fueron el de cielos abiertos, que permitirá aumentar la conectividad aérea entre las provincias de ambos países, y el de cooperación entre los Ministerios de Seguridad, para fortalecer los vínculos de ambas policías. Una comisión binacional de las Cancillerías está revisando el conjunto de normas para tratar de detectar cuáles son los obstáculos que puedan existir para su plena aplicación. Apuntamos a potenciar y modernizar los pasos fronterizos, en especial aquellos que tienen cada vez mayor flujo de personas y mercancías. También buscamos informar acerca del proyecto de cable submarino Humboldt, que unirá Valparaíso con Australia y de ahí a todo Asia: será un avance enorme para la transmisión de datos del Mercosur y en particular de Argentina. Se trata de un proyecto público-privado en el que participa una empresa pública chilena y Google, otra privada. Bueno, y por otro lado, el Tratado Binacional Minero ha cobrado mayor actualidad debido al interés argentino por explotar los recursos mineros en provincias como Jujuy, Salta, Catamarca, San Juan y Mendoza.
-¿Qué hay del aspecto cultural como puente natural entre Chile y Argentina?
-Compartimos una misma cultura. El Centro Cultural MATTA de la Embajada de Chile es el único con que nuestro país cuenta en el extranjero, y su actividad es múltiple tanto por las muestras de artistas chilenos, escultores y músicos, como también para mostrar las creaciones de quienes residen en Argentina. Este año conmemoramos el aniversario número ochenta desde que Gabriela Mistral obtuvo el Premio Nobel, resaltando su relación con Argentina. Finalizando 2025 acogeremos una retrospectiva del gran pintor chileno Nemesio Antúnez. A ello sumemos la actividad que realizan nuestros consulados. Debo apuntar, además, la designación de Andrés Rodríguez como director de las óperas del Teatro Colón, y de Gonzalo Oyarzún como director de las Bibliotecas Públicas de lCABA. También resulta relevante la cooperación entre ambos países en el campo de la industria audiovisual... Como verás, existe una gran variedad de opciones compartidas respecto a este aspecto.
CERCA DEL FÚTBOL, LEJOS DEL MATE Y “SIN LA OSADÍA DE SEÑALARLES A LOS ARGENTINOS ALGUNA FORMA DE PREPARAR LA CARNE”

Instalado en Buenos Aires, a José lo acompaña su esposa desde 1970, la socióloga María Teresa Chadwick, “quien ha tenido varios cargos de responsabilidad en el servicio público”, y la "presencia virtual" de tres hijas: “dos viven en Chile (María José -54, periodista y escritora- y María Teresa -53, montajista de cine-) y la otra (Manuela -46, artista plástica-) en Nueva York. "Que frecuentemente, por fortuna, nos visitan, y ahí aprovechamos para disfrutar de nuestros cinco nietos (Paloma Pulido -de 13-, Salvador Salinas -17-, Nataniel y Adrián Mayol -14 y 18- y Laura Izquierdo -23-)", enumera el diplomático, que aprovecha junto a su mujer el tiempo libre que le dejan sus labores diplomáticas, "para disfrutar la gran variedad en actividades que ofrece Buenos Aires”.
-Más allá del trabajo, ¿qué pasiones o aficiones cultiva? ¿Hay algún hobby o costumbre que lo ayude a desconectarse?
-Me encanta leer e ir al teatro y al cine, y conocer restaurantes buenos y a precios abordables. También, caminar por diversos barrios descubriendo sus atractivos. Cuando están mis nietos vamos al fútbol.
-Comúnmente consume asado criollo y el mate? ¿Cuál le gana al paladar chileno?
-El asado es un clásico que a nadie deja indiferente. Lo que más consumo es lomo y los chorizos… tan sabrosos. No guardo costumbre de tomar mate.

-¿Sabe cocinar?
-Tengo el hábito de cocinar, sobre todo pastas, tras haber vivido más de una década en Italia. Pero no me atrevo a señalar alguna forma especial de preparar la carne a los argentinos: sería una osadía.
-¿Qué lugares de nuestro país lo han fascinado?
-Muchos. Ciudades importantes con sus alrededores, como Córdoba, Rosario y Mendoza. Ushuaia, donde he ido varias veces. Los paisajes de Jujuy, Salta y La Pampa. Y me gusta Mar del Plata con su arquitectura de balneario del siglo pasado, que trasmite nostalgia marina. Y cómo olvidar Calafate y el Glaciar Perito Moreno, o Bariloche….
-Para finalizar y ya en retrospectiva, ¿qué lo sorprendió de los argentinos cuando regresó en 2023 tras un lustro de ausencia?
-Lo que no deja de asombrarme es el buen ánimo con que aquí la gente enfrenta las dificultades de la vida. Los argentinos son alegres y simpáticos. Me gusta su trato afable y horizontal: con facilidad se entabla una conversación. Y saben disfrutar de los espacios públicos, como parques, bibliotecas, salas de música, centros culturales y los cafés de cada esquina. Todo eso de ustedes me sigue fascinando.
Fotos: Martina Cretella y gentileza de la familia Viera-Gallo Quesney
Agradecemos a Héctor Garrido
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