La actriz se confiesa en el marco de una charla a fondo con GENTE. Su vuelta a las tablas con Perdida Mente; el vínculo que mantiene con Iván Noble, su ex; el futuro profesional de Benito, su hijo; y el por qué de la elección de no apostar a la convivencia a la hora de comenzar una nueva relación amorosa.
Julieta Ortega posa para El Íntimo de GENTE añorando esas épocas en donde juntaba millas viajando a una u otra parte del mundo. Días de hotel, de sábanas blancas, room service y nuevas experiencias. La pandemia, y su actual trabajo en el teatro -protagoniza Perdida Mente, la obra que dirige José María Muscari, en el Multiteatro- la obligaron a mantenerse lejos de los aviones. Es por eso que en esta producción cumplió con esa ilusión que tenemos todos los que amamos viajar: disfrutar de un día de hotel a todo lujo.
Comparte la marquesina de Perdida Mente con un gran elenco entre las que se destaca Ana María Picchio, su madrina. "Imaginate lo que es para mi está obra… está ella (Ana María), Leonor Benedetto, Karina K, Patricia Sosa a quien no me había cruzado en mi vida y es uno de sus primeros trabajos como actriz. Las otras todas tenían una carrera de gran nombre, peso y con extraordinarias. Si todas estas mujeres tan fantásticas dijeron que si, ¿quién soy yo para decir que no?", se pregunta Julieta Ortega cuando le preguntamos por qué eligió formar parte de la exitosa pieza teatral.
-¡Claro! Acá pasaron varias cosas. Una es que no me dejaron pensarlo porque me mandaron el libro con el guión a la tarde y tenía que contestar a la noche. Yo estaba en plena pandemia viviendo de mi emprendimiento de pijamas (Jota & co). Siempre sentí que podía vivir sin actuar. La gente me preguntaba si extrañaba y yo decía que no. La única preocupación era que tenía que llevar dinero a casa.
-Nunca lo pensé y tampoco me lo han propuesto. Sí por ahí bailar, pero no bailo bien y es algo que no hubiera hecho. Igual no sé. Nunca digas nunca. Hay cosas que siempre pensé que no haría, me siento a verlas y digo: ‘Está muy bueno’. Esta profesión es intermitente, nuestro país es difícil y nunca podes estar tranquilo. Así que siempre hay que estar alertas.
-Yo nunca me metería en un reality de cocina porque no sé cocinar nada. Es mi gran frustración. No me interesa nada de la cocina, no me interesa ver gente cocinando, cuando empiezo a ver cómo se hacen las cosas ya no me las quiero comer. Decir que no a un trabajo es un lujo y yo quiero darme ese poder para saber que si me embarco en algo es porque le voy a poner el corazón.
-Yo antes decía que de ninguna manera hasta que lo fui a ver y… ¡por supuesto! (risas) Me encantó, la pasé súper bien. No sé el tema de hacer tantas funciones pero creo que me atrevería a formar parte del elenco de Sex, viví tu experiencia.
Hija de Palito Ortega y Evangelina Salazar, en la casa se mamó desde siempre el arte en todas sur formas. Los descendientes del matrimonio se han dedicado a la actuación, la producción de contenidos y la música, abarcando distintas áreas del medio. Siempre con mucho éxito.
-¡Ay, nunca lo pensé así! Sí nos han dicho que somos como un clan o una de las grandes familias en donde muchos se dedican al espectáculo y si, todos estamos metidos en lo mismo.
-Nunca quise hacer otra cosa. Desde que tengo uso de razón dije que quería ser actriz y mi plan de vida era ese
-Yo conozco muchos hijos de personas conocidas que también se han formado. El prejuicio es muy grande y las oportunidades y beneficios son un montón. Eso le gana al prejuicio, pero hay que luchar con tiempo y trabajo. No hay otra. Después hay algo que para mí es una característica de gente que nace con viento a favor en casos extremos. Es la fantasía de mucha gente y también es una cruz.
-No me pega, solo me da bronca porque no saben nada. Cuando empecé a trabajar, que tenía 19 años y firmé mi primer contrato en televisión, fui la hija de Palito Ortega por mucho tiempo hasta que me empezaron a llamar por mi nombre. Entendí que eso iba a llevar un tiempo. Después estaba el prejuicio de ‘esta chica no tiene que trabajar porque tiene una herencia’. Cada vez que alguien me quiere insultar en redes usa eso y yo me río porque no es así. No sé qué fantasea la gente sobre la realidad económica de mis padres. Si miras, mis hermanos y hermanas trabajan.
-Mi mamá es brutalmente honesta y eso por momentos es muy duro, pero es sumamente amorosa en el sentido más profundo de la palabra. Nación con vocación de madre, lo hizo muy bien y todo lo que somos como familia tiene que ver con lo que ella tejió en estos años. Mi papá, es un tipo de unos silencios difíciles de llevar con sus hijos, pero ha dejado una huella muy profunda en todos nosotros. Él viene de un origen muy humilde en donde seguramente nadie conversó demasiado con él. No se le puede pedir a alguien que se transforme en algo para lo que no se lo preparó.
