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“Viví una noche increíble”

Publicado por
Redacción Gente

Todos los días 29 la pareja repite la misma ceremonia. De enero a diciembre, desde hace dieciocho meses. Es siempre igual: Susana Giménez y Jorge Rama celebran juntos un nuevo mes en pareja. Hay velas, rosas amarillas, champagne… A veces cambia el escenario, claro. Algunos festejos pasados se produjeron en Punta del Este o Miami. Sin embargo, el 29 de agosto último la diva máxima de la televisión argentina viajó a Córdoba para asistir a una charla de CONIN, una asociación civil que combate la desnutrición infantil. Su novio se quedó en Montevideo. Y, por primera vez desde que están juntos, los novios se vieron obligados a suspender su romántica rutina.

Pero Jorge Rama no se da por vencido fácilmente. El viernes 1º de septiembre cruzó el río de la Plata para reencontrarse con Susana. Ya tenía todo coordinado: asesorado por Gustavo Damián, organizó una cena para homenajear a su novia. “No me imaginaba pasar una noche así. Esta fue una gran sorpresa que me armó Jorge para festejar un mes más juntos. Estoy muy contenta. Me encantan las sorpresas y sentirme querida”, diría luego Su, aún sorprendida.

A pesar de la lluvia y el frío, la pareja salió de la casa de Barrio Parque alrededor de las 20.30 horas, en el Mercedes Benz de la diva. Susana Giménez aún no conocía el destino. El plan era festejar otro cumplemés, claro. En absoluto secreto, el empresario uruguayo alquiló la disco Alsina Buenos Aires y cerró sus puertas al público. El salón quedó vacío, con una mesa y dos sillas en el centro. Los novios llegaron a las 21.15, tal como lo había planeado Rama. En la puerta fueron recibidos por dos valets vestidos con trajes de estilo Luis XV. Ya en el hall, Su descubrió una gigantografía de su último viaje a Praga, junto a un candelabro con velas encendidas.

Recién cuando abrió la cortina roja para ingresar a la pista la diva descubrió que el salón estaba vacío. Una alfombra de pétalos de rosas rojas la guió hasta un improvisado living. Entonces sonaron los primeros acordes de la canción que durante años sonó como cortina musical de su programa en televisión. Sí, aquella que dice: “Después de todo, sólo soy una mujer…”. El lugar estaba decorado con otras cinco fotografías gigantes, que reflejaban distintos viajes de la pareja por el mundo. En un nuevo living, completamente blanco, Susana y Jorge brindaron con champagne junto al RR.PP. Gabriel di Baso y el decorador Gustavo Damián. Y llegaron los appetizers: mini-brochettes vegetarianas de muzzarella, albahaca y tomate. Entonces la diva recordó que en el baúl de su auto siempre guarda una botella de Montchenot, el único vino que toma en Buenos Aires. Gustavo Damián fue hasta el Mercedes Benz a recuperar la botella de Bodegas López. Mientras tanto, los novios se sentaron en la mesa armada en el centro de la pista, decorada con un mantel rojo, aunque cruzada por un camino negro. En cada punta tenía un candelabro de plata con diez velas blancas encendidas. Y, en el centro, un arreglo floral de rosas amarillas.

El menú estuvo a cargo de Maru Botana. Entrada: ensalada con rúcula, endibia, tomates confitados, jamón crudo y palmitos. Plato principal: lomo relleno de vegetales y papas rosti. Por último, hubo champagne y dulces: sable de almendras con cremas de limón y frutos rojos. Durante toda la comida, cinco pantallas gigantes ubicadas estratégicamente alrededor del salón proyectaron el nombre de Susana escrito en letras verdes, junto a una gran estrella. Luego reflejaron algunos musicales que la diva protagonizó en sus programas y, por último, un mini-recital de Robbie Williams.
A las 22.45, los novios decidieron dejar la disco. Como la lluvia no había cesado, Susana Giménez se protegió bajo un paraguas signée Louis Vuitton. Pero el festejo recién comenzaba… Poco después, la diva canceló el turno que tenía el sábado en la peluquería de Miguel Romano. “Quiero pasar todo el fin de semana con Jorge”, dijo.

La mesa de los novios fue ubicada en el centro de la pista de Alsina Buenos Aires. Hubo velas, rosas amarillas… ¡y hasta dos mozos vestidos con trajes de época!

Cuando corrió la cortina de terciopelo roja, Susana descubrió que el salón estaba vacío. Tomada de la mano por su novio, caminó sobre una alfombra de pétalos de rosas. En el centro de la disco estaba su mesa, con dos candelabros de diez velas cada uno y un centro hecho con rosas amarillas. Dos mozos enmascarados, vestidos con trajes de estilo Luis XV, atendieron a los novios. Cinco pantallas gigantes reflejaron distintos musicales que protagonizó la diva en televisión. Y alrededor de la mesa había fotos gigantes de los últimos viajes de la pareja por el mundo. Susana, fiel a su costumbre, sólo brindó con champagne y Montchenot, el único vino que toma en Buenos Aires.


Fue una noche única. Me encanta que me sorprendan, sentirme querida. Jorge armó una gran velada para festejar un mes más juntos. Viví una fiesta increíble