Entre normativas, plazos y metas de descarbonización, la movilidad eléctrica en Europa se volvió un terreno de laboratorio: autos cada vez más pesados, más caros y, paradójicamente, menos humanos. En ese escenario aparece Malya, el nuevo concept de Mole Urbana, una empresa italiana que no quiere fabricar el futuro perfecto, sino uno posible.
Malya no promete récords de autonomía ni cifras espectaculares. Su ambición es otra: recuperar el sentido práctico del movimiento. Un vehículo que permita cruzar la ciudad sin ansiedad, salir del entorno urbano sin culpa y redescubrir la escala humana del automóvil.
El proyecto nació con un propósito claro: ir más allá del típico auto eléctrico urbano. Mole Urbana, dirigida por el diseñador Umberto Palermo, lleva años insistiendo en que hay un vacío en el mercado entre los autos tradicionales y los “cuadriciclos” ligeros como el Citroën Ami.
El Malya pretende ocupar ese espacio. Mide 3,75 metros de largo, tiene cinco plazas reales y un baúl más grande de lo que parece. Pero su valor no está en las cifras, sino en su filosofía.
El diseño rompe con la estética blanda de la mayoría de los urbanos eléctricos. Aquí todo es funcional: las líneas rectas no son capricho, sino decisión técnica. Cada panel está pensado para simplificar la construcción y maximizar el espacio.
Mole Urbana no ha revelado detalles técnicos: ni potencia, ni capacidad de batería, ni autonomía. Pero eso no parece importar. Malya es una idea antes que un producto. Y a veces, las ideas mueven más que los motores.
La marca ya había presentado proyectos anteriores con autonomías de entre 75 y 150 kilómetros y velocidades de hasta 50 km/h. Malya apunta más alto, pero sin perder los pies en la tierra. Su desafío es demostrar que la movilidad sostenible puede ser también emocional.
Italia siempre supo convertir la necesidad en arte. Este concept lo demuestra: no hace falta construir un superdeportivo para emocionar, basta con diseñar un vehículo capaz de reconciliar la innovación con la gente común. Es que la movilidad del mañana no solo será de quien tenga más autonomía, sino de quien entienda mejor a las personas.