Julieta fue testigo de una de las historias de amor más trascendentales del mundo del espectáculo: la de sus papás. Y si bien su vida tuvo otra suerte en materia sentimental, dice estar segura de estar viviendo el presente que siempre soñó cuando era chica.
-Me lo pregunto a veces. Es muy raro. Si te tengo que ser sincera, nunca fantasie con eso. Al no haberlo hecho, ahora que soy grande, pienso que tal vez no lo soñé. Yo creo mucho en el ‘qué te imaginaste que querías ser cuando eras chico’. Yo me imaginé que quería ser actriz y nada más. La vida me regaló eso y mi sueño fue cumplido. Soy una mujer bastante parecida a la que soñaba cuando era chica. Ahora igual te digo que los miro a ellos y que suerte que tuvieron…
-Aguante, inteligencia, astucia, paciencia y amor. Para mí, llevar una pareja delante de verdad con amor genuino a través de los años es algo que admiro profundamente de la gente. Es algo que no me salió, pero también al amor romántico no le puse tanto peso. Hay distintas formas de amar con amigos, hijos y demás. Las mujeres hemos sido criadas para que esa sea la razón de nuestras vidas. ¿Qué vas a ser si no sos mujer y madre de alguien? La verdad es que podes ser muchas cosas.
-Bueno, pero te repito que no lo había soñado. No se me fue la vida en eso, sino en otra cosa. En desarrollarme como mujer y actriz. Estar enamorado es la mejor droga del mundo, pero al amor romántico se le pone una carga que no tiene.
-No estoy en pareja. Estoy rodeada de amor y tuve un hijo precioso que también podría no haberlo tenido. Me encanta escuchar ahora a mujeres decir que no están seguras de ser madres. Siento que es una pregunta que mi generación no se hizo. Pero (Benito Noble Ortega) fue súper deseado. Yo tenía 35 años cuando nació, había vivido un montón.
-Lo pensé cuando él era chiquito y ahora digo no. Después los tenés y no decís ‘menos mal que no los tuve’. Pero ahora que tengo uno… ¡que trabajo! (risas).
-La más larga fue con el padre de mi hijo, uno de los grandes amores de mi vida, pero he tenido de dos o tres años que para mí es el tiempo para el amor. Lo que pasa después es un misterio. Pero la relación con vos es la que vas a tener toda tu vida. Para mi eso viene primero. Después si alguien se quiere subir a mi bote, genial. No arranca o deja de arrancar si hay otro subido.
-¡Ay, el barco de Julieta Ortega! (risas) Por ahí ya tendría que estar plantado porque yo soy una mujer grande, tengo mi vida, mi hijo, mi profesión, trabajo y un círculo de amigos. Debe tener ganas de divertirse. No creo en la convivencia y preferiría estar en casas separadas. Eso creo que no precipita los finales. Hay un montón de cosas que tienen que ver con el ritual de pareja como dormir toda la noche juntos, despertarse juntos, volver con las cargas del trabajo y encontrarse con el otro… le sacaría todo ese peso. Las nuevas generaciones lo entendieron perfecto.
“Benito es divino, un chico que no está interesado en ser famoso y eso me cae bien de él. Me llamaron para un casting porque querían que sea el Maradona chiquito de la serie, se lo propuse y me dijo que de ninguna manera. ‘Yo no quiero ser actor ni famoso’, me contestó. Tampoco me deja subir fotos de él a las redes sociales, muy de vez en cuando una historia porque se borra al otro día. Pero no quiere aparecer en ningún lado. En una época en donde ser famoso parece un valor en sí mismo, que haya alguien que no quiera que lo conozcan, me parece extraño y habla bien de él", define.
-Un montón de cosas. En lo que más hice hincapié en los últimos años es que sea considerado con la gente. Tiene algo que yo tuve de más joven que es mucha timidez y que a veces se confunde con arrogancia. Yo eso lo padecí mucho tiempo porque ahora me doy cuenta de un montón de situaciones en donde no fue lo considerada que tendría que haber sido de otro.
-Si, pero también está de bueno que se arreglan solos. Va al colegio con la SUBE. Eso de la independencia es bárbaro. Ya tenes un pibe que te mira desde arriba, porque me saca tres cabezas, y me confronta. Es más difícil.
-Me confrontó siempre. Yo siento que nosotros éramos mucho más mansos en mi generación. Veo a los niños de ahora que tienen personalidades fuertes, son los reyes de las casas. Yo no era la reina y había sectores como el living que era para recibir visitas y nosotros no podíamos pasar. Ahora se los escucha mucho más, se tiene en cuenta sus opiniones. Me parece fantástico, pero es un trabajo arduo.
-Se relacionan con ellos como nietos y es distinto porque no tienen el peso de la crianza. Mi mamá el otro día le decía a mi hijo: ‘La volvés loca a tu mamá, hijo. ¡Anda a bañarte! ¿Por qué te levantas tan tarde?’ -ella le dice hijo a sus nietos- Le doy pena (risas).
