En el corazón de los Valles Calchaquíes, a 150 kilómetros de la ciudad de Salta, se esconde un rincón que acaba de recibir un reconocimiento internacional. Seclantás, un pequeño pueblo cargado de historia y tradición, fue elegido por ONU Turismo como uno de los ocho municipios argentinos que avanzarán a la instancia global de la iniciativa Best Tourism Villages, que distingue a los destinos rurales más atractivos y sostenibles del mundo.
La noticia fue celebrada en Buenos Aires, en un acto encabezado por el secretario general del organismo, Zurab Pololikashvili, y autoridades nacionales y provinciales. Para Salta, el logro tiene un valor especial: Seclantás fue declarado “Lugar Mágico” en 2016 y hoy reafirma ese título con una proyección que lo posiciona en el mapa turístico internacional.
“Este reconocimiento internacional nos llena de emoción y reafirma que el turismo puede ser una herramienta de desarrollo con identidad propia”, expresó la ministra de Turismo y Deportes de la provincia, Manuela Arancibia.
Seclantás se encuentra en el departamento de Molinos, sobre la mítica Ruta Nacional 40, y es conocido como la Cuna del Poncho Salteño. En sus calles tranquilas todavía se escuchan los telares de palo plantado, una técnica ancestral que sobrevive gracias al talento de los artesanos locales. En la zona de El Colte, el Camino de los Artesanos permite visitar talleres familiares donde se elaboran ponchos, tapices, mantas y piezas únicas que reflejan la identidad gaucha de la región.
El casco histórico es otro atractivo imperdible. Caminar por Seclantás es recorrer casonas de adobe con patios y galerías, admirar la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, construida en 1835, y descansar en la Plaza La Junta, declarada Lugar Histórico Nacional por su rol en la independencia argentina. Cada rincón del pueblo respira tradición y guarda relatos transmitidos de generación en generación.
Más allá de su centro, la naturaleza sorprende con postales únicas: la Laguna de Brealito, rodeada de cardones y leyendas; la Quebrada del Rincón, con cuevas y formaciones rocosas; y el paraje Seclantás Adentro, donde álamos y viñedos se mezclan con el río Brealito en un paisaje sereno. El Valle de Luracatao y el sitio arqueológico El Churcal completan la propuesta, invitando a descubrir huellas de antiguas civilizaciones.
La experiencia se completa con la gastronomía vallista: empanadas, tamales, humitas, chivito y charquisillo, acompañados por vinos de altura que hoy llegan a mesas de todo el mundo. El visitante puede combinar descanso y turismo activo con caminatas, cabalgatas, cicloturismo y excursiones 4x4, siempre bajo los cielos estrellados que hacen mágico al lugar.
