Para quienes buscan una escapada distinta, lejos del ruido y la vorágine porteña, Lozano aparece como una alternativa ideal. Este pequeño pueblo bonaerense, ubicado a poco más de una hora de la Ciudad de Buenos Aires, es un verdadero “refugio rural” donde el tiempo parece haberse detenido.
Con edificaciones que datan del siglo XX, calles tranquilas y una calma que reconforta, el lugar es perfecto para quienes desean descansar, respirar aire puro y reconectar con la naturaleza.
El nacimiento de Lozano se remonta a los primeros años del siglo pasado, cuando la llegada del Ferrocarril Belgrano Sur impulsó su desarrollo. La vieja estación —que aún se conserva— fue el epicentro de la vida del pueblo y es hoy uno de sus principales atractivos. Ideal para amantes de la fotografía y de la historia, el edificio conserva su estructura original y transmite la esencia de otra época.

En su apogeo, Lozano llegó a contar con cerca de 900 habitantes. Sin embargo, con el paso de los años y los cambios en la economía rural, la población disminuyó considerablemente. Muchas casas y antiguos comercios permanecen cerrados, pero el espíritu de pueblo sigue intacto, sostenido por sus vecinos y algunos emprendedores que decidieron apostar por su recuperación.
Entre ellos, se destaca El Resorte, una pulpería centenaria restaurada con esmero por Gustavo Barbella y Adriana Salagoity. Fundada originalmente en 1912, este espacio recuperó su esplendor y hoy ofrece picadas, empanadas, sándwiches y, con reserva previa, asado campero. Pero más allá de la comida, El Resorte es un lugar de encuentro donde se respira historia y hospitalidad.

Otro imperdible es La Tacuara, un restaurante atendido por su dueña, Mónica, que ofrece almuerzos caseros frente a la estación. Con mesas al aire libre y una cocina de campo auténtica, es el lugar perfecto para coronar una jornada de paseo.
Llegar a Lozano es sencillo: desde CABA se accede por Autopista Acceso Oeste hasta Luján, se empalma con la Ruta Nacional 5, luego con la Ruta Provincial 47 y, tras pasar el pueblo de La Choza, se llega al destino.
Refugio para quienes buscan una pausa del ritmo urbano, Lozano es una joya detenida en el tiempo. Ideal para una escapada de invierno, su silencio, sus postales de otro siglo y su calidez invitan a volver.

