La increíble historia de “Soy mamá y pediatra”: cómo fue el día en el que su vida cambió para siempre – GENTE Online
 

La increíble historia de “Soy mamá y pediatra”: cómo fue el día en el que su vida cambió para siempre

Una madrugada, un momento marcó a fuego a Jimena Le Bellot y la hizo convertirse en una de las influencers del momento. Su relato, en diálogo con GENTE.
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Agosto de 2017. Son las cuatro de la mañana y una mujer ingresa al hall de una clínica en Belgrano. Desesperada, pide por una pediatra. Entonces, una enfermera corre a despertar a Jimena Le Bellot, quien se encuentra dormida pero atenta, trabajando en algo que odió desde siempre: la guardia nocturna.

Con los ojos entrecerrados, se acerca hasta el consultorio y atiende a la señora en cuestión, quien parece estar al borde del llanto. Preocupada, le pregunta qué es lo que ocurre. Y cuando escucha el cuadro, se le prende una lamparita, le surge la idea de su vida.

“Mi hija tiene la cola irritada”, le dice la mujer, para su sorpresa. Ella le explica que eso se debe al roce del pañal, define al problema como una dermatitis y le hace las recomendaciones pertinentes.

Cuando se va, busca su celular, abre Instagram, clickea sobre “crear cuenta nueva” y registra el nombre por el que la conocerá, siete años después, más de un millón de personas: @soymamaypediatra.

Jimena Le Bellot tiene 37 años y es oriunda de Munro.

El origen de Jimena Le Bellot antes de convertirse en “Soy mamá y pediatra”

Antes de ser “Soy mamá y pediatra”, la influencer que hoy es un éxito en las redes fue “Jimena de Munro”. Allí, en esa localidad de la Zona Norte del Gran Buenos Aires vivió hasta sus 27 años.

Nació en Once porque su abuela Consuelo, “Chelo” para los íntimos, vino de Galicia escapando de una crisis de mediados del siglo XX en Europa y aquí, en Argentina, y no quiso abandonar a su comunidad. Por eso, apenas pudo, se hizo socia del Hospital Español.

“Ella llegó en un barco a Buenos Aires, donde conoció a mi abuelo Pepe. En realidad él la fue a buscar al puerto porque no la dejaban bajar. Si no me equivoco, eran 12 hermanas, pero como hubo uno crisis allá, se vino acá buscando una mejor situación económica”, cuenta setenta años después de aquel episodio fundacional para su familia, sentada en una oficina de la Revista GENTE tras entregarse a una increíble producción de fotos.

-¿Por qué no la dejaban bajar?

-Ella ya tenía una hermana acá, mi tía abuela, que estaba con un señor. La fue a buscar con su marido y un amigo, que terminó siendo mi abuelo, pero no la dejaron bajar porque tenía gripe. La dejaron en el barco todo el fin de semana. Ahí pegaron onda y se conocieron. Después tuvieron a mi mamá, que conoció a mi papá y bueno…

-Naciste vos, que fuiste socia desde la cuna del Hospital Español.

-Toda mi infancia fui desde Munro hasta Once, que no es nada cerca. Dos o tres bondis para hacer todos los controles de pediatría. Ahí arrancó mi contacto con la especialidad. Viajábamos con mi mamá solas en colectivo.

-¿Qué te cuenta tu mamá de tu nacimiento?

-Le pregunté sobre eso cuando quedé embarazada de mi hija Elena. Mucho no habíamos hablado antes. Sé que ella estaba sentada (se refiere a la posición que de bebé tenía en la panza), así que fue cesárea. Y no sé mucho más.

Jimena no nació en Munro, pero se crió ahí. Y así como viajó, desde el 13 de agosto de 1986, cuando llegó a este mundo, a controles pediátricos hasta Once, también debió moverse bastante para ir a la escuela: la Norbridge High School de Saavedra. “La mejor, según mi papá”, remarca.

Jimena Le Bellot, súper sonriente, posa para el fotógrafo de GENTE.

Y detalla: “En el colegio era muy autoexigente. Del jardín mucho no me acuerdo. En el primario siempre me fue bien. Iba a un colegio del barrio. Era el religioso de la zona, pero en mi casa yo aprendía con mi mamá, entonces mis compañeros quedaban bastante más atrás. Así que me cambiaron a otro”.

-¿Era mejor?

-Mirá… Me acuerdo mucho que en sala de 5 teníamos que escribir del uno al cien y juntar los números con líneas. Y ahí estaba la seño haciéndole esa tarea a una fila de chicos y yo a otra. Sabía leer y escribir. Y estaba en primer grado. Entonces me dijeron que me cambiaban a otro colegio, a ese privado de Saavedra. Mi papá era el arquitecto de ahí.

-¿Y cómo te fue?

