Una pausa con José María Muscari: "En la crianza de Lucio, a veces no soy tan moderno como pensaba"

Más íntimo que nunca, el director teatral y dramaturgo desromantiza la adopción, acepta las “adversidades” que se le presentan al "conocerse" con su hijo adolescente y reconstruye con Revista GENTE, su singular “camino de aceptación”.

Publicado por
Karina Noriega

“Mi momento favorito con Lucio es post colegio, al mediodía, justo antes de que me llames”, confía José María Muscari. En ese rato mágico, casi suspendido en el tiempo, mientras entra el sol pleno por los ventanales del piso número 22 que comparte desde hace cinco meses con su hijo adoptivo de 16 años, el director teatral se sabe íntimamente feliz.

El contacto todavía está en “construcción”. Se miden, se ríen y aprenden uno del otro mientras comen milanesas, la comida favorita del joven de Corrientes. “Somos una familia no convencional, un padre gay solo y un chico solo, adoptado en su adolescencia”, reflexiona a sus 45 años.  

Asegura que no tiene temores como padre, pero sabe que tiene que negociar: no puede ser inflexible y marcarle todo. "No puedo reinventar a mi hijo", lanza a corazón abierto. En diálogo con Revista GENTE, Muscari cuenta por qué siente que "no soy tan moderno como pensaba" y porqué el nuevo integrante de la familia "es más esquemático con lo diverso".

"Si bien me considero moderno, en la crianza de Lucio soy un poco más convencional de lo que pensaba. ¿Por ejemplo? Que espere a los 18 para hacerse un tattoo o un piercing, porque pienso que tal vez más adelante pueda arrepentirse"

–En tu WhatsApp tenés destacada la frase “en busca de la felicidad”. ¿En eso estás, no?

–Así es. Pienso que la vida está llena de pequeños momentos felices que, por supuesto, quiero que perduren lo máximo posible. Y todo lo que vivo es para hacer cada uno de ellos lo más enriquecedor posible.

–Una de esas experiencias es la paternidad que estás construyendo a partir de la llegada de Lucio a tu familia. ¿Cómo te hallás en tu existencia como papá?

–El primero desafío es que pasaron quince años en los que Lucio no estuvo conmigo, ni yo estuve con él, así que estamos conociéndonos. Y lo otro es esto de ir llevándolo por lo que yo creo que es un buen camino, sin modificar su personalidad o su manera de ser.

–Claro, el camino de aceptarse, también.

–Exacto. Yo puedo guiarlo y darle todo mi amor pero bueno, él tiene que ir haciendo una construcción entre los 15 años que no estuvimos juntos y este nuevo momento juntos. No puedo reinventar a mi hijo.

–¿Hacen terapia juntos, por ejemplo? ¿Cómo manejan ese proceso?

–Sí, tenemos cada uno su terapeuta, y hemos tenido un grupo de apoyo de RUAGA (Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos), que acompañan en los procesos de adopción. Pero en este caso, como llegamos a la adopción plena con Lucio, es decir, ya es legalmente mi hijo, eso otro ya terminó. En RUAGA nos acompañaron a lo largo de estos cinco meses.

–¿Qué cosas de la personalidad de tu hijo te hacen feliz ir descubriendo y compartiendo?

–Me gusta mucho que llega de la escuela, se cambia la remera y se va a aprender fútbol, después va a gimnasia al colegio, va al gym… también está tomando clases de teatro para vincularse mejor. Es decir que aunque pueda estar tiempo con la play o la compu está trabajando ser una mejor versión. A pesar de que tuvo una vida re difícil y ya no está más en Corrientes y no tiene a sus amigos, él da todo para que salga todo bien.

La felicidad de José María Muscari compartida con la jueza Carolina Macarrein y su hijo Lucio. El 22 de marzo pasado, al conseguir la adopción plena, el director teatral compartió las primeras postales con el nuevo integrante de la familia.

–Una gran adaptabilidad de su parte, que en parte, también es por tu acompañamiento, ¿verdad? Es elemental tu trabajo.

–Obvio. Pero sí, hay adversidad. A mí no me gusta romantizar la adopción, porque tiene un montón de cosas que son difíciles, pero lo importante es que ambos queremos llegar a buen puerto. Hay que pensar que él tuvo otra educación, estuvo a los ponchazos entre hogares y escuelas, y ahora es todo cambiar de hábitat. También, pasa algo que es que está desconstruyéndose.

–¿En qué cosas?

–Por ahí pensamientos y formas de ver las cosas de un modo más esquemático. Tal vez le cuesta aceptar un poco lo diverso, pero más que nada en relación a todo lo que no se parece a él. Eso es una de las cosas que genera más choque. Y a la vez, si bien me considero moderno, soy un poco más convencional de lo que pensaba.

