El artista le abrió las puertas de su mansión a GENTE para un "En diálogo" íntimo en el que repasó los aspectos más resonantes de su historia y presente. Recordó la infancia "solitaria" que pasó, el desafío de despedirse de "Drácula" después de treinta años, su relación con Nahuel Lodi, el perdón y la proyección de la pareja. Además, habló por primera vez de la denuncia por abuso sexual que realizaron en su contra.
Está por caer la noche en una tarde fresca y lluviosa en Buenos Aires. Pepe Cibrián recibe a GENTE en la intimidad de su hogar. Un verdadero refugio con sello propio. Si bien está emplazado a pocos metros de la Panamericana, en la localidad bonaerense de Pilar, la paz reina: el canto de los pájaros, un centenar de árboles que plantó él mismo, una cascada y sus queridos perros -que cada tanto lanzan un ladrido- componen la escena. Después de la producción de fotos, invita a continuar con la producción en su habitación. “Este es mi lugar… aquí estoy cómodo”, dice.
Sentado en su escritorio, el mismo que tiene varios cajones en los que guarda su colección de anillos, se prepara para repasar su historia. Una vida dedicada al espectáculo, a brindar arte y cautivar a su público. Se encuentra transitando un año que puede ser bisagra al afrontar la despedida de “Drácula”, el musical que sin dudas marcó un antes y un después en los escenarios argentinos, con una serie de shows en el Movistar Arena. Pero, lejos de mirar con melancolía, ya piensa en lo nuevo ya que estrenará “Dorothy” el 28 de octubre en Córdoba.
-Es cumplir, una vez más, un sueño en un momento en donde estaba golpeando puertas. Yo me considero un gran mago, un hombre que tiene siempre algo para sacar de la galera. Esta obra ha sido un bálsamo, algo mágico: mi gran compañero de vida. Todas las otras que hice las amo mucho, pero este espectáculo me cambió la vida.
-Si, lo mismo que ahora pasó hace treinta años. Estaba desesperado económicamente. Me hizo poder recuperarme, salir adelante… ahora pasó exactamente igual porque retomamos el proyecto el año pasado cuando no estaba pasando un buen momento. Estaba por vender mi casa porque necesitaba dinero.
-No. Desde el momento en el que se estrena ya no es más mía. Ahí se muere la paternidad de la obra. Obviamente todo se termina. Yo pensé que “Drácula” se iba a terminar antes, nunca imaginé que iba a estar treinta años en pleno éxito. Hay un fanatismo impresionante.
“Lo que me define es ser resiliente. Me han pasado muchas cosas, pero siempre salí adelante. Soy un luchador que no paró de golpear puertas”, comienza diciendo el artista a la hora de definirse.
“Papá era un gran luchador, pero no tenía esa cosa que tenía mamá de la guerra y el hambre… el tenerse que adaptar como de lugar. El era un aristócrata que vivió como hijo de actores ricos y ella de actores pobres. Tuvo desde muy chiquita que trabajar y mantener a su familia, se exilió y luchó mucho. De mamá tengo la capacidad de intentar, de buscar la perlita a la historia y lograr mis objetivos”, recuerda.
-Muy solitaria. No por falta de amor, pero mis padres eran dos grandes figuras y hacían de todo: cine, teatro, radio y después se iban a comer. Llegaban a casa muy tarde. Yo iba a medio pupilo, mamá se levantaba muy tarde y a papá lo veía dos segundos. Cuando volvía a casa, a eso de las seis de la tarde, nunca estaban. De vez en cuando me dejaban ir al teatro para estar ahí. Era mi pasión.
-Tenía una niñera mexicana que fue quien me crio desde que nací hasta que tenía once años. La amo y la recuerdo. Después me criaron las mucamas… era una casa tan grande. Vivía en un petit hotel de tres pisos con entrada para caballos en Callao entre Alvear y Posadas.
-Los padres actores de ahora tienen como más conciencia, pero antes no estaba planteado social y culturalmente esa paternidad o maternidad. Mis padres me amaban con pasión. No lo reprocho, pero eso no significa que no lo haya padecido. Sufrí mi soledad. Eso me generó imaginar duendes, fantasías y situaciones que me permitieron crear. Me armaba mundos.
-Si (risas). Igual yo cuando era chico quería se Papa. No cura, Papa. Siempre protagonista. Uno tiene que poner las ambiciones al nivel que uno desea.
