Con apenas 300 habitantes, calles empedradas y un pasado ligado al oro, La Carolina es uno de esos destinos que parecen detenidos en el tiempo. Ubicado a 86 kilómetros de la ciudad de San Luis y a 1.500 metros sobre el nivel del mar, este pequeño pueblo argentino fue distinguido en 2023 por la ONU Turismo como uno de los más lindos del mundo. Y ahora, para preservar su esencia, tomó una decisión que lo alinea con otras joyas turísticas del país: se convirtió en un pueblo peatonal.
Siguiendo los pasos de La Cumbrecita, en Córdoba, y Purmamarca, en Jujuy, La Carolina impulsó la peatonalización de su casco urbano con el objetivo de proteger el entorno natural, su arquitectura colonial y la tranquilidad que lo caracteriza.
Durante los fines de semana de temporada alta, los vehículos deben permanecer estacionados en la entrada del pueblo, donde se abona un pequeño arancel a beneficio. La única excepción la tienen las personas embarazadas, con discapacidad o movilidad reducida, que pueden ingresar en auto con autorización de la oficina de turismo local.

La propuesta busca fomentar una experiencia distinta, en la que los visitantes recorran el pueblo a pie o en bicicleta. Lejos del turismo masivo y del bullicio de las grandes ciudades, La Carolina apuesta a un vínculo más consciente y respetuoso entre el turista y la comunidad local. El resultado es una estadía serena, en contacto con la naturaleza y con la historia de un lugar único.
La Carolina nació a fines del siglo XVII y tuvo su apogeo a partir del hallazgo de oro en la zona. Hoy, ese pasado puede experimentarse a través de la actividad “Minero por un día”, que permite visitar una antigua mina y explorar el mítico río Amarillo, donde se enseñan técnicas de extracción utilizadas siglos atrás.
Arroyos que delimitan su geografía, montañas que enmarcan el paisaje y casas de adobe que aún conservan sus formas originales son parte del encanto de este rincón sanluiseño. Además, la decisión de volverse peatonal no solo cuida el patrimonio local, sino que también reduce la contaminación sonora y del aire, alineándose con las nuevas tendencias del turismo responsable.

El reconocimiento internacional por parte de ONU Turismo se basa, justamente, en esta combinación de historia viva, paisajes imponentes y sostenibilidad. La Carolina se presenta hoy como un destino ideal para quienes buscan desconectar, disfrutar de la calma y redescubrir la belleza de lo simple.
Con cada visitante que llega a paso lento, el pueblo reafirma su identidad: la de un lugar pequeño que eligió preservar lo esencial y abrirse al mundo sin perder su alma.