–¿Por ejemplo?

–Y por ejemplo que espere a los 18 para hacerse un tattoo o un piercing, porque tal vez tan chico pueda arrepentirse. O me resisto a que tenga mascota porque vivimos en un departamento en un piso 22.  

–Y en esto de ir teniendo un punto intermedio entre ambos, ¿a veces no le gusta que lo muestres en redes?

–Sólo lo hago cuando me pide, y si no tiene ganas, no. Lucio todo el tiempo me pregunta cosas y va a ver mis obras. Por ejemplo, Sex ya la vio como cinco veces. Porque ya cumplió los 16 el 19 de marzo (N.d.R: la obra es prohibida para menores de 16).

–¿Y qué dijo al ver Sex, estando en plena adolescencia?

–Cuando la vio, flasheó y lo movilizó un montón. De los míos (el otro es Perdida Mente), es el espectáculo que más le gusta. Además, el elenco lo súper recibe y lo tiene re incorporado. Viste que los adolescentes no tienen mucha idea de la gente de la televisión. Pero le encanta y me parece que está buenísimo compartirlo.  

–Hermoso que también lo lleves a tu mundo artístico. Es como el ensamblaje perfecto…

–La verdad que sí. En ese sentido, creo que es súper ideal que él tenga 16, y yo 45, porque es la diferencia que hubiera habido de tener un hijo biológico. Además, si bien Lucio tuvo un padre biológico, no lo conoció, y yo nunca tuve un hijo. Así que estamos viviendo la experiencia a la par. Nos adoptamos mutuamente, como me gusta decir.   

–¿Y qué sentís que pasaría si quisiera conocer a su progenitor en un futuro?

–Yo soy una persona súper abierta, y no me opondría, pero él desea que no, y yo lo respeto.

"Cada vez que Lucio aparece en mis redes es con su consentimiento. La otra vez hicimos un Vivo en Instagram, por ejemplo, porque él tuvo ganas, que fue algo que no me esperaba. Me dijo: 'Nunca hicimos un Vivo'. Y se dio de forma espontánea", cuenta Muscari.

–¿Cuál es tu mayor temor como padre? Tal vez que los amigos le ofrezcan cosas..,

–Al estar su círculo en Corrientes, él ahora se hizo amigos en el colegio, en el fútbol, también entabló una amistad con mi sobrina y los hijos y nietos de algunas amigas mías. Digamos que está armando su círculo y que llevamos poquito tiempo. Pero la verdad que no soy un padre miedoso. El otro día se fue al cine con una amiga y él siempre es de avisarme y estar comunicado, pero hace lo que quiere.

–Al menos aún no te clava el visto.

–Sí, siempre está en WhatsApp y busca mi opinión. A la vez trato de ser lo más piola posible, en el sentido de corregirle una y dejarle pasar otras. Ser receptivo al escuchar y ser tolerante con el lenguaje. El otro día hicimos un encuentro con la hija de Emilia Mazer y el hijo de Mariela Asensio, y obviamente se parecían todos en la forma de hablar de los adolescentes.

–¿Algún fantasma de como te criaron que no quieras repetir?

–En mi adolescencia había muchos tabúes con el tema de las salidas y las drogas, así que hacía cosas a escondidas de mis viejos. Me iba al teatro solo pero les decía que salía a bailar con amigos. Lo que no me gustaría es que Lucio sintiera esa distancia y que siempre me pueda contar todo.

–¿Vos cómo eras cuando tenías la edad de Lucio?

–Yo era un adolescente raro. Estaba en un grupo de teatro, donde tenía mi verdadera libido y mi pasión. Además en mis cursos no había adolescentes, siempre había gente más grande que yo.

–¿Cuáles son los temas de atracción para Lucio en lo que llevan como familia?

–Por ahora, lo que es más notorio es que le gusta es la biología. Es algo que lo entusiasma.

–¿Y qué te dijo Lucio de las clases de teatro que está tomando?

–El jueves pasado volvió re copado de las clases. Va con un amigo mío, que sería como su tío. Así que la verdad todo bien.

"A Lucio trato de ir llevándolo por lo que yo creo que es un buen camino, sin modificar su personalidad o su manera de ser", asegura José María Muscari, quien considera que "no hay que romantizar la adopción".

–¿Qué otros ídolos tiene además de Duki, con quien se fotografió hace poquito?

–Con Duki ya le cumplí el sueño de conocerlo, porque le gustan sus letras y es muy fan. Fue en el show de Emilia Mernes, donde Lucio fue con su madrina. Y lo conoció gracias a mi coreógrafo Matti Napp. Después tiene fascinación por los actores que trabajaron en El Marginal, porque es una serie que le encanta.