-Me costó mucho. De golpe mis compañeros hacían análisis sintáctico de oraciones. Era más avanzado.

Jimena Le Bellot en plena preparación para la producción con GENTE.

-¿Era una escuela de clase alta?

-Pasé a un colegio en el que tenía compañeras que por ahí viajaban a Disney o hacían cosas a las que yo no podía acceder. Mi mejor amiga de ese colegio siempre traía zapatillas nuevas. Era como “wow”. Una vez trajo unas charoladas ¡y ese término era como un montón! Pero bueno, también había chicos de clase media baja como yo y estábamos todos ahí mezclados.

Así fue su vida: de Saavedra a Munro, junto a Julieta (34) y Joaquín (31), sus hermanos menores; y de Munro a Saavedra. El camino se repitió semana tras semana. Hasta que llegó el momento del secundario y la hora de entrar al Nacional Buenos Aires, donde comenzó llevándose materias (Historia, Latín y Química), hasta que logró asentarse como una gran alumna.

La casa de Munro, la que recuerda con una parra que se llenaba de abejas y un pozo ciego en el patio, se fue agrandando cada vez más. Cuando egresó y entró a la UBA, Jimena ya tenía cuarto propio y una sala de juegos en el último piso. También novio.

Jimena Le Bellot estudió medicina en la UBA y se egresó con diploma de honor.

La historia de amor de Jimena Le Bellot

El primer beso llegó en el subte. Una tarde, al regresar del colegio, Leonardo la miró y ella a él, y no se pudieron resistir. Estaban en la línea D y la vida de ambos cambió para siempre.

Tenían 15 años y ya venían hablando, coqueteando, desde hacía algunos meses por ICQ, el primer mensajero instantáneo, furor en los albores de la era de Internet en la Argentina. Pero nunca se habían animado a dar un paso más.

Jimena conoció a Leo apenas ingresada en el Nacional Buenos Aires. “Siempre le decía que era un cheto del Belgrano”, recuerda ahora, entre risas. Y asegura que lo definía así porque “vivía en Cabildo y Juramento y había vacacionado en Cuba”, lo que en la adolescencia la hacía pensar que “era un pibe con plata”.

Aunque el beso fue a finales de 2002, recién el 20 de enero de 2003 formalizaron la relación. Estaban sentados en un banquito en el Unicenter y él se lo preguntó sin anestesia: “¿Querés ser mi novia?”.

Jimena Le Bellot se casó en 2017, tras quince años de relación.

Pechi, un amigo en común de los dos que siempre viajaba con ellos en subte, se enteró y celebró la noticia. Luego de tres años de amistad, Jimena y Leo por fin se habían animado a dar ese gran paso en la relación.

Su padre Julio, quien la dejaba siempre en la estación Congreso de Tucumán con el auto y le decía “que la fuerza te acompañe”, nunca imaginó que la compañía que conocería en el subte terminaría siendo el amor de su vida.

Leo y Jimena se casaron el 9 de marzo de 2017, tres lustros después de haberse puesto formalmente de novios. No sabían lo que los esperaba.

En 2019, dos años más tarde de la boda, todo cambió con la llegada de Elena y con, por fin, la puesta en funcionamiento -el primer paso, el inicio- de la cuenta que tanto tiempo había tenido guardada sin darle ningún tipo de actividad desde de aquella noche en la que se le prendió la lamparita en la clínica de Belgrano: @soymamaypediatra.

Jimena Le Bellot hoy no tiene consultorio, pero trabaja continuamente en la pediatría.

El nacimiento de su faceta de influencer y el gran cambio en la vida de Jimena Le Bellot

Aquella madrugada en la que una madre llegó a la guardia por una dermatitis del pañal, Jimena vio algo muy claro. Como Neo en Matrix, logró entender lo que tenía que hacer. Algo que nadie había hecho ni se había dado cuenta de hacer hasta ese momento. Una revelación.

“Vino una mamá corriendo desesperada en pijama, con la abuela también en pijama, y me dijo: ‘No sé qué hacer’. La bebé tenía el culo rojo y ellas estaban muy angustiadas. Cuatro de la mañana. Habían venido preocupadas, sin vestirse, habían pensado lo peor y la realidad es que el bebe no tenía nada grave", rememora la anécdota con mayor detalle.

Y precisa sobre el momento en el que tuvo su gran idea: “Me di cuenta de que por ahí la madre y la abuela, que vinieron angustiadísimas, si abrían Instagram encontraban una respuesta, decían ‘es una dermatitis del pañal, tiene paspada la cola nada más, mañana lo consultamos’, no iban a necesitar atravesar por toda aquella situación. Entonces dije: ‘Cuando sea mamá y sepa qué cosas preocupan, esto (por su cuenta de Instagram con recomendaciones pediátricas) va a poder ayudar a la gente’”.

