Desde preparaciones con porotos hasta con fideos o salchichas parrilleras: estas son las seis variedades más extraños del clásico plato.
La pizza, que hoy celebra su Día Mundial, es una de las comidas más universales que existen. Este pan plano que conquistó el corazón -mejor dicho el estómago- de todo el mundo, comenzó su historia con dos ingredientes: tomate y queso. Pero actualmente, el abanico de opciones de la carta pizzera es tan amplio como osado.
“El queso y el tomate, los dos más clásicos condimentos de la pizza llegaron a partir del enfrentamiento comercial con las pastas”, cuenta el historiador Daniel Balmaceda en su libro La comida en la historia Argentina. Allí explica que “los vendedores de pasta ofrecían sus platos con queso. Fue entonces cuando también los pizzeros sumaron queso -rallado- a sus preparaciones”.
En tanto, el tomate tiene una historia aparte: “Había sido resistido en casi todos los territorios de Italia porque tenía fama de ser venenoso. Sin embargo, los napolitanos cosecharon esta hortaliza americana y la incorporaron al menú cotidiano. Los insulsos ñoquis se servían con tomate encima. Esto hizo que la competencia, para no quedarse atrás, agregara el pomodoro en las pizzas, a finales del siglo XVIII”.
Hoy la versatilidad de este plato, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2017, es infinita. Desde porotos, asado, cheddar y salchicha parrillera hasta huevos, gírgolas, pollo y fideos. Estos son algunos de los osados toppings que hoy ofrecen algunos locales porteños. Y, como sobre gustos y colores no se discute, GENTE comparte 6 opciones para animarse y probar.
Bajo el nombre de “Mexicana”, el local palermitano Picsa ofrece una versión con muzzarella, cheddar maduro, porotos negros guisados, asado de horno deshilachado, ajíes mexicanos y cilantro. La mediana cuesta $8.500 y la grande, $13.500. También tienen la “Libanesa” que es vegana y lleva tomate asado, vegetales de estación al horno de leña, tahini de cajú, perejil fresco y zaátar. Salen $7.800 y $10.500.
Cerca de Distrito Arcos, Santo Bar de Pizzas ofrece pizzas al molde y entre sus variedades están la “Gran Santo”, cuyos ingredientes son salsa de tomate, mozzarella, jamón cocido, provolone, huevo a la plancha, aceitunas y orégano. Su precio es de $16.500 la grande, $12.900 la mediana y $6.400 la individual. Otra opción fuera de lo clásico es la “Cheddar y Panceta” ($15.500, $12.200 y $6.200), que se prepara con salsa de tomate, mozzarella, panceta ahumada, cheddar fundido, salsa barbacoa y aceitunas. Ambas están hechas con masa madre y una maduración de 24 horas en frío.
En Cosi Mi Piace tienen una pizza estilo romana -masa fina, crocante y casi sin bordes-, que en una de sus presentaciones lleva un ingrediente nada común: salchicha parrillera. Es la “Fornarina” ($13,700) que se completa con pomodoro, mozzarella fior di latte y portobellos horneados.
En Ramos Mejía, Pompeya ofrece pizza napoletana de cuatro porciones y hay dos que se alejan de lo clásico. Una es la “Troya Vegan” ($5.200), que se prepara con pomodoro italiano, pesto trapanese, “mozzarella” de tofu, menta y perejil. La otra es la “Funghi Pie” ($6.000), que es sin tomates y lleva gírgolas, portobellos, crema de ajos, mozzarella, perejil fresco picado y oliva.
Con el pollo como protagonista están las “Chick Norris” (mozzarella, pollo braseado, queso cheddar de calidad y cebolla morada) y la “Buffalo Chicken” (apenas picante, con pollo, salsa Buffalo, salsa Ranch y ciboulette). Estás dos versiones las propone Hell's Pizza, un local con varias sucursales y cuya pizza es estilo New York, con masa delgada y flexible. Se puede probar por porción ($2.700), mitades ($6.900) y enteras tamaño XXL ($15.000).
Por último, la redundancia de lo italiano, la pizza con fideos. El restaurante Monti, en el barrio de Boedo, tendrá hoy la “Pastapizza”: tallarines con albóndigas, servidos sobre un pan de pizza, con queso parmesano y albahaca, y un baño de mozzarella caliente. Se puede pedir con tuco “Monti”, salsa rosa o salsa blanca y costará $7.500.