-Me era más fácil leerlo de chico. Le gustaba la música, pero la parte de atrás: la de la producción. Él armaba escenarios y después no cantaba. Se quedaba tres horas haciéndolo. Yo tenía la casa llena de cables porque él pedía que le regalen eso cuando cumplía años. Era un cablerío y estaba lleno de aparatos que no funcionaban. Así armaba un show. Pienso que probablemente siga por ese lado.
-Si, vino para el estreno con su papá y para mi cumpleaños con mis papás.
Julieta Ortega e Iván Noble se conocieron en 2001, cuando él tenía 33 años y ella 29. Se casaron a los seis meses de empezar a salir y a los tres años fueron padres, pero casi en paralelo a la llegada al mundo de la criuatura estaban disolviendo la pareja.
-No me molesta. Lo que siempre digo es que tenemos esa relación porque no hay chance de nada, no quedó nada pendiente. Somos dos compañeros de crianza, una pareja de padres. Eso nos une para toda la vida. Nos queremos mucho, nos respetamos y nos interesa la opinión del otro, incluso en temas que no son de nuestro hijo. A veces me pregunta qué me parece tal foto o afiche y yo hago lo mismo… se pone contento cuando me va bien. Me gusta verlo contenido y en pareja hace mucho tiempo. Llevamos mucho tiempo separados, pero te diría que nunca fue extremadamente difícil. La supimos llevar bien.
-Nunca sé qué es más duro para un hijo o una hija: que tus padres te digan que se van a separar cuando no entendés que es eso o que lo hagan cuando sí entendés. Siempre es difícil desarmar una familia.
Cuando se conoció que Emanuel Ortega estaba comenzando una relación con Julieta Prandi, se habló de una supuesta mala relación entre la modelo y la actriz. “Nada que ver. Nos llevamos bárbaro. Es divina. Dijeron eso porque soy íntima amiga de mi ex cuñada (Ana Paula Dutil) que, de alguna forma, sigue siendo parte de la familia como lo es el papá de mi hijo”, reconoce
“En la casa de mis padres tiene las puertas abiertas, ha sido parte de la familia muchos años, nos quiere mucho y la queremos mucho. Tenemos la misma edad, compartimos veinte años de nuestras vidas, embarazos, tristezas, proyectos, vacaciones… entonces cómo no la voy a adorar. Es mi amiga para toda la vida y está en mi corazón. Eso no quiere decir que con Julieta no tenga una relación divina: es un encanto y mi hermano esta feliz con ella”, agrega.
-Si, horrible lo que está pasando. En el día a día está mi hermano que está con ella. Yo se lo que contó públicamente que es lo mismo que me contó a mi en privado. Pero Emanuel es el que la sostiene día a día. Me imagino que debe ser bastante complicado para ella y los chicos.
“A partir de la pandemia deje de viajar, primero no se podía y ahora estoy en el teatro”, dice a la espera de poder retomar este hábito que tanto le hace bien y que motivó la estética de la nota con GENTE.
-Desde que comenzó la pandemia no hice ningún viaje. Cuando todo aflojó, yo avisé a amigos que tengo en Los Ángeles que los iba a ir a visitar. Pensaba pasar mi último cumpleaños allá, pero cuando me lo ofrecieron lo terminé pasando arriba del escenario.
-A Los Ángeles a nadie porque tengo muchas cosas que hacer… (risas) Igual, si me apuras, te digo que a Andrea Rincón. Hicimos un viaje juntas a Nueva York y nunca me reí tanto en mi vida. Así que probablemente tal vez la llevaría a ella. Fue un viaje perfecto.
-¡Si! Es muy divertida. Con los amigos es como el en amor. Con ellos se dan los mismos flechazos porque es todo amor. Uno de los amigos también se enamora. No me imaginaba eso como tampoco me imaginaba entrar un día a Canal 9 en 1994, ver a Leticia Brédice que se estaba comprando una cosa en un kiosco y dije: ‘esta va a ser mi amiga’. Era la cosa más hermosa que había visto en mi vida. Nos hicimos hermanas y así seguimos al día de hoy. El amor de las amigas también es un flechazo y no sé si hasta más profundo porque a la pareja se le exige cosas que a los amigos no. Ese es el verdadero amor para siempre como el de los hermanos o los padres.
Fotos: Chris Beliera.
Producción y estilismo: Sofía Perez y Santía.
Maquilló: Alejandro Vieytes (@alejandro.vieytes).
Peinó: Mauro de Brito (@mauromaxdebrito).
Contenido multimedia: Elisabet Correa y Diego García.
Agradecemos a: Hotel Four Seasons por la locación (@fsbuenosaires), New Dress Rent, María Gorof, Bolazo, Romero, La Chica De Los Stilettos, Jota & Co. y especialmente al catering de @sabores_yalgomas y @dulcemente_bk por acomparnos en cada producción.