Las suculentas se ganaron un lugar especial en los hogares: ocupan poco espacio, lucen bien en cualquier rincón y requieren menos cuidados que la mayoría de las plantas. Sin embargo, su apariencia fuerte suele engañar: un exceso de agua o una maceta inadecuada puede hacer que se pudran en pocos días. Para que eso no ocurra, hay algunos secretos que conviene tener en cuenta.
1. Controlar el riego
El error más común es regarlas de más. Las suculentas almacenan agua en sus hojas y tallos, por lo que no necesitan riego frecuente. Lo ideal es hacerlo solo cuando la tierra esté completamente seca. En verano, puede ser cada 7 o 10 días; en invierno, incluso cada dos o tres semanas.
2. Usar la maceta adecuada
La elección del recipiente es clave. Las macetas de barro o cerámica permiten que el sustrato respire mejor y eliminan el exceso de humedad. Además, deben tener agujeros de drenaje en la base: sin ellos, las raíces se pudren fácilmente.
3. Elegir un sustrato con buen drenaje
Olvidate de la tierra negra de jardín. Las suculentas necesitan una mezcla liviana que permita escurrir el agua con facilidad. Podés usar sustrato especial para cactus, o combinar tierra común con perlita y arena gruesa en partes iguales.
4. Darles mucha luz (pero no sol directo constante)
Estas plantas adoran los espacios luminosos, aunque el sol fuerte de mediodía puede quemar sus hojas. Lo ideal es ubicarlas cerca de una ventana o en un balcón con luz indirecta. Si las hojas se estiran demasiado o pierden color, es señal de que necesitan más claridad.
5. No abusar del fertilizante
Las suculentas crecen despacio y no requieren muchos nutrientes. Un fertilizante específico para cactus, aplicado una o dos veces por temporada, es más que suficiente.
Con estos simples cuidados, tus suculentas pueden vivir años y multiplicarse fácilmente por esquejes. Un poco de atención y equilibrio es todo lo que necesitan para crecer sanas, compactas y llenas de color, sin riesgo de pudrirse.
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