El baño es uno de los espacios menos aprovechados del hogar cuando se trata de decoración natural. Sin embargo, cada vez más personas descubren que incorporar plantas en este ambiente no solo aporta frescura y color, sino que también mejora la calidad del aire y genera una sensación inmediata de bienestar. El truco está en saber elegir las especies adecuadas: no todas toleran la humedad constante ni la falta de luz directa.
Las plantas tropicales suelen ser las grandes aliadas para este tipo de espacios. Originarias de zonas cálidas y húmedas, están acostumbradas a convivir con el vapor y la condensación del agua. Entre ellas, la sansevieria (también conocida como lengua de suegra) es una opción infalible: necesita muy poca luz, apenas algo de riego y resiste incluso los descuidos.
Otra especie ideal es el helecho, un clásico de hojas frondosas que ama la humedad ambiental. Colocarlo en una repisa o colgado cerca de la ducha lo hará lucir en su máximo esplendor. Lo único que requiere es mantener el sustrato ligeramente húmedo y evitar las corrientes de aire frío.
Si buscás algo más exótico, el potus es una opción segura. Su follaje verde con vetas doradas crece en cascada y puede adaptarse tanto a macetas colgantes como a frascos de vidrio con agua. Además, ayuda a purificar el aire, lo que lo convierte en un aliado perfecto para espacios cerrados.
La zamioculca, por su parte, es una planta de bajo mantenimiento y gran resistencia. Soporta poca luz, poca agua y mucha humedad, por lo que se lleva de maravillas con los baños sin ventana. Su brillo natural, además, aporta un toque sofisticado sin esfuerzo.
Para quienes tienen un baño luminoso, la orquídea puede ser una joya. Sus flores duran semanas y aportan elegancia, pero es clave ubicarla lejos del agua directa y mantener una ventilación suave. También puede funcionar muy bien el bambú de la suerte, una especie versátil que crece incluso solo con agua y unas piedras decorativas.
Más allá de la elección, el secreto está en el mantenimiento. Es fundamental controlar que las macetas tengan buen drenaje para evitar que las raíces se pudran, y limpiar las hojas cada tanto para quitar el polvo que puede acumularse con el vapor.
Un tip extra: si tu baño no tiene ventana o recibe muy poca luz natural, podés colocar tus plantas cerca de una fuente de luz artificial cálida o usar luces LED de crecimiento. De esa manera, las ayudarás a mantenerse verdes, firmes y sanas todo el año, incluso en los días más grises.
