"Tengo miedo de volver a la cárcel"
-Rímolo, ¿tiene miedo de volver a la cárcel?
-No, porque creo muchísimo en Dios, en la justicia y en mi abogado, Fernando Burlando. Por eso estoy tranquila.
Esta fue la primera respuesta de Mónica Cristina Giselle Rímolo (39) a una entrevista que comenzó el viernes 9 de mayo pasadas las seis de la tarde y terminó el lunes, más o menos, a la misma hora. Fue una charla que se extendió por sus continuas postergaciones. Desde que Rímolo está en libertad, pasa más de ocho horas por día en las oficinas de su abogado "estudiando la causa y sus posibles derivaciones". Vive acelerada, pero a veces hasta se anima a bromear cuando a metros del despacho de Fernando Burlando se cruza con Alfredo Pesquera, otro de los célebres defendidos por el famoso penalista platense. "Cambié de abogado porque seguí el juicio de Rodrigo y escuché que asegurabas que te defendía el mejor del país", le comenta Giselle al verlo llegar. Pesquera le propone hacer un particular estudio de mercado: "Voy a ir preguntándole a la gente qué opina sobre tu caso. Yo hacía lo mismo con los taxistas antes de mi juicio oral", le cuenta con su voz ronca.
El reportaje transcurría en forma normal hasta que sonó su teléfono celular. La novedad no fue para nada auspiciosa: "La doctora Seccardini declaró y quedó detenida. La mandan a Ezeiza", la informaron del otro lado de la línea. Entonces, la cara de Rímolo se transformó. "No entiendo por qué pasó esto. Me cayó re mal. No sé por qué el juez la dejó detenida. ¿Será porque estaba prófuga?".
Susana Seccardini era una de las médicas del plantel de profesionales que formaba parte de CIDENE, la archifamosa clínica de Mónica Rímolo. Cuando el viernes, el juez Mariano Bergés y el fiscal Martín Niklison la interrogaron, la médica aportó una respuesta que puede resultar clave en la continuidad de la causa y en el futuro de la novia de Silvio Soldán.
-¿Mónica Rímolo atendía o no a los pacientes? -fue la consulta principal para Seccardini.
-Sí, ella atendía, pero en realidad se dedicaba más que nada a la gente de los medios y de algún estrato social importante. Aunque muchos de ellos, por mi especialidad (N. de la R.:
cardióloga), pasaban por mis manos.
Otros de los testimonios brindados por Seccardini, que según fuentes judiciales Bergés tendría en cuenta para la futura resolución de la causa, aseguraron lo siguiente:
" … Ella incorporaba esa terapia como si fuera propia, cuando en realidad eso podía ser entregado por cualquier persona. Nos daba el mismo discurso que hacía en televisión".
"…Yo siempre la califiqué como con personalidad altruista, en el sentido de que en realidad de agrandada. Es decir, como si al estar en los medios de comunicación se pudiera llevar el mundo por delante".
"…Recién cuando le hice un juicio laboral me enteré de que no era médica".
"…Ella enfatizaba mucho en que se le dijera 'doctora', era algo permanente, y de tanto decirlo se creaba la imagen de que era la 'doctora'
Rímolo. "…En el momento en que que yo estaba en la clínica, quienes disponían sobre qué tratamiento realizarle a cada persona eran la doctoras Pereyra y Rímolo".
por Miguel Braillard y Darío Ríos
informe: Darío Villarruel
fotos: Leandro Montini
"Están haciendo lo imposible para involucrarnos a mí y a Silvio. Pero voy a seguir luchando", asegura la autotitulada doctora, preocupada porque siente que su libertad está en juego.
"Silvio siempre fue una persona muy activa sexualmente, incluso parejas anteriores también lo han destacado. Como amantes, nos llevamos bien desde el primer día"