Sí, en agosto de 2017, cuando Jimena tuvo la idea, ni siquiera su hija Elena estaba en los planes. Sin embargo, la influencer registró el arroba soymamáypediatra como si lo fuera. Lo hizo sin ser mamá, aunque sí pediatra. Y tal cual, iba a ayudar un montón de gente.

Se había recibido algunos meses antes tras una extensa residencia en el Hospital Gutiérrez y una carrera en la UBA que terminó con diploma de honor. La medicina siempre le había gustado, pero la especialidad a seguir le había generado algunas dudas.

“En medio de su estudio, falleció mi tío Carlitos, hermano de mi mamá. Fue mi primer encuentro con una enfermedad. Cuando murió, al tiempo volví a encontrarme con otra gente que tenía cáncer o enfermedades así y fue como medio fuerte. En ese momento dije ‘quiero dejar la medicina’. La gente enferma, la gente muriendo… eso me hacía mal. Pero justo al poco tiempo cursé Pediatría, que era la única especialidad en la que tratabas con gente sana. Tras analizarlo así, decidí seguir ese camino”, relata.

-Explicame eso.

-Claro, el chico viene a un control de salud sano. Lo ves sano y se va sano. Puede tener, más allá de mocos, enfermedades graves, pero en el día a día en el consultorio el contacto es con gente sana. En cambio el adulto va por otras cosas. En pediatría podés interactuar con la salud, pero más desde el lado de la prevención.

-¿Y conseguiste trabajo rápido?

-A mí me gustó siempre lo que es la salud pública. Pero sólo conseguí empleo en Tigre. Yo vivía con mi marido en Cabildo y Lacroze. Tenía veinte minutos hasta la estación, media hora de tren y cuarenta minutos de colectivo. Todos me decían que cuando quedara embarazada no iba a querer ir más.

-¿Y qué pasó?

-Empecé a buscar algo de cerca de casa. Terminé en una clínica enfrente. Era privada. No se trataba del lugar donde me gustaba trabajar, pero me daba de comer. Y ahí abrí un consultorio. Pasa que a un consultorio, si nadie te conoce, nadie va. Es de boca en boca. Vas haciendo tus pacientes de a poco.

Le Bellot comenzó a grabar contenido en su consultorio, ya que no iba nadie a atenderse.

-¿No iba nadie?

-Quedé embarazada de Elena con el consultorio vacío. Iba a sentarme ahí y no venía nadie.

-¿Te frustraba? ¿Qué pensabas?

-No, sabía que era lo que pasaba normalmente. Yo me abrí el Instagram en 2017 y empecé a subir contenido cuando nació Elena. Claro, cuando tenía dos meses debía dejarla llorando en casa mientras yo iba a un consultorio al que no iba nadie. Entonces, me dije: “Estoy acá, sentada en el consultorio, perdiendo tiempo... No. Tengo que venir por algo”. Y empecé a subir contenido.

-¿Funcionó?

-Cuando llegué a 20 mil seguidores llené el consultorio. Agenda completa. Tenía todos los turnos dados. Era como el trabajo que una persona de 50 logra hacer en 20 años. Yo lo hice en meses. Se llenó.

El presente de "Soy mamá y pediatra", entre su libro y los cursos

El crecimiento de la cuenta de Instagram de Jimena Le Bellot fue exponencial. De 20 mil pasó a 40, de 40 a 100 y así… Hoy tiene más de un millón trescientos mil seguidores.

En su perfil pueden encontrarse recomendaciones pediátricas, relatos de vivencias vinculadas a la maternidad y cursos de todo tipo: sobre educación sexual integral, cuidados de verano y alimentación infantil, entre otros.

También escribió un libro, Criando con amor, acompañando a las infancias de la mano de Soy mamá y pediatra, que cuenta con un particular detalle: todas las ilustraciones son de su mamá Liliana.

Jimena presentó la publicación en la Feria del libro.

Pese al éxito con los pacientes, el consultorio lo dejó para dedicarse de lleno a las redes sociales. "Lo cerré en agosto de 2021”, explica algo nostálgica. Y se muestra orgullosa de su presente. Hoy es una pediatra influencer que enseña desde su cuenta de Instagram. Como lo planificó aquella noche en la clínica, el día en el que su vida cambió para siempre.

Fotos: Diego García.

Videos: Ramiro Palais.

Edición fotográfica y retoque: Darío Alvarellos.

Producción: Sofía Pérez y Santía.

Estilismo: Florencia Stancanelli (@byflorstancanelli).

Maquilló y peinó: Luana Clemente (@luani.makeup) para Sebastián Correa Estudio.

Looks: Swa-mi, Inicial.S y Diseta.

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Vínculo copiado al portapapeles.

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