Se trata de un nutriente esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo que ayuda a la coagulación de la sangre y mejora nuestra calidad de vida.
La vitamina K es un nutriente vital para la salud de nuestro organismo. Esta vitamina soluble en grasa es importante para la coagulación de la sangre, así como para la salud ósea y cardiovascular.
Existen dos formas principales de vitamina K: la vitamina K1 (filoquinona) se encuentra en vegetales de hojas verdes, mientras que la vitamina K2 (menaquinona) se produce en el intestino humano y también se encuentra en alimentos de origen animal.
La vitamina K es fundamental para el proceso de coagulación de la sangre, ya que ayuda a activar ciertas proteínas que intervienen en este proceso. Sin suficiente vitamina K, las personas pueden tener mayor riesgo de sangrado excesivo.
Además, esta vitamina también es importante para la salud ósea, ya que ayuda a que el calcio se fije en los huesos y previene su acumulación en las arterias, lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Alimentos como espinacas, brócoli, col rizada, coles de Bruselas, repollo, espárragos y coliflor son ricos en vitamina K1. Los alimentos ricos en vitamina K2 incluyen carne, huevos, queso y productos fermentados como el natto y el chucrut.
Es importante asegurarse de obtener suficiente vitamina K en nuestra dieta diaria para mantener una buena salud. La ingesta recomendada de vitamina K para adultos es de 90 microgramos al día para las mujeres y 120 microgramos al día para los hombres.
Este nutriente es esencial para la coagulación sanguínea, la salud ósea y cardiovascular. Incorporar alimentos ricos en vitamina K en nuestra dieta diaria es esencial para mantener una buena salud a largo plazo.