Valeria Mazza y Alejandro Gravier: así fue la luna de miel de película en la que cambiaron sus nombres para que no los encuentren – GENTE Online
 

Valeria Mazza y Alejandro Gravier: así fue la luna de miel de película en la que cambiaron sus nombres para que no los encuentren

Hace 25 años, la pareja disfrutó de unos días en una exclusiva isla destinada a parejas recién casadas. Paseos en el mar, días de playa, tardes de guitarra y un curioso dato que marcó la historia.

Después de la mega boda que tuvo lugar el 9 de mayo de 1998, Valeria Mazza (51) y Alejandro Gravier (60) se dirigieron a un destino paradisíaco para terminar de celebrar su unión. La flamante pareja se tomó un vuelo el 10 de mayo y arribó cuatro días después a Turtle Island, un exótico destino que está bañado por las aguas turquesas del Pacífico.

"Se trata de un lugar que visitan 14 parejas por semana, representando un total de 28 huéspedes y una atención exclusiva por parte de cada uno de los empleados del hotel", contaba GENTE en aquel entonces al mostrar las primeras imágenes de sus días de descanso.

La pareja navegó por las aguas turquesas del Pacífico.
Su luna de miel fue tapa de GENTE.

Valeria Mazza y Alejandro Gravier se cambiaron los nombres

Un dato de color de su travesía fue que Valeria y Alejandro decidieron cambiar sus nombres apenas salieron de la Argentina persiguiendo el objetivo de que no los reconozcan. Es que el empresario hizo comprar el paquete turístico de esa forma para que ningún fotógrafo pueda rastrearlos.

Alejandro y Valeria se hospedaron en una isla especialmente destinada a parejas.

Por eso, cuando llegaron a la puerta de su exclusiva habitación, había dos nombres italianos impresos. Debido a ello, los dos primeros días reinó la confusión. Pero después, Valeria pidió un cambio y terminaron tallando sus nombres reales en dicha entrada.

También hicieron colgar en el mástil de la isla una bandera argentina que habían llevado desde Buenos Aires.

La modelo, infraganti en uno de los muelles de la isla.

Cómo era el lugar en el que se hospedaron Valeria Mazza y Alejandro Gravier

La cabaña de Viley tenía, como todas las demás, una vista de película a la Laguna Azul. Además, estaba completamente hecha a mano y poseía jacuzzi, cama king-size con tul para mosquitos, muebles de rattan, dos baños y una terraza. Eso sí, Alejandro se tuvo que acostumbrar desde el primer instante de su viaje a la falta de teléfono, televisión y aire acondicionado.

Sobre la arena, Valeria tocó la guitarra.

Recopilación de material: Mónica Banyik
Texto y fotos: Archivo Atlántida

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