Cómo es Pipinas, el pueblo bonaerense que está a menos de dos horas de CABA y se destaca por su pastelería casera – GENTE Online
 

Cómo es Pipinas, el pueblo bonaerense que está a menos de dos horas de CABA y se destaca por su pastelería casera

Tranquilidad, calles de campo y la calidez de su gente convierten a la localidad en un destino único para conocer.
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A menos de dos horas de la Ciudad de Buenos Aires, existe un pueblo que invita a bajar el ritmo y a descubrir la esencia más auténtica del campo bonaerense. Se trata de Pipinas, una pequeña localidad del partido de Punta Indio que sorprende con su historia, sus paisajes rurales y su irresistible pastelería casera, famosa entre los viajeros que pasan a buscar pastelitos o empanadas antes de seguir camino.

Pipinas nació en 1913, alrededor de su estación de tren, y vivió un gran auge económico con la llegada de la fábrica de cemento CORCEMAR en 1938. Durante décadas, el pueblo creció de la mano de la industria, hasta que la planta cerró en 2001, dejando a muchos vecinos sin trabajo y a un pueblo entero sin su motor productivo. Sin embargo, en lugar de resignarse, un grupo de habitantes decidió reinventarse y creó Pipinas Viva, una cooperativa que recuperó el antiguo hotel de la fábrica y puso en marcha uno de los primeros proyectos de turismo comunitario de la provincia de Buenos Aires.

Un paseo entre cohetes, historia y aroma a panadería

Una de las postales más curiosas de Pipinas es el Tronador II, un modelo a escala real del cohete del proyecto espacial argentino, visible desde la ruta y testimonio de la conexión de esta región con el desarrollo científico nacional. Es habitual que los visitantes se detengan a sacar fotos antes de entrar al pueblo.

Uno de los pueblos más encantadores de la provincia

El mejor plan es recorrerlo a pie. Al dejar el auto, el visitante se sumerge en un lugar donde las bicicletas descansan sueltas, los chicos juegan sin miedo en las veredas y todos los vecinos saludan aunque no te conozcan. Las calles, flanqueadas por árboles frondosos y casas bajas, transmiten una paz que no se encuentra en los destinos turísticos masivos.

Frente a la estación de servicio, la panadería del pueblo es parada obligada: allí se venden pastelitos caseros de dulce de membrillo y batata, empanadas de carne al horno y budines que son celebrados por los turistas y encargados por familias de pueblos vecinos.

Entre los favoritos de Pipinas también está El carrito de la 36, famoso por sus berenjenas en escabeche y su parrillada completa, y La Estación, un restaurante de pizza y minutas atendido por sus dueños, ideal para una cena sencilla antes de regresar a casa.

El símbolo de la recuperación local es el Hotel Pipinas, restaurado por la cooperativa, donde además de hospedarse, los viajeros pueden disfrutar de su restaurante con platos típicos y visitar sus espacios culturales, que funcionan como centro de actividades artísticas y de formación.

Para cerrar el paseo, nada como sentarse en la calle Loma Negra y contemplar el atardecer entre los árboles, con los últimos rayos de sol iluminando los muros ocres de las viejas construcciones fabriles.

Cómo llegar a Pipinas

Desde CABA se puede acceder por la autopista Buenos Aires – La Plata hasta la ruta 2 y luego desviar hacia la Ruta Provincial 36 hasta el kilómetro 53. También se puede ir en tren o micro hasta La Plata y desde allí tomar un Bus Expreso La Plata que llega directamente al pueblo.

Pipinas es un viaje al pasado reciente de la provincia, pero también un recordatorio de la fuerza de su gente para reinventarse. Entre calles tranquilas y pastelitos recién horneados, es un destino ideal para quienes buscan descubrir la verdadera esencia bonaerense en una escapada diferente.

 
 

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