En su casting se presentó con una personalidad un tanto ingenua, que fue mutando cuando se ganó un puesto en la casa de Gran Hermano y avanzó en la competencia. "No me tenía fe, me daba dos semanas", fueron las primeras palabras de Zoe Bogach al quedar eliminada del reality después de cinco meses de total aislamiento.
Aunque le tocó participar en una intensa temporada del programa donde las peleas están a la orden del día, logró mantenerse bajo perfil: no cayó en provocaciones y siguió su instinto. Esto la llevó a consolidarse en el grupo de los 'originals' y no fue hasta la placa positiva de los familiares que le tocó despedirse de sus compañeros.
"Lo mejor que me llevo de la casa es la experiencia que viví de principio a fin. Maduré, maduré mucho... crecí un montón. Los amigos que me llevo y lo que viví con ellos. Esto es algo único que no me voy a olvidar más", expresa en charla con revista GENTE.
Con su sonrisa radiante y su timidez particular, la influencer confiesa que todavía "no cae" que está afuera de la famosa casa.
Si bien pasaron varios días desde que quedó eliminada, asegura que es difícil sacarse el chip y entender que no está más encerrada y frente a las cámaras las 24 horas del día. "No caí todavía que salí, estoy muy arriba... No duermo casi nada. Duermo 3-4 horas por día, es una locura", cuenta mientras la maquillan.
Su gran pasión es estar frente a los flashes, por lo que juega con la cámara desde el inicio de la producción con looks total black y deja ver una personalidad más explosiva.
-Decís que maduraste durante tu participación de Gran Hermano ¿qué fue eso que cambió en vos?
-Aprendí muchísimo sobre la vida en general... Yo estaba antes muy encerrada en mi mundo. Estaba como en una burbuja. Mis papás me cuidaban un montón, me ayudaban mucho. Estaba como una nena mimada, y siento que pudo aprender cosas de la diaria. Me sentí viviendo una vida de adulto que no tuve antes.
-También te tocó compartir con todo tipo de personalidades, ¿cómo lo manejaste?
-Al principio estaba en shock pensando 'qué onda estas personas'. Después, con el tiempo me fui acostumbrando porque me tocaba si me quería quedar... entonces ya era normal levantarse con un grito (risas). Pero al principio me re costó adaptarme a las peleas y a las diferentes personalidades, porque claro yo soy muy tranquila y adentro de la casa hay pocos así.
-Y cuando se daban estas peleas fuertes, ¿qué hacías vos? Nunca se te vio involucrarte en escándalos durante tu participación.
-Al principio recuerdo que me iba al sauna y me encerraba ahí... porque el sauna de esa casa es como una cápsula que no escuchás nada, que estás en silencio, relajada y así podés evitar oír todas esas cosas. Así que a veces me iba con Rosi, charlábamos y nos alejábamos de esas peleas.
-Pero otras veces te tocó presenciarlas.
-Sí, pasó más a lo último que en una cena de nominados se empezaron a pelear Furia y Coty y yo no quería estar en ese ambiente, así que me paré y me fui al baño. Me incomodaba eso, no estoy acostumbrada y prefería evitar estar ahí.
"Lo más difícil fue no saber nada de mi novio"
-¿Qué fue lo que más te costó del aislamiento?
-Fue difícil no saber de mi novio, porque con él yo estaba hace dos meses afuera, y el resto del tiempo lo pasé en la casa de Gran Hermano... así que siempre me la pasaba preguntándome qué pasará con él, qué estará haciendo, qué pensará... porque él me terminó de conocer de una forma que no me conocía, viéndome en las cámaras las 24 horas del día, entonces esa era mi gran duda.
-En el congelados y la visita familiar ¿lo esperabas a él?
-Pensaba: 'che, a todos le metían a los novios o las fotos y yo nada', así que me rendí... Ya no esperaba nada. Pero si lloré porque no sabía nada, me daba mucha intriga saber qué pasaba con él mientras yo estaba en la casa, si estaba todo bien...
-Y cuando finalmente saliste, ¿qué sentiste en ese reencuentro con Manuel?
-No lo podía creer, todavía me cuesta caer que estoy afuera. Nos abrazamos y hablamos un poco, pero todavía no hemos tenido tiempo de estar a solas y de ponernos al día.
-Mientras te esperaba, él te dedicó varias cartas. ¿Qué fue lo más lindo que te dijo?
-Sí, me escribió una carta por cada mes que estuve dentro de la casa y me las guardó. Pero no puedo elegir, todo lo que me puso es hermoso.
-¿Cómo te sentiste con el ingreso de tu mamá? ¿Cómo es su relación fuera de Gran Hermano?
- Con mamá somos re unidas. Somos mejores amigas en la vida... realmente le cuento todo y sabe todo de mí, aunque sí, me cuida mucho y tiene esto de ser sobreprotectora (risas). Verla entrar por esa puerta me hizo muy bien, me ayudó a estar más arriba, pero no estaba en mi mejor momento en el juego.
La amistad de Luchi y Rosi, el conteo por la gran final y su eufórica salida
-¿Te costó la salida de tus amigas Luchi y Rosi?
-Cuando se fue Luchi fue horrible... pero por lo menos la tenía a Rosi. Pero cuando se fue ella, yo pensaba: '¿Cómo hago para seguir un día más?'. Rosi era mi mejor amiga en la casa, era la única persona en la que confiaba. Me levantaba y desde la mañana estaba con ella hasta que nos íbamos a dormir, se formó una amistad re linda y por eso me costó tanto cuando se fue.
-Los fanáticos en el afuera te notaban triste, ¿cómo hiciste para seguir después de quedar sola en el juego?
-Por suerte me hice amiga íntima también de los chicos, me contuvieron y me ayudaron a seguir... Bautista, Nico y después vino Flor, y la pasaba re bien con ellos después que se fue Rosi. Con Bauti estaba todo el tiempo, hablábamos un montón.
-Con Cata también te hiciste amiga pese a tener personalidades muy distintas
-Sí, re. La primera vez que se fue Cata me destruyó. Después cuando se fue en el repechaje dije: bueno, era algo que me lo esperaba y sabía que podía pasar. Además, yo pensaba que faltaba poco para la final y pensaba: 'Dentro de poquito la voy a ver' (risas).
-¿Cuál fue tu reacción cuando les informaron la verdadera fecha de la final?
-No lo esperábamos... porque cuando firmamos contrato decía 180 días, pero no nos acordábamos la parte que decía que se puede extender. Entonces todos estábamos con eso, contando los 180 días y nos motivamos pensando en que faltaba poco, teníamos el conteo ya en la cabeza y cuando dicen que se alarga fue un bajón para todos.
-Ahora viendo el juego desde afuera, ¿a quiénes te gustaría ver en la final?
-Si digo a las personas que a mí me gustaría, no las que creo que van a llegar, serían: Nico, Bauti y Furia.
-¿Furia? ¿Pese a que dijiste que no conectaste mucho con ella?
-No, no conecté con ella... pero tengo que reconocer que es una muy buena jugadora. Juega desde el minuto que se levanta hasta que se acuesta, así que creo que se lo merece.
-¿Qué sentiste cuando pusiste un pie en el estudio y escuchaste a Santiago del Moro y la ovación del público en vivo?
-Fue tremendo, no lo podía creer. Yo me lo imaginaba pero no tan así. Es mucho más de lo que nos imaginamos ahí adentro... no paraba de sentirme en shock. Cuando llegué al estudio y vi a tanta gente gritando mi nombre, filmándome o sacándome fotos, no lo podía creer, fue muy loco. Es muy lindo todo esto.
-Cuáles eran esas cosas que decías 'apenas salga quiero hacer esto...'
-Yo decía, quiero hacer de todo. No me va a alcanzar el tiempo para todo lo que tengo que hacer. Me imaginaba haciendo un montón de cosas aquí afuera, y es difícil también ahora porque estoy a mil, pero seguro ya tendré tiempo para viajar, salir a comer con las chicas, con mi novio y salir de joda. Eso es lo que más extrañaba del afuera.
Una infancia feliz atravesada por la separación de sus padres
-¿De chiquita soñabas con estar en la tele?
-Siempre, desde chiquita... recuerdo incluso que veía algún aviso de alguna marca y mandaba mensajes para hacer fotos, tipo casting... lo hacía sola, sin decirle a nadie (risas).
-¿Qué le decís a esa niña que postulaba sola a casting y ahora estuvo en el reality más visto de la televisión argentina?
-Que no pierda la esperanza y que siga soñando e intentándolo.
-¿Qué es lo que más recordás de tu niñez?
-Tuve una niñez increíble... no pude haber tenido una mejor infancia. Mantengo el recuerdo de los viajes en familia, las navidades, esos momentos de compartir. Viajábamos a todos lados, pero para mí fue todo lindo.
-A los 12 años te tocó atravesar la separación de tus padres, ¿cómo lo viviste siendo tan chica?
-Fue horrible... la pasé muy mal en ese tiempo porque también era muy chica. Recuerdo que me tenían que ir a buscar al colegio porque me largaba a llorar, no la estaba pasando nada bien. Pero ahora está todo más que bien con los dos... A medida que fui creciendo fui madurando y entendiendo que están bien así, y que era lo mejor para ellos y para mí como hija.
-A tu mamá la conocimos todos, pero de tu papá poco se sabe, ¿cómo te llevás con él?
-Con papá me llevo re bien... es lo más. Pero es todo lo contrario a mamá. Es muy bajo perfil, a él no le importa este mundo de las cámaras. Vive en Corrientes y viene seguido a Buenos Aires, así que casi siempre nos vemos... además yo al menos cada dos meses voy para allá y me quedo en su casa y comparto también con mis abuelos.
-¿Y con tu hermano cómo es el vínculo?
-De chicos nos peléabamos todo el tiempo (risas), pero ahora que estamos grandes tenemos una re linda relación y nos llevamos muy bien.
-En el casting dijiste que "no te gustaba estudiar ni trabajar", después de tu paso por Gran Hermano, ¿seguís pensando lo mismo o a qué te gustaría dedicarte?
-Noo (risas). Me encanta esto que estoy haciendo. Todavía me toca ver qué es lo que más me gusta, porque bueno salí hace muy poquito... pero la realidad es que me gusta todo. Lo que más disfrutaba antes era hacer fotos, trabajar de modelo, pero seguro estaré viviendo más cosas. Quizás me pueden gustar más cosas, me iré descubriendo en este sentido también.
Fotos: Rocío Bustos.
Maquillaje y pelo: Viviana Rojas Méndez para Hair Malamboo.
Looks: Zhoue.
