El caso de Alexis Acuña, el profesor de kickboxing y artes marciales de 35 años que fue atacado por la espalda en un gimnasio de Carmen de Areco, generó conmoción en las últimas horas luego de la viralización del video en el que se ve el momento exacto del golpe.
Hasta entonces, el episodio había quedado limitado al ámbito local y a un pequeño grupo de entrenadores, pero las imágenes cambiaron por completo el escenario. Ahora, y con el caso instalado en la agenda pública, Acuña decidió hablar y contar en primera persona cómo atraviesa las consecuencias físicas, económicas y emocionales del ataque.
El episodio ocurrió a comienzos de mes, durante una discusión que había empezado algunos días antes por WhatsApp. La tensión surgió por un motivo simple: el orden de los elementos en la sala de musculación.
Según trascendió, Acuña le había comentado al dueño del gimnasio que P.P., un hombre que también entrenaba allí, dejaba los elementos desparramados después de usarlos. Ese comentario fue suficiente para encender un conflicto inesperado.
El cruce virtual se tensó rápidamente. Mensajes con reproches sobre el orden del gimnasio, desafíos velados y frases fuera de tono marcaron un ida y vuelta que parecía terminar ahí. Sin embargo, cuando ambos se cruzaron en el gimnasio, la situación escaló de manera violenta. Las cámaras de seguridad registraron el momento en que P.P. se acercó desde atrás y embistió a Acuña con un golpe que lo tomó completamente desprevenido. El impacto lo derrumbó en el acto.
Las consecuencias fueron graves. El deportista sufrió la fractura del pómulo derecho y del maxilar derecho y deberá ser operado en las próximas horas. A raíz del golpe también presentó dificultades para escuchar, mareos, dolor de cabeza y problemas para comer.
La palabra de Alexis Nicolás Acuña
“Tengo la cara quebrada en tres partes”, precisó la víctima en un video que comenzó a circular este martes. Con la voz débil y un notable esfuerzo para modular, relató que la lesión le impide abrir la boca con normalidad.
En el mismo mensaje, Acuña explicó su situación actual: “Creo que todos saben qué es lo que me está pasando. No puedo modular bien, tengo la cara quebrada en tres partes, necesito una operación y tengo que viajar a San Nicolás”, detalló.
El instructor, oriundo de Carmen de Areco, remarcó la frustración de haber llegado a este punto después de años de dedicación al deporte: “Soy un peleador que estaba preparado para ser profesional, una carrera de varios años en preparación y siendo profe me acaba de pasar esto”, dijo con evidente angustia.
El golpe no solo afectó su salud: también lo puso frente a un problema económico inmediato. “Quiero contarles que tengo que costearme la operación, no tengo obra social, no tengo cómo moverme, no tengo cómo costear todos los gastos”, señaló.
Según relató, necesita atención de un oculista, de un cirujano maxilofacial y también asistencia por la lesión en la oreja, ya que aseguró que no está escuchando bien. “Estoy mareado, tengo dolores de cabeza, no puedo comer, no puedo abrir la boca, no estoy bien”, agregó.
Su mensaje cerró con un pedido directo a quienes pudieran colaborar: “No sé cómo va a terminar esto, mi carrera, mi vida. Hoy necesito ayuda”. Sus palabras reflejaron no solo el daño físico sino el impacto emocional de un ataque que, según él mismo insistió, ocurrió en un ámbito donde jamás esperaba una agresión de ese tipo.
Como instructor y peleador formado, Acuña remarcó que siempre promovió el respeto y que nunca pelea fuera de un ring o una jaula con reglas claras, árbitro y condiciones deportivas.
El caso continúa bajo investigación y la Justicia analiza las imágenes del gimnasio y el intercambio previo de mensajes. Mientras tanto, P.P. continúa prófugo y Acuña espera la operación que definirá su recuperación y, en parte, su futuro como peleador.