De ahí conoció a Nacho Sureda, que trabajó conmigo, y en la serie hacía de Pantera. Él tiene mucho amor hacia Lucio, lo cual es divino. Lo mismo le pasó cuando descubrió que María Leal había hecho de jueza (N.d.R: encarnó a María Virginia Piñeyro) o cuando Gerardo Romano (Antín en la misma ficción de Sebastián Ortega) le manda algún video.  

–¿Y ya tiene alguna noviecita o algo así?

–No sabría decirte bien sobre eso, pero tiene algo que le intriga y se hace muchas preguntas. Así que charlamos mucho y lo acompaño en cada cosa que vaya pasándole.

Vivir la vida y el arte junto a Lucio: "Estoy escribiendo una obra de teatro sobre nuestro proceso de adopción"

“Una aventura para pensar y una tertulia moderna en la que comparto con mucha honestidad algunos temas que me importan”. Así se refiere José María acerca de Muy Muscari, su reality sonoro en Spotify en el que conversó, entre otros, con su mamá (Cuki) y su tío (Beto), y viene de registrar recientemente un capítulo protagonizado junto a Lucio y su madrina.

“Es un proyecto de cepa autogestiva que me encanta. También hablé con Inés Estévez sobre la importancia de desromantizar la adopción, porque ambos vivimos cosas parecidas, y grabé uno con Julieta Ortega en el que charlamos sobre el fracaso”, expone el director y dramaturgo.

–¿Y qué pudiste decir vos acerca del fracaso, que tenés todos éxitos?

–Y... pero me acuerdo muy bien de la primera obra de teatro a mis 24 años que fue un tremendo fracaso.

–¿Y tu conversación con Lucio cuándo va a salir?

–Aún falta porque vamos por el episodio cinco y son diez en total. Estamos lanzando uno por semana. Mi charla con Lucio y su madrina se va a estrenar en el cierre del ciclo.

–¿Qué es lo que más te sorprendió de ese feedback con Lucio?

–En realidad no me sorprenden muchas cosas de Lucio, porque me las olvido. Pero cuando suceden determinadas cosas como esa conversación, las reactivo. El nivel de conciencia e inteligencia, y toda su sensibilidad a pesar de su historia de vida.

–Por lo visto a él también le interesa un montón transitar la historia contándosela a la par a la gente.

–Lucio tiene una personalidad muy de darse, también. Podría haber pasado de no querer que lo muestre o hablar. Y de hecho, cada vez que aparece en mis redes es con su consentimiento. La otra vez hicimos un Vivo en Instagram, por ejemplo, porque él tuvo ganas, que fue algo que no me esperaba. Me dijo: “Nunca hicimos un Vivo”. Y se dio de forma espontánea.

¿Viste que una vez por mes yo hago un family club, una experiencia artística que es un almuerzo con público y sin ensayo alguno? Bueno, también lo compartí con él, para que viviera el vínculo afectivo familiar también en ese formato.

Acerca de su hijo, Muscari cuenta que le gusta mucho la biología, que de sus obras de teatro la favorita es Sex (¡ya la vio cinco veces!) y que hablan de todo sin tabúes. ¿Lo más complicado? "Ponerle límites" en el punto justo, sin agobiarlo, ni intentar "cambiar su personalidad".

–A propósito de eso, ¿cómo es el vínculo con Coqui, su abuela?

–Ninguno de los dos tiene la ansiedad de sobreactuar el vínculo, ni nada parecido. Pero el vínculo viene piola. Se ven una vez por semana o cada quince días. Se respetan sus tiempos. En mi caso, me es más funcional ver a mi vieja los domingos al mediodía mientras Lucio duerme, porque le encanta dormir hasta tarde.

Además, no hay nada que forzar, se irá dando naturalmente hasta que eso se termine de asimilar. Por más que mi familia lo ame y lo haya esperado con los brazos abiertos, en un punto seguimos siendo desconocidos para Lucio. Cinco meses es muy poco en sus quince años de vida.

–Y a nivel creativo, estás barajando alguna nueva idea?

–Sí. Estoy escribiendo una obra de teatro sobre mi relación con él, que se va a llamar justamente Lucio y yo. Tiene que ver con toda nuestra historia de adopción.

–Hay que tener un tino muy específico para llevar lo privado al ámbito artístico en este momento de la relación que están construyendo.  

–En este caso fui muy riguroso desde el principio. Le pregunté si le gustaba la idea, me dijo que sí, y él me va diciendo lo que piensa sobre cada cosa que escribo. Estoy haciendo como un trabajo de investigación emocional sobre nuestra historia, la de la adopción, que nos pone de igual a igual. No se basa en lo que pasó en sus quince años de vida, digamos. Me parece que es una forma de respetar su individualidad.

Agradecemos a Ale Benevento y agencia AB.