“Tengo ganas de irme de Buenos Aires. Esta ciudad la he amado mucho, pero hoy está terrible. Después de cerrar estos proyectos de “Drácula” y “Dorothy” me quiero ir a vivir a alguna provincia. En principio sería Córdoba. Todas las provincias me gustan, pero esa me encanta. Hay otro tiempo, otra ingenuidad, no hay presiones por los premios y todo este canibalismo mediático que hay acá. No era esto nuestro país, no era esto Buenos Aires”, afirma.
“Hay ocho mil millones de manifestaciones impidiendo que la gente pueda ir a trabajar. No sé si es tan democrático eso. Por suerte vivo en Pilar, en esté edén aislado del mundo. Pero una de las fantasías que tengo es esta: comenzar una nueva vida”, define.
Con la gira de “Drácula”, Cibrián se permite palpar mano a mano las realidades de las distintas ciudades del interior del país. Como referente, las personas se acerca para plantearle su fanatismo y también para charlar de actualidad. “Yo palpo el dolor de la gente en la calle”, confiesa.
“La situación del país es terrible. Es un cuento surrealista de ciencia ficción y por otros momentos parece una revista de humor. Pero no hay humor: hay hambre y tristeza. No hablo de un partido político. Ni de Cristina ni de Macri. Tienen que juntarse y apoyarse porque desde Alfonsín hasta hoy, no hubo un buen Gobierno. La gente la está pasando mal y me angustia”, manifestó.
-Lo importante de la relación es el deseo. No sexual: si ambos tienen el deseo de cumplir con la relación de la manera en la que los dos sueñan. Cuando esto no sucede, no tiene mucho sentido. Yo reconozco que soy un hombre grande y que van a tener que adaptarse a lo que yo deseo. Esto es así. Y si no gusta, terminará. Ya sufrí mucho, goce mucho y, el tiempo que me quede, quiero vivirlo lo más en paz posible.
-Uno puede perdonar, pero lo que no es fácil es olvidar. Ahí es donde puede revivir el volcán y prenderse fuego de nuevo la historia. Por ahora no me ha pasado. Pero no lo sé.
-Siento que tiene que ver con una gran generosidad de conceder y ceder. El amor es reírse, discutir, es morirse al lado de la persona que uno ama.
-Supongo que sí. No lo sé. Es una palabra tan abstracta. No sé si estoy enamorado. Se que amo, pero no si estoy enamorado.
-Yo soy muy casero, conservador y Nahuel es un nombre joven que tiene otras fantasías de ir a comer o bailar. Yo no tengo ganas de eso. Si él tiene ganas lo hace, pero bueno no fue muy gentil lo que pasó (dicesobre el video que se filtro en donde se puede ver al joven besándose con otro chico en un boliche a días del casamiento). Ahora ya no lo hace.
-No. El puede hacer lo que le da la gana, pero ahora me parece que no es el momento. Eso lo decidirá él. Siempre cuando uno decide algo tiene sus consecuencias. Es libre para hacer lo que le de la gana, pero es relativo porque cuando uno forma una pareja es en función de a dos. Ser pareja de Pepe es sinónimo de ser pareja de alguien muy público, que tiene una vida seria.
-¿Cuándo se supera algo? No tengo claro eso. “Está superado”, dice la frase. No lo sé. Suena a superar como “ya se fue”, pero hay cosas que no se eliminan nunca. Uno convive con esas cosas.
A fines del mes pasado, Pepito fue denunciado penalmente por abuso sexual por el artista uruguayo Raphael Dufort. Se trata de una denuncia que se realizó en 2017 y fue ratificada el pasado 29 de agosto.
-Sí: que uno tiene éxito. El éxito es perturbador para el otro. Siempre los éxitos tienen un costo. Lo que pasa es que uno tiene que estar dispuesto a pagarlo. Yo no estuve dando notas de lo que esta sucediendo, para eso están los 18 abogados que contraté. Es un tema serio e importante. Si es favorable todo esto para mi, que no lo dudo, me encargaré de decirlo.
-No.
-No, no lo conozco.
-Yo voy por la calle, entro a un restaurante y la gente me pide autógrafos. No hay una persona que me haya dicho ‘ay que horror Cibrián lo que pasó’ o ‘mirá lo que están diciendo’. No hubo una sola persona, más allá de que hay gente que puede pensar si es cierto o no, que me lo haya planteado de frente. Pero está la Justicia que seguirá su camino implacable.
Fotos: Diego García
Video: Manu Adaro
Edición: Miranda Lucena