Hasta finales del siglo XIX, las pulperías y los almacenes de ramos generales eran el eje de la vida social en todos los pueblos rurales de la provincia de Buenos Aires. Los parroquianos y viajeros compraban provisiones y allí se relacionaban en sus ratos libres.
En el siglo XVIII existían 1.000 pulperías en la provincia, muchas de ellas atendidas por inmigrantes italianos, libaneses y españoles. Con el tiempo, algunas se transforman en almacenes de ramos generales y en la actualidad, quedan una cincuentena que están abiertas y activas.

Patrimonio cultural e histórico de la provincia que han resistido el paso del tiempo y siguen transmitiendo costumbres. Siguen vendiendo productos pero además han incluido mesas, y con ellas un menú con identidad que fue creando lo que se conoce como gastronomía pulpera.
Los Ombúes - Exaltación de la Cruz
Es la más antigua de toda la región y lleva ese nombre por los dos ejemplares de ombúes que señalan su acceso. Emplazado en un solitario paraje, cerca del río Areco, ya las crónicas de viajeros daban cuenta de su existencia a finales del siglo XVIII.
Sigue cumpliendo las mismas funciones que en el pasado: ser el punto de reunión de los pueblerinos, ya sea para abastecerse de mercaderías como para enterarse de las últimas noticias o jugar una partida de bochas, de truco, o de villar.
El Recreo - Chivilcoy
El Recreo, ubicado en Chivilcoy se fundó en 1881 por el inmigrante genovés Carlos Rossi. La estructura del edificio, con sus muebles de madera maciza, estanterías repletas de envases de época, cajas registradoras, sifones y morteros, sigue transmitiendo el espíritu de un pasado glorioso.
Desde sus inicios, fue más que un simple comercio: servía como parada obligatoria para los viajeros que se dirigían hacia el oeste bonaerense, funcionando incluso como albergue. Este emblemático almacén poseía uno de los primeros teléfonos del área rural bonaerense. Entonces, productores, paisanos y comerciantes llegaban para hacer negocios, comunicarse con familiares lejanos y, por supuesto, disfrutar de un buen rato entre amigos.

Mira-mar - Bolívar
Esta pulpería fue nombrada por Don Mariano Urrutia y hoy es atendida por su dueño, bisnieto del fundador, quien mantiene la vigencia de este lugar detenido en el tiempo y la historia.
Se localiza a treinta y cinco kilómetros de la cabecera del partido, y fue muy visitada por los viajeros ya que se encontraba en el paso del viejo Camino Real, que unía al interior del país con el puerto de Buenos Aires desde la época de la colonia.

Esta pulpería tiene todas las características de la que construyó el mapa bonaerense: piso de tierras, rejas, botellas de barro de ginebra, aperitivos y un mobiliario que no pierde vigencia.
Bar 2 de Mayo-San Andrés de Giles
Conserva la misma estética que lo vio nacer y sigue siendo un punto de encuentro para huir de la modernidad. La esquina de ladrillos a la vista y aberturas pintadas de verde inglés fue construida por Eleuterio Rodríguez, un inmigrante asturiano.

En 1944 Eleuterio le vendió el negocio a Juan Pedro García, padre del actual propietario, quien no sólo preservó el nombre original del boliche, sino que dedicó su vida a sostener un pedazo de historia de la localidad.
Esquina de Arguas - Mar Chiquita
Fundada en 1817, a 17 km de Coronel Vidal, conserva su estructura original de adobe, el clásico mostrador y el enrejado. Fue posta gaucha y centro vital del pueblo: vendía alimentos, ropa, medicinas y hasta funcionaba como correo y alojamiento. Es de las más antiguas del país y conserva sus características originales de rancho antiguo de adobe con su mostrador y enrejado intactos.
Pulpería de Cacho Dicatarina- Mercedes
Construida en 1830, es parte viva del imaginario de Don Segundo Sombra. Tiene palenques originales, botellas centenarias y sirve picadas con chacinados locales.

Nada ha sido reciclado y desde su fachada exterior, invita a sumergirse en hábitos y costumbres del pasado. El salón no se ha tocado en 195 años con estanterías que permanecen como hace un siglo. Se conserva el palenque en el que los gauchos ataban a sus caballos y se pueden observar viejas botellas de vinos, licores y vasijas.
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