En "A la tarde" hablaron de la relación que tuvo el querido médico y lo que sufrió por el rechazo de su familia. Los detalles de la historia de amor.
Mario Socolinsky ganó seis premios Martín Fierro y se hizo conocido en todo el país. Pero todo se volvió oscuro cuando una cámara oculta dejó en evidencia un comportamiento indebido y se alejó de los medios, sin penas ni glorias. Este viernes se conoció que su herencia está embargada por quien fue uno de sus amigos más íntimos.
“El amigo del que hace referencia el informe está siendo representado por el doctor Yofre”, adelantó Karina Mazzocco en “A la tarde”. “¿Por qué un amigo demanda a otro?”, se preguntó el panelista Diego Esteves al hablar de la enfermedad que tenía el médico que era ludópata. La demanda asciende a los tres millones de pesos.
“Dicen que era ludópata, pero no dicen: es cierto. Era un jugador empedernido y las pérdidas que tuvo fueron por el juego”, añadió Luis Ventura que valoró el perfil profesional de Socolinsky al contar que atendió a sus hijos durante un buen tiempo.
“Tenía un departamento en la zona de Plaza Guadalupe en Barrio Norte. Era un piso divino que tuvo que reventar después de que se le cerraron las puertas por la cámara oculta que le hicieron. Le compró un departamento a la hermana en el mismo edificio y una fuente me dice que ‘se lo fumaba’ (en el juego). Querían tener una vida de alto perfil, pero nunca tenía un peso y siempre le mangueaba a Mario”, dijo Esteves.
A la hora de hablar de la vida privada, el periodista contó "que estuvo en pareja con un hombre que se llamaba Juan durante treinta años y que lo mantuvo en secreto por los prejuicios que había en ese momento y que hoy son obsoletos”. Durante mucho tiempo se ocultó con su pareja en el consultorio, lugar en el que tenía una cama twin en la que descansaban juntos.
Esa persona era un tanto menor en edad que Socolinsky, trabajaba con el, lo acompañaba a diversas entrevistas que daba el médico en tevé y él lo presentaba como un sobrino. “Era una pareja consolidada”, explicó. Lo cierto es que la relación no era aceptada por la familia del